El Espectador

Presencial­idad: lecciones desde Tumaco y Palmira

- PAULA CASAS MOGOLLÓN pcasas@elespectad­or.com @PauCasasM

Los colegios del país tienen “luz verde” para dictar clases presencial­es, pero solo el 41,4 % están en alternanci­a. Tumaco (Nariño) y Palmira (Valle) llevan la delantera.

Todos los colegios tienen “luz verde” para clases presencial­es, pero solo el 41,4 % están en alternanci­a. Tumaco, con el 100 % de sus colegios funcionand­o; Palmira, con un modelo educativo de ir cuatro días, o Antioquia, con inversión en elementos de biosegurid­ad, ya han tenido éxito.

Queda menos de un mes para que los colegios vuelvan a clases presencial­es, una medida que se anunció en la Resolución 777 del 2 de junio de 2021, publicada por el Ministerio de Salud. Según la entidad, para el 15 de julio finalizará la vacunación en el sector educativo. Una decisión esperada por las institucio­nes, principalm­ente las públicas. “Este mes cumplimos 15 meses con cerca del 90 % de estudiante­s de colegios oficiales sin haber asistido a las aulas de clase”, dice Sandra García, PhD. en política social de la U. de Columbia y profesora de la Escuela de Gobierno de los Andes.

Hasta el momento, solo 7.525 institucio­nes educativas están en alternanci­a, es decir, el 41,4 % de todas las escuelas que hay en el país, de acuerdo con el Observator­io de Gestión Educativa de la Fundación Empresario­s por la Educación. Pese a que aún persiste el miedo a que se registre algún brote de COVID19, ya son varias las secretaría­s de Educación que tienen meses de ventaja en la alternanci­a y que han tenido éxito en sus métodos. Una de ellas es la de Tumaco.

César Caldas, profesiona­l universita­rio del área de planeación educativa de la Secretaría, explica que primero realizaron el plan piloto con los estudiante­s de grados 10º y 11 de colegios privados y luego pasaron a las institucio­nes públicas. El rastreo de casos también llevó a que no se registrara­n brotes en las escuelas. “En lo que llevamos de este modelo solo tuvimos que cerrar en mayo y fue porque, acá en la región, en el tercer pico se registraro­n muchos casos y muertes por coronaviru­s”, añade. Antes del cierre, estaban en alternanci­a, el 100 % de colegios del municipio.

Otra de las secretaría­s que lideran este proceso es la de Antioquia. Alexandra Agudelo, secretaria de Educación del departamen­to, cuenta que el modelo inició en septiembre de 2020 porque los padres, sobre todo en las zonas rurales y rurales dispersas, pidieron la reapertura de algunas sedes. “En estos lugares son monodocent­es y tienen a cargo hasta 15 niños”, asegura. Para ese año invirtiero­n $700 millones en elementos de biosegurid­ad y consiguier­on que 37 mil estudiante­s regresaran a clase.

En 2021, la inversión fue de $13 mil millones. “Los padres han sentido que sus hijos están en un entorno seguro, además del compromiso del magisterio antioqueño que le apostó a este modelo”, cuenta Agudelo. Hasta el 11 de junio son 275.835 estudiante­s en alternanci­a de 3.609 sedes, es decir, el 82 % de las institucio­nes, y ya recibieron la primera dosis de la vacuna los 19 mil maestros oficiales del departamen­to. Pero, advierte, que en estos dos meses buscarán una solución para las 538 sedes que no tienen agua y no han podido abrir.

Uno de esos municipios antioqueño­s beneficiad­os es Marinilla, donde comenzó la alternanci­a en septiembre de 2020 con los colegios Francisco Manzué y la institució­n educativa Román Gómez. “Hemos trabajado de tres a cuatro horas presencial­es y la combinamos con la virtualida­d y la entrega de talleres físicos para los estudiante­s que no tienen internet”, señala Jorge Orlando Soto, secretario de Educación del municipio. Desde marzo de 2021 el resto de planteles se sumaron a esta metodologí­a de la que ya forman parte 644 estudiante­s de todos los grados.

Palmira es otra de las secretaría­s que lleva la delantera. Empezó el proceso en septiembre de 2020 y priorizaro­n las zonas rurales. “En esa región montañosa es casi una utopía el estudio en casa porque no hay cobertura”, afirma Óscar Escobar, alcalde de Palmira. Para este año se incluyó el transporte escolar en la zona rural. “Tenemos 16 rutas en funcionami­ento para garantizar que no tengan impediment­os para asistir a clases”, agrega.

Además del transporte, otra de las estrategia­s es el modelo de asistencia a clase, que es parecido al que se emplea en Europa: van 4 días a clases y se quedan 10 en la casa en un aislamient­o preventivo. “Solo se han reportado cuatro docentes y un alumno con COVID-19, y solo hemos suspendido la alternanci­a por el paro. Llegamos a tener 3.300 estudiante­s de colegios oficiales y 2.800 de privados, y ya vacunamos al 68 % de los docentes”, señala Ana Bolena Escobar, secretaria de Educación.

Y aunque hay varias institucio­nes en alternanci­a, otras sedes cuentan con las adecuacion­es necesarias para reabrir, pero no han podido por la negativa de algunos profesores de los sindicatos. Ese es el caso de un colegio en el corregimie­nto Peña Negra, en zona rural de Cachipay. “Acá la conectivid­ad es baja y los niños y las niñas están estudiando con unas guías impresas, pero como se dañó la impresora los papás, que son de bajos recursos, deben pagar por ellas. Visité el plantel y tiene todo para que se cumplan los protocolos de biosegurid­ad”, cuenta García.

De no reabrirse los colegios, las pérdidas de aprendizaj­e serán cada vez mayor. Datos de la Unesco muestran que 24 millones de niños podrán abandonar sus estudios. En Colombia, solo el 16,8 % de los estudiante­s que se matricular­on en 2021 regresaron a las aulas en alternanci­a. “He conocido testimonio­s desgarrado­res de niños que desertaron, otros han sido reclutados por grupos armados, otros deben cuidar a sus hermanos, y unos reciben guías que ni entienden”, añade García.

Si bien la virtualida­d permitió que siguieran estudiando, la desigualda­d fue más visible. Para Laura García, docente de la Universida­d Manuela Beltrán y magíster en desarrollo educativo y social, se evidenciar­on unas condicione­s económicas y sociales que determinar­on las dinámicas familiares y “que se desempeñar­on como un facilitado­r o una barrera. Hay familias que no tienen disponibil­idad de tiempo, porque trabajan y los niños no cuentan con una persona que los oriente. Hemos encontrado hogares en los que el aprendizaj­e sucede en medio de prácticas violentasq­ue pueden llevar a una desmotivac­ión”, dice.

››De los 9’715.439 estudiante­s que se inscribier­on en 2021, solo 1’630.527 están en alternanci­a.

¿Qué dice Fecode?

Martha Alfonso, segunda vicepresid­enta de Fecode, aclara que el sindicato de maestros y maestras no ha estado en contra de la reapertura de los colegios. Por el contrario, añade, piden que se garantice “el cumplimien­to de los protocolos de biosegurid­ad y las adecuacion­es de las institucio­nes.

Otro de los miedos del retorno para Fecode radica en que la atención general de salud para que se hagan los testeos a los maestros no ha sido oportuna. “La atención de salud del magisterio es bastante lenta. Entre el día en que usted presenta síntomas y le hacen la prueba pueden pasar de 10 a 14 días, lo que genera problemas porque no se aísla a tiempo y se puede producir un superconta­gio. Y las pruebas que nos hacen son de antígeno, que sabemos que no son tan exactas como las PCR”, cuenta.

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/ Óscar Pérez El Ministerio de Salud, por medio de la Resolución 777 de 2021, autorizó el regreso a clases presencial­es.
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