El Espectador

Los cambios que promete la reforma al Estatuto Orgánico

- MÓNICA RIVERA RUEDA mrivera@elespectad­or.com @Yomonriver

Con la aprobación del proyecto no solo se da vía libre a Claudia López para crear más localidade­s, sino que se cambian el papel y la forma como se eligen los alcaldes locales. Mientras algunos alertan que habrá mayor burocracia, otros aseguran que se fortalecer­án las alcaldías locales.

El Congreso aprobó la reforma al Estatuto Orgánico de Bogotá, documento que dicta los lineamient­os políticos, administra­tivos y fiscales bajo los que se rige la capital. Aunque no se trató de una reestructu­ración, sí incluyó modificaci­ones que desde hace años se venían pidiendo y que darán vía libre a propuestas como la de ampliar el número de las localidade­s de la ciudad. Su aplicación tomará tiempo, pero desde ya hay posiciones encontrada­s con respecto a su funcionali­dad y a los nuevos roles que se determinar­on.

Varias de las modificaci­ones incluidas en el documento final (18 artículos) se pueden agrupar, como es el caso de los nuevos roles que se dan a los alcaldes locales. Pese a que en un principio el proyecto proponía cambiar el método para su elección, al final se excluyó debido a que requiere modificaci­ón constituci­onal. Lo que sí quedó en claro fue que deberán cumplir con los requisitos máximos que tienen los secretario­s de despacho, es decir: título profesiona­l, uno de posgrado y experienci­a.

Sumado a esto, se pide paridad en la elección de los alcaldes locales, por lo que el 50 % tendrán que ser mujeres, mientras que con respecto a su administra­ción se incluyó la creación de gabinetes locales, en los que estarán delegados de cada secretaría, reuniones semestrale­s con la Secretaría de Gobierno, para articular acciones, y un nuevo Consejo Distrital de Gobierno para Asuntos Locales, que atenderá únicamente los asuntos de las localidade­s, en los que se reunirá el mandatario mayor, los secretario­s y los alcaldes locales.

Con respecto a las juntas administra­doras locales (JAL), dentro de lo más destacado está que ahora podrán citar a funcionari­os a debates de control político, así como acceder a mesas de apoyo técnico por localidad y presentar ante el Concejo proyectos de acuerdo concernien­tes a su territorio. Del mismo modo, ahora del presupuest­o distrital, se tendrá que asignar a las localidade­s mínimo el 12 %.

Por último está la creación de las nuevas localidade­s. Además de que permite la consolidac­ión de localidade­s rurales con condicione­s diferentes a las urbanas, teniendo en cuenta los criterios demográfic­os, sociales y ambientale­s, deja en manos del Plan de Ordenamien­to Territoria­l su creación y delimitaci­ón.

Al respecto, el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, resaltó que la actualizac­ión del Estatuto, que no se modificaba desde hace 28 años, es importante en la medida que no considerab­a las dimensione­s de localidade­s como Suba y Kennedy. “Son más grandes que ciudades como Barranquil­la y Cartagena. Esta realidad local demanda mayores presupuest­os, mayor descentral­ización y mayor capacidad institucio­nal desde las alcaldías locales, con gabinetes locales y un aumento presupuest­al e instrument­os para que el territorio se ordene de mejor manera y responda al estallido social que vive Bogotá y Colombia”.

En este mismo sentido, José Daniel López (Cambio Radical), uno de los promotores del proyecto, resalta que “es la primera vez que se reforma el Estatuto luego de más de 15 intentos fallidos y se hace en el tema que más riesgos ha mostrado en el Distrito, que son las alcaldías locales. Este proyecto es parte de una saga sin precedente­s de logros legislativ­os a favor de Bogotá: la segunda vuelta para elegir alcalde mayor, la Región Metropolit­ana, el Estatuto de Ciudades Capitales y, ahora, la reforma al Estatuto Orgánico de Bogotá”.

Desde el Concejo la reforma no se vio con el mismo optimismo. Algunos cabildante­s cuestionar­on la burocracia que se podría generar, mientras que otros, como Carlos Carrillo, Carlos Fernando Galán, Susana Muhamad y Sara Castellano­s cuestionar­on que se deje en manos de una herramient­a de planeación, como el POT, una decisión administra­tiva como lo es la conformaci­ón de nuevas localidade­s. “Implicaría que una decisión trascenden­tal en materia de representa­tividad, política y democrátic­a, quedará en manos de la aprobación exclusiva de la administra­ción distrital, en caso de que el Concejo de Bogotá no decida sobre el POT”, indicó Carrillo (Polo).

Asimismo, dentro de la reforma se incluyeron otros dos puntos que no están relacionad­os con las alcaldías locales, pero que también podrían representa­r grandes cambios. Por un lado está la creación de un régimen salarial especial para empleados públicos, que tendrá que reglamenta­r el Gobierno Nacional en los próximos seis meses. Junto a esto se determina que ciertos recursos adicionale­s del presupuest­o ya no deberán pasar por el Concejo, así como tampoco la aprobación de vigencias futuras en determinad­as circunstan­cias.

Con la suerte de su lado, el Distrito tiene vía libre para ejecutar su propuesta de que en la ciudad haya 32 unidades de planeación que reemplazar­ían a las localidade­s y que de reglamenta­rse con el POT, a finales de diciembre, podrían entrar en rigor para 2028. La discusión no la tendrá fácil en el Concejo, donde además deberán reglamenta­rse otras de las disposicio­nes de esta nueva reforma.

››Además,

se permitirá aprobar vigencias futuras ordinarias sin la discusión y aprobación del Concejo.

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