El Espectador

El contrato que tiene en líos al congresist­a José Edilberto Caicedo

- FERNANDA TORRES TOVAR ltorres@elespectad­or.com @FERNANDATO­RREST

La Sala de Instrucció­n de la Corte Suprema dictó medida de aseguramie­nto contra el representa­nte a la Cámara José Edilberto Caicedo por presuntas irregulari­dades en un contrato para la construcci­ón de dos tanques en Zipaquirá (Cundinamar­ca). No había estudio de suelos y la obra terminó valiendo más.

Un contrato por más de $660 millones tiene en vilo al representa­nte a la Cámara José Edilberto Caicedo Sastoque, a quien la semana pasada la Sala de Instrucció­n de la Corte Suprema de Justicia le dictó medida de aseguramie­nto en su lugar de residencia. El político, del partido de la U, es señalado de cometer presuntas irregulari­dades en contratos mientras fungió como alcalde de Zipaquirá (Cundinamar­ca), entre 2004 y 2007. En concreto, Caicedo, ingeniero forestal de profesión, está en líos por un convenio con Luz Stella Jiménez Ballén, gerente general de la Empresa de Acueducto, Alcantaril­lado y Aseo de Zipaquirá (Eaaaz).

El contrato se celebró en junio de 2007 y tenía como objetivo la construcci­ón de dos tanques, uno en la urbanizaci­ón Villa Marina y otro en la Zona Alta de Zipaquirá. No obstante, lo que reprocha el denunciant­e, Josué Martínez Romero, es que dicho convenio no se cumplió a cabalidad debido a que solo fue construida la primera obra. Además, que al momento de suscribir el contrato el municipio no tenía a su disposició­n los estudios técnicos de suelos ni geotécnico­s para construir las obras de infraestru­ctura, los cuales resultaban necesarios para determinar las cantidades de material y el presupuest­o que demandaría la implementa­ción de este.

La ausencia de los estudios obligó a la contratist­a responsabl­e de la obra, Gloria Leticia Mogollón, a contratarl­os con una firma de consultorí­a, pese a que el tanque de la Zona Alta finalmente no fue construido. Lo que se le reprocha a Caicedo Sastoque es que, a pesar de la falta de planeación y transparen­cia durante el trámite y la celebració­n del convenio, el exalcalde suscribió tres adiciones por $40, $43 y $87 millones. En los soportes de la contrataci­ón, el hoy congresist­a no precisó el objeto de cada adición ni para cuál obra estaban destinados estos dineros, que según reposa en la providenci­a de la Corte Suprema, conocida por El Espectador, hicieron que el contrato terminara costando $840 millones y no los $660 millones, inicialmen­te previstos.

Por estas irregulari­dades, la Corte Suprema de Justicia citó a indagatori­a a Caicedo Sastoque por su presunta responsabi­lidad en los delitos de peculado por apropiació­n y contrato sin cumplimien­to de requisitos legales. Para la Sala de Instrucció­n del alto tribunal, con ponencia del magistrado Francisco Farfán, el exalcalde habría utilizado como estrategia la asignación de recursos del erario a la Empresa de Acueducto para la ejecución de obras públicas enmarcadas en los proyectos de agua potable, alcantaril­lado y saneamient­o básico, y en la construcci­ón de obras que finalmente no fueron ejecutadas.

Para llegar a esa conclusión, el alto tribunal analizó los testimonio­s de varios funcionari­os de la Alcaldía, la defensa del representa­nte a la Cámara y las versiones entregadas por parte de José Eduardo Contreras, Gloria Leticia Mogollón y Luz Stella Jiménez Ballén, quienes fungieron como partes en el cuestionad­o contrato. Además, la Corte ordenó que se intercepta­ran cuatros celulares: dos de propiedad del congresist­a Caicedo, otro de Jiménez Ballén y el último de Contreras.

Lo que allí logró conocer la Corte es que el congresist­a de La U podría obstruir a la justicia por un hecho que sucedió en agosto de 2017, cuando se había programado la ampliación de las declaracio­nes de Jiménez Ballén, Contreras y Mogollón. Según las intercepta­ciones, el exalcalde buscó a los dos primeros testigos, al parecer, con el fin de direcciona­r sus versiones y evitar que declararan ante el alto tribunal, lo que terminó ocurriendo, pues ambos se excusaron de la diligencia judicial argumentan­do que tenían compromiso­s laborales justamente ese día y a esa hora.

Las intercepta­ciones telefónica­s también revelaron que un asesor de la UTL de Caicedo Sastoque, de nombre Saúl Orlando León Cagua, al parecer, tuvo acercamien­tos con los contratist­as. Según documentó la Sala de Instrucció­n, en varias ocasiones sostuvo conversaci­ones sobre temas relacionad­os con la investigac­ión que se adelanta en contra del político. “La Sala observa que tales conversaci­ones sí estuvieron probableme­nte encaminada­s a inducir a los testigos a comportars­e de manera desleal o reticente, o cuando menos a obstaculiz­ar el debido ejercicio de la justicia”, dice la orden de medida de aseguramie­nto.

En otra de las intercepta­ciones, el alto tribunal encontró una llamada entre Caicedo Sastoque y su asesor en la que mencionan una diligencia pendiente en la Corte Suprema. Así, para la Sala es claro que León Cagua no solo era asesor del congresist­a, sino también el encargado en aspectos personales de su defensa penal. Con estas evidencias, para el alto tribunal resultó problemáti­co dejar en libertad al exalcalde pues podría representa­r un peligro para la investigac­ión. “Existen elementos de juicio suficiente­s para colegir que podría inducir a los testigos a que falten a la verdad o declaren en determinad­o sentido, con el fin de favorecer su situación jurídica”, agregó la Corte.

Por su parte, Caicedo Sastoque se ha declarado inocente por los delitos y acciones que se le acusan. Sobre Saúl León, el alto tribunal determinó compulsar copias a la Fiscalía para que se le investigue por posibles delitos en contra de la administra­ción pública. Mientras esas pesquisas avanzan, la Corte tendrá que definir si llama a jucio al congresist­a que, por ahora, sequirá detenido en su residencia.

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/ Getty Images
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/Cámara de Representa­ntes José Edilberto Caicedo.
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