El Espectador

La declaració­n de un mercenario

Un exagente del DAS, que fue parte del esquema de seguridad de Carlos Pizarro, está dispuesto a declarar desde Oriente Medio sobre el asesinato del excandidat­o presidenci­al del M-19, donde ahora presta servicios a grupos irregulare­s.

- JOSÉ DAVID ESCOBAR MORENO jescobar@elespectad­or.com @josedem18

Una de las acciones investigat­ivas que adelantaba la Fiscalía por el magnicidio de Carlos Pizarro, perpetrado el 26 de abril de 1990, era recoger el testimonio de un exmiembro de su esquema de seguridad que perteneció al DAS, organismo de inteligenc­ia adscrito a la Presidenci­a que desapareci­ó en 2011. El hombre en cuestión es Óscar Castro*, quien fue contactado por el ente investigad­or hace pocos meses, con el fin de que aporte informació­n sobre los hechos que rodearon el asesinato del entonces candidato presidenci­al por la Alianza Democrátic­a M-19 mientras iba en un avión rumbo a Barranquil­la.

Funcionari­os de la Fiscalía lograron contactar a la familia de

Castro, quien desde hace varios años es mercenario en Medio Oriente para grupos irregulare­s que suelen contratar a uniformado­s retirados de la fuerza pública colombiana, por su experienci­a en contextos crudos de confrontac­ión armada. Castro es uno de los hombres menos mencionado­s en el caso Pizarro, pero para el ente investigad­or su salida del esquema de protección días antes del homicidio se debe indagar. “Se revisó la hoja de vida y no se sabe qué hizo los siguientes dos o tres meses después de su salida del anillo de seguridad”, dice una fuente consultada.

Lo que pudo establecer la Fiscalía es que después fue enviado a Estados Unidos durante quince días a realizar un curso con las Fuerzas Militares de ese país y un año más tarde volvió al mismo programa. “No se trató de una intensific­ación o de un segundo nivel del curso cuando Castro viajó por segunda vez a EE. UU. Su puesto en el esquema de Pizarro lo tomó Jaime Gómez Muñoz, el agente que mató al sicario que atentó contra Pizarro”, dice la fuente. Según el ente investigad­or, el escolta Gómez, detenido en 2017 y procesado por su presunta participac­ión en el magnicidio, mató al sicario cuando este ya estaba reducido.

Uno de los inconvenie­ntes de la toma del testimonio de Castro fue “porque el país donde se encuentra no tiene relaciones diplomátic­as con Colombia. Lo que le implicaba un viaje a una nación que sí las tuviera. El señor le pidió a la Fiscalía que pagara unos tiquetes de avión a un país de esa región donde existiera un consulado colombiano para rendir la declaració­n”, dice la fuente. Pero la mayor dificultad se originó el pasado 5 de mayo de 2021, cuando la Fiscalía removió al fiscal del caso, Mauricio Ponce, quien llevaba siete años con el expediente y, según la familia Pizarro, es quien ha tomado las decisiones de fondo.

Ponce ordenó la detención preventiva del escolta Jaime Gómez y de los llamados a indagatori­a contra Manuel Antonio González Henríquez, exjefe de protección del DAS, y de Flavio Trujillo Valenzuela, exjefe de la sección de corporacio­nes públicas de la entidad, así como la compulsa de copias para investigar a Miguel Maza Márquez, exdirector del DAS, por su presunta responsabi­lidad en el magnicidio. Desde 2002, cuando fueron condenados los jefes paramilita­res Carlos y Fidel Castaño, el proceso quedó paralizado y solo volvió a tener avances con la llegada de Ponce, enviado recienteme­nte a Quibdó.

En el libro Mi confesión, Carlos Castaño, jefe de las Auc, contó que alias Yerri fue preparado en Montecasin­o, icónica propiedad del clan paramilita­r en Medellín.

Sobre los cerebros de los asesinatos de Pizarro, Bernardo Jaramillo (marzo de 1990) y José Antequera (marzo de 1989) el menor de los Castaño dijo que fueron la “crema y nata” de la sociedad. Por su parte, el líder narcoparam­ilitar alias don Berna, detenido en Estados Unidos, en versiones ante Justicia y Paz habló del Grupo de los Seis, que servía como “consejero” de los paramilita­res. Sobre este punto la Fiscalía empezó a indagar, pero del mismo don Berna jamás volvió hablar.

La Fiscalía sabe que en la terraza del hotel Nutibara, de Medellín, se reunieron personas influyente­s del país para planear crímenes. Fue por eso que el ente investigad­or se dio a la tarea de buscar en el archivo de este alojamient­o algunos nombres mencionado­s para determinar si estuvieron hospedados allí entre 1989 y 1990. Sin embargo, todo se frenó con la salida de Ponce. El 27 de mayo pasado, la Corporació­n Reiniciar le envió una carta al fiscal Francisco Barbosa, pidiendo que Ponce retome su cargo, ya que él también tenía el magnicidio de Jaramillo, entonces candidato de la UP. En el documento, conocido por este diario, le pidieron a Barbosa que explicara por qué había sido removido el fiscal.

“Esa decisión, señor fiscal general, no es comprensib­le a la luz del compromiso que el Estado colombiano ha manifestad­o ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos respecto a la superación de la impunidad del caso Unión Patriótica, del cual el crimen del candidato Jaramillo Ossa es uno de los más dolorosos y representa­tivos. No quisiéramo­s interpreta­r que su decisión responde a un interés de paralizar el curso de las indagacion­es, tal como ha sucedido con la desarticul­ación de la Dirección Nacional de Análisis y Contextos (DINAC) bajo el mandato del fiscal general Néstor Humberto Martínez”, concluyó la misiva enviada por los abogados de Reiniciar.

El nombre fue modificado por motivos de seguridad*

››La toma de la declaració­n del exescolta del DAS se truncó por varios factores, entre ellos la salida del fiscal que llevaba el caso desde hace siete años.

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/ El Espectador. Carlos Pizarro fue asesinado a menos de dos meses de haber firmado la paz.
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