El Espectador

¿Qué es la Primera Línea?

- MÓNICA RIVERA RUEDA mrivera@elespectad­or.com @Yomonriver

Estos grupos juveniles están en 10 localidade­s y su origen y peticiones son variados. Protagonis­tas en el paro nacional, se desmarcan del vandalismo.

Aunque no es una figura que exista solo en la capital, en los últimos días han estado en medio de la controvers­ia ante las acusacione­s de la alcaldesa Claudia López, que los señala de estar involucrad­os en vandalismo. Ellos aseguran que no son grupos terrorista­s, mientras que el Distrito insiste en que busca diálogos.

Se puede decir que la Primera Línea (PL) no es una organizaci­ón, sino un concepto. En el caso específico de Bogotá, en la mayoría de localidade­s en las que ha habido enfrentami­entos con el Esmad se han conformado estos grupos, que se identifica­n por los escudos, sus caras tapadas y por portar gafas, cascos y guantes. En esencia, todos se guían bajo la misma base: salen a las calles a hacer resistenci­a y a defender a quienes se encuentran en medio de las confrontac­iones. No obstante, han surgido en medio de procesos diferentes, por lo que sus acciones y peticiones pueden ser varias, y de allí que no se pueda hablar de un grupo en la ciudad.

La Primera Línea no la integran todas las personas que están presentes en los enfrentami­entos con el Esmad, pero sí se pueden identifica­r fácilmente, porque son los que están haciéndole­s frente a los uniformado­s, mientras que detrás puede haber una línea de contraataq­ue, seguida de neutraliza­dores (encargados de disipar el efecto de los gases lacrimógen­os), primeros auxilios, prensa y derechos humanos, según explicó uno de los líderes de este grupo en el Portal de las Américas, en medio de una audiencia pública. Un esquema similar al que utilizan las primeras líneas en otros puntos.

Su origen fueron las protestas en Hong Kong y Chile, donde se comenzaron a agrupar para contrarres­tar la represión policial. En la ciudad comenzaron a aparecer en el marco del Paro Nacional en el 2019, como grupos pacíficos (sin provocar ni agredir) de universida­des públicas, y ahora, más fortalecid­as, en medio de manifestac­iones en las que ya no predominan las movilizaci­ones sino las concentrac­iones y con bases en colectivos locales, como el barrismo local, la educación popular o los grupos ambientale­s y artísticos.

Pero aquí es cuando hay que empezar a diferencia­rlas, pues no se habla del mismo grupo cuando se menciona a la Primera Línea Portal de la Resistenci­a, a la de Suba, Ciudad Bolívar o la calle 80, pues cada una ha surgido por su cuenta y, por consiguien­te, tienen dinámicas diferentes. “En la mayoría hay procesos de base que se han venido articuland­o en los barrios y ahora pertenecen a la Primera Línea, como ocurre en Fontibón, donde resisten con labores sociales y apropiació­n del territorio; en las Américas, por su parte, hay un proceso de resistenci­a más fuerte, pero más disperso, mientras que en el norte la línea es más dada a incidir en los medios y en generar acciones de protestas diferentes a la movilizaci­ón. En otros, como en Suba, también se ven fortalezas en temas puntuales como el ambiental”, señala Amok, uno de los integrante­s de los escudos azules, que también es parte de las primeras líneas.

Seegún el experto en seguridad Néstor Rosanía, esto es importante para explicar que no se puede homogeniza­r a estos grupos como tampoco intentarlo­s incluir en una lógica piramidal jerarquiza­da, dado que no hay un gran mando que las mueva a todas. “No tienen lo que en términos de conflicto se llama comando, control y comunicaci­ón. Lo que se ve es un movimiento social, con una metodologí­a en común y que en Bogotá se han estructura­do como grupos y subgrupos, con agendas de negociació­n diferentes y un propio pliego de peticiones en cada localidad”.

Sobre esto, Carolina Cepeda, experta en movimiento­s sociales en América Latina de la U. Javeriana, indica que este tipo de organizaci­ones son novedosas, pero se requiere reconocer su existencia debido a que el diálogo no debe ser igual que cuando hay un líder establecid­o. “En estos modelos sociales todo parte de tareas donde nadie manda, sino que todos hacen de todo un poquito y eso hace que entiendan la importanci­a de cada labor en terreno. El problema a mediano plazo es que el gobierno distrital o local no logra encontrar con quién hablar, pero también es cuestión de que las mismas organizaci­ones demuestren que pueden conformar comités con personas que se pueden ir rotando”.

Pero no es el único problema. Al no tener líderes reconocido­s, ni un mecanismo que los diferencie, en los últimos días han tenido que salir a desmarcars­e de acciones violentas, como el asesinato del joven motociclis­ta en inmediacio­nes del Portal de las Américas, con un cable atravesado en la calle, así como de su participac­ión en peajes entre cuadras, expendio de drogas en puntos como el parque Mundo o los supuestos comunicado­s contra Transmilen­io, que dieron pie para que la alcaldesa los denunciara penalmente y asegurara que los radicaliza­dos son los que están detrás de los casos de vandalismo.

Al respecto, uno de los líderes de la PL de Suba resalta que sus integrante­s no forman parte de un grupo terrorista. “Lo que hemos visto es que nos están infiltrand­o y, lastimosam­ente, es muy difícil controlar a la gente. Controlamo­s a los compas, a los que están con nosotros, pero seguimos teniendo gente que llega a alborotar el chispero y después sale y se va”.

Ante esto, ayer el Distrito convocó a una mesa con las primeras líneas, pero se levantó luego de que varios de los grupos señalaran que no había garantías. Aunque algunos se refirieron a problemáti­cas estructura­les de la ciudad, que requerían la presencia de la alcaldesa, otros pidieron crear asambleas locales con las comunidade­s, para establecer sus peticiones, pues al fin de cuentas estos grupos son solo una parte de los que se han conformado en medio del paro, por lo que, si bien el Distrito ha reiterado que está abierto al diálogo, aún tiene un camino por construir. Por ahora la PL se mantiene en que continuará en las calles.

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Distrito convocó una mesa de diálogo con las primeras líneas, pero se suspendió luego de que los grupos determinar­on que no había garantías.

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/ Jose Vargas La Primera Línea es la que se para frente al Esmad, en medio de los enfrentami­entos.
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