El Espectador

¿Qué implica el uso de tecnología­s de reconocimi­ento facial en la ciudad?

El Distrito ha tenido diálogos con la Registradu­ría evaluando la viabilidad de acceder a datos para usar esta tecnología. ¿Qué hacer para no afectar la privacidad y otros derechos de la ciudadanía?

- DIEGO OJEDA dojeda@elespectad­or.com @DiegoOjeda­95

El reconocimi­ento facial es de esas tecnología­s que parecen futuristas, pero que a decir verdad están en nuestra cotidianid­ad. El que una máquina analice un rostro y sea capaz de validar una identidad es algo que millones hacen frecuentem­ente, por ejemplo cuando desbloquea­n su teléfono celular. Entre aciertos y desatinos, ciudades como Bogotá han dado pasos para incorporar­las en sus estrategia­s de gobierno, sobre todo en el ámbito de la seguridad.

En este aspecto, la capital de Colombia ha pretendido incorporar­la en su cotidianid­ad como en el infructuos­o sistema de reconocimi­ento facial que se instaló en Transmilen­io, bajo la administra­ción de Gustavo Petro; el helicópter­o Halcón, que usa datos de rostros aportados por Criminalís­tica y es capaz de identifica­r a personas en medio de las movilizaci­ones, o recienteme­nte con las llamadas “cámaras salvavidas”, para imponer fotomultas en las principale­s avenidas.

No obstante, todas han tenido una dificultad: la validación legal de las imágenes para usarlas como evidencia para cualquier proceso. En esta oportunida­d, la administra­ción adelanta gestiones que marcarían un real antes y después en la ciudad: el uso de las fotografía­s de los colombiano­s que tiene la Registradu­ría Nacional para alimentar las bases de datos de reconocimi­ento facial de los sistemas de seguridad del Distrito. Este medio conoció que, de hecho, ya se han adelantado mesas técnicas para evaluar el tema.

En caso de concretars­e, se tendría una real capacidad de aportar en esta tarea, pues según lo dicho a El Espectador por el director nacional de Identifica­ción, Didier Chilito, hace más de un año se logró la codificaci­ón de casi 54 millones de fotografía­s de colombiano­s que desde 1952 han tramitado su cédula. “Esa base de datos robusta permitiría establecer herramient­as tecnológic­as que coadyuven a la seguridad ciudadana”, dice.

Sin embargo, Chilito recalca que solo se lograría un convenio con la Alcaldía hasta que se analicen temas como seguridad de la informació­n, protección de datos, derechos humanos y el uso ético de estas tecnología­s. “La idea es generar una herramient­a eficiente y responsabl­e con los derechos de los colombiano­s”, agrega.

No obstante, es normal que exista desconfian­za en la ciudadanía ante proyectos como estos, pues no hay que desconocer que en ciudades como Buenos Aires (Argentina) se han registrado casos de “falsos positivos”, en los que sistemas detectan a una persona, las autoridade­s la detienen y horas más tarde la dejan libre con la penosa disculpa de que la habían confundido con otra. También se pueden presentar “falsos negativos”, es decir, no se detecta a alguien por errores técnicos. Según el abogado e investigad­or de la Fundación Karisma Juan Diego Castañeda, esto siempre será un riesgo, pues el reconocimi­ento facial, como cualquier otra tecnología, no es perfecta.

Otra de las inquietude­s que surgen ante el eventual uso de estas herramient­as es ¿qué pasa con las personas que hace décadas no renuevan su cédula? ¿Serían invisibles para el algoritmo? Además, para expertos como Castañeda, el hecho de usar fotografía­s para identifica­r a sospechoso­s de un delito “es una potencial violación de los derechos a la intimidad, libertad de expresión, al debido proceso, entre otros”, y más cuando se tiene en cuenta que en principio las personas aceptaron tomarse la foto para obtener su documento de identidad. Es como si de la noche a la mañana les estuvieran cambiando las reglas de juego.

Es por lo anterior que, para este abogado, el uso que se pretende dar al archivo fotográfic­o de la Registradu­ría tendría que pasar por una ley estatutari­a. “La decisión de quién puede usar las bases de datos de identifica­ción, que tienen nuestros datos personales sensibles y que entregamos para un propósito muy particular, no puede recaer arbitraria­mente en la Registradu­ría. Es necesario tener reglas claras para determinar cuándo, por qué motivos, con qué datos y por cuánto tiempo se pueden usar los datos de identifica­ción por terceros”, detalla Castañeda.

Una regulación clara también impediría escenarios como el que hoy las autoridade­s digan que estas herramient­as serán utilizadas para buscar criminales, y que mañana a eso le agreguen la identifica­ción de personas que salen a la calle a protestar. Sumado a esto, el uso de fotografía­s para hacer reconocimi­ento facial podría implicar lo que la Universida­d de Georgetown ha denominado como el reconocimi­ento de sospechoso­s perpetuo’, que no es otra cosa que la idea que, bajo el lente de las cámaras, todos siempre seremos sospechoso­s, además de involucrar eventuales seguimient­os que terminen vulnerando el derecho a la privacidad.

Otro eventual agravante es el uso discrimina­torio que se les pueda dar a estas tecnología­s, ya que al ser entrenadas (se les tienen que mostrar fotos de rostros humanos para aprender a hacer un reconocimi­ento) muchas veces no son neutrales en sus hallazgos y pueden resultar en perfilamie­ntos y estigmatiz­aciones.

Con argumentos como los anteriores, no se busca satanizar a estas tecnología­s, porque bien aplicadas podrían acarrear beneficios, incluso en el ámbito de la seguridad. Lo que buscan sus expertos, y los entendidos en derechos humanos, es que su incorporac­ión sea acorde y no termine significan­do problemas adicionale­s. En suma, que herramient­as de la seguridad no terminen haciendo sentir a la población aún más insegura.

Al ser un tema relativame­nte nuevo, tendrá que ser objeto de debate, por lo que no se considerar­ía ético que las autoridade­s las incorporen sin antes consultarl­o con la ciudadanía y que se acompañen leyes que las regulen, porque al fin y al cabo no resulta exagerado pensar que su adopción debe implicar un consenso social en el que se defina qué es más valioso: la seguridad o la privacidad.

››La Registradu­ría dice que solo habrá convenio hasta que se analicen temas como seguridad de la informació­n y garantías de derechos humanos.

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Hasta el momento, solo se han instalado cámaras térmicas en TM. Sin una base de datos las cámaras de reconocimi­ento son obsoletas. / Jorge Londoño
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