El Espectador

El fútbol vuelve a casa

La selección de Inglaterra dedicó la última década a potenciar sus categorías bases para estructura­r un proyecto que hoy la tiene a 90 minutos de su primer título en la Eurocopa. Gareth Southgate, el artífice.

- CAMILO AMAYA icamaya@elespectad­or.com @CamiloGAma­ya

La selección de Inglaterra dedicó la última década a potenciar sus bases para estructura­r un proyecto que la tiene a 90 minutos de su primer título de Eurocopa. Gareth Southgate, el artífice. Hoy, final contra Italia desde las 2:00 p.m.

Una vez le preguntaro­n a Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899) cuál era el mejor camino para convertirs­e en un buen escritor, y el argentino, ya ciego, no habló de un sendero, sino de un maestro: el tiempo. “Ayuda a eludir las equivocaci­ones. Pero, claro, tropezar siempre será necesario”. Las palabras de Borges, que abarcaban tantas cosas -lo siguen haciendo-, eran válidas para cualquier contexto de la existencia. Y, por qué no, para el fútbol. Y pueden ser la partida para procurar explicar el éxito actual de la selección de Inglaterra, finalista de la Eurocopa. Un punto fundaciona­l de esta historia -porque hay varios- ocurrió el 5 de mayo de 2006, cuando Gareth Southgate, un defensor de 35 años, fue invitado a una escuela de Middlesbro­ugh para hablar de liderazgo y deporte. Y entre tantas preguntas la última fue la que más llamó la atención.

-¿A qué se va a dedicar cuando se retire?

-Quiero ser entrenador.

Un día antes, la Asociación de Fútbol designó a Steve McClaren como el nuevo DT de la selección y el cargo en Middlesbro­ugh quedó desierto. Y Southgate, por pura intuición, vio la oportunida­d de iniciar su carrera y de saltar de la cancha al banco. No era un desafío sencillo, pues el club venía de alcanzar la final de la Copa de la Uefa (perdió 4-0 con Sevilla), en un encuentro en el que Southgate fue el capitán. Y dejándose vivir, el hoy estratega de Inglaterra fue nombrado en propiedad para dirigir a quienes días atrás eran sus compañeros. “Los buenos entrenador­es deben escuchar a sus futbolista­s y a quienes los rodean. Y mucho más yo que comienzo una nueva etapa”, dijo luego de ser oficializa­do. Tenía 35 años. A pesar de sus principios y la educación que emanaba para tratar con las personas, tuvo problemas en el vestuario, disgustos, sobre todo con el español Gaizka Mendieta, y las cosas se le salieron de control.

Southgate fue despedido de Middlesbro­ugh tres años después, con un mensaje a medianoche y luego de que el equipo descendier­a por tercera vez tras ser penúltimo de la Premier con apenas 10 victorias en 38 partidos. “Quedó devastado. No sabía qué hacer”, dijo Andy Woodman, su gran amigo, en entrevista con Daily Mirror. Duró cuatro años sin trabajo, yendo al gimnasio en las tardes y quedándose a tomar café con un grupo de jubilados que también iban a hacer ejercicio. Y entre los temas que se tocaban era inevitable hablar de fútbol, de Pep Guardiola y su Barcelona, de Antonio Conte, de otros entrenador­es que triunfaron mientras él se sentía estancado. De cuando en cuando hacía aparicione­s en la cadena ITV cuando requerían sus servicios para analizar algún encuentro de la liga inglesa.

En casa empezó a grabar los juegos de otras ligas y a tomar nota de los movimiento­s, esquemas, intencione­s de juego y tantas cosas. Y en libretas anotó todo lo que veía útil y novedoso, lo que le sirviera para cuando llegara la ocasión. No era sencillo, pues cargaba con un descenso y con el recuerdo indeleble del penalti que desperdici­ó en las semifinale­s de la Euro de 1996 contra Alemania y que significó la eliminació­n.

Estudió coaching y nutrición, y se alejó lo más que pudo de la escena pública. Y con esa introspecc­ión

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dato no menor es que la última final de la Champions Leauge, el torneo más importante de clubes del mundo, fue disputada por dos equipos ingleses: Chelsea (campeón) y Manchester City.

obligada se volvió mucho más calmado, de voz pausada y de ademanes de gentlemen que luce impecable, de corbata y chaleco, como si fuera a ser presentado en la Corte cada vez que tiene que dirigir un partido.

En 2013 fue nombrado como entrenador de la selección nacional sub-20 y empezó a aplicar los conceptos de otros en jugadores jóvenes, apelando a la repetición como mecanismo para estructura­r un proyecto a futuro. Tres años después, tras el despido de

Sam Allardyce, asumió como DT del equipo de mayores dejando unas bases en las inferiores y unas directrice­s claras para continuar con el trabajo. En cinco años se convirtió en el segundo selecciona­dor en la historia en clasificar a semifinale­s de un Mundial (cayó con Croacia en Rusia 2018) y de una Eurocopa (hoy juega la final frente a Italia) desde que lo hiciera sir Alf Ramsey, DT campeón del mundo en 1966 y finalista de la Euro en 1968.

“Siempre le apasionó entrenar

a futbolista­s jóvenes, porque le encanta enseñar. Tiene esa vocación. Y porque le gusta ver los resultados que dan los procesos. En esa época, con las divisiones inferiores, se sabía los nombres de los padres de sus jugadores y a qué se dedicaban. Procuraba entender de dónde venían para explicarse hasta dónde podían llegar. Y siempre se refería al fútbol de la Inglaterra moderna, al paso que había que dar para estar a la altura de los grandes países de Europa”, afirmó Steve Holland, su asistente, en entrevista con la BBC.

Entonces viendo un poco lo que ha sido la carrera de Southgate no sería descabella­do decir que, como Tiziano (Venecia, 1576), está pintando uno de los mejores cuadros en la historia del fútbol inglés sobre un lienzo que fue rasgado por varios, pero no dañado del todo. En otras palabras: que no quiso hacer un cambio de raíz y olvidar tantos esfuerzos colectivos -así no hayan sido fructífero­s, sino entender dónde estaba el error, implementa­r nuevas maneras y generarle confianza a un grupo de futbolista­s para que creyeran que ellos podían ser los mejores del mundo.

Ahora ya no hay críticas a su jovialidad, y se habla de un título de caballero por parte de la Realeza si gana la Eurocopa. Sería más que merecido para quien convirtió su poca experienci­a en una motivación y más adelante en su destino.

El plan está funcionand­o

Sería injusto decir que todo este éxito de Inglaterra reposa sobre solo un hombre, pues las herramient­as con las que cuenta Southgate han venido de la reorganiza­ción de los clubes ingleses. Sí, el DT puso los pilares para los títulos en las categorías inferiores (Mundial sub-20 y sub-19, y la Eurocopa sub-19, todas en 2017), pero fueron los equipos los que se dieron cuenta de que no había coherencia en tener una de las ligas más fuertes del planeta y una selección de mayores que no tenía trascenden­cia en los grandes eventos.

El cambio comenzó con el aumento del número de academias de formación de los afiliados a la FA. Y se pasó de 194 en 2010 a 256. También se modificaro­n cierto tipo de regulacion­es con respecto a los procesos formativos, como la norma de que ninguna institució­n podía contratar a un jugador menor de 16 años si este vivía a más de hora y media de la sede deportiva. Así fue que nació el EPPP (Elite Player Performanc­e Plan), un proyecto con miras al Mundial de Catar 2022 y que, según lo expuesto por la FA, cuenta con tres etapas: fundación (entre 9 y 11 años), desarrollo juvenil (12 a 16 años) y desarrollo profesiona­l (desde los 17 en adelante). Esto vino de la mano con la reestructu­ración de los torneos que ya se llevaban a cabo (más de seis mil partidos al año), la educación continua de los entrenador­es, el impulso del coaching para la formación integral del jugador y nuevos cazatalent­os para trabajar de la mano con los equipos.

Los resultados fueron muy rápidos, más de lo esperado, con Inglaterra siendo semifinali­sta en Rusia con un promedio de edad de 25,1 años y con una selección que peleará por su primer título en la Euro con 23 de los 26 convocados militando en equipos de la Premier. De hecho, si se mira la nómina titular, todos actúan en la Liga de su país: Pickford (Everton), Walker (M. City), Stones (Man. City), Maguire (Man. United), Shaw (Man. United), Phillips (Leeds), Rice (West Ham), Saka (Arsenal), Mount (Chelsea), Sterling (Man. City) y Kane (Tottenham).

Afrontar el problema desde el fútbol base dejando de lado la intuición tiene a Inglaterra a punto de darle un cambio de rumbo a su historia, a dejar de vivir las semifinale­s del pasado, que no fueron más que eso, dolorosas derrotas, y a soñar con levantar un trofeo en Wembley, tal cual lo hicieron Bobby Charlton, Bobby Moore, Martin Peters, Geoff Hurst y compañía hace 55 años. A que por fin el fútbol regrese a casa, donde fue inventado, como la canción de Three Lions: Football's coming home.

Italia puede jugar muy bien

Ya no es la práctica habitual de un volante que habilita a un delantero para que se las arregle como pueda y anote, mientras atrás, los defensores, se hacen matar porque nada pase. Ahora hay toque, hay intenciona­lidad, hay posesión. Hay control, hay una estrategia. Y, lo más importante, hay fichas para poder llevarla a cabo. Roberto Mancini lo vivió en su época de jugador, cuando se las tenía que arreglar a punta de potencia y vehemencia.

Así como en Inglaterra, la selección italiana vivió un cambio muy doloroso luego de no clasificar al Mundial de 2018. Y aunque las grandes estrellas de su Liga todavía son de otros países, hay una metamorfos­is -si se quiere llamar así- en un estilo que mantiene la columna de una buena defensa que dé la tranquilid­ad para hacer mejor las cosas adelante. De hecho, el número es igual al del rival de hoy: 23 de los 26 futbolista­s actúan en la Serie A, es decir, un 88 %: Donnarumma (Milán, pero ahora agente libre), Di Lorenzo (Nápoli), Bonucci (Juventus), Chiellini (Juventus/libre), Barella (Inter), Chiesa (Juventus), Immobile (Lazio) y Insigne (Napoli). Solo Palmieri (Chelsea), Jorginho (Chelsea) y Verrati (PSG) no militan en el Calcio.

Italia buscará su segundo título en la Euro (ya fue campeona en 1968), mientras que Inglaterra irá por el primero. Cualquiera que gane será la prueba de que tener perseveran­cia, como las olas del mar -diría Gabriela Mistral- hacen que cada retroceso sea un nuevo punto de partida.

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/ AFP. Gareth Southgate, el técnico de la selección inglesa, líder de la generación que le ha devuelto la grandeza al país que inventó el fútbol.
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