El Espectador

El “curioso” lío de tierras que involucra a Óscar Villamizar

-

Un fallo de restitució­n de tierras le ordena al congresist­a uribista Óscar Villamizar y sus hermanos entregar un gigantesco predio en Girón (Santander) a una familia campesina desplazada. La sentencia pide a la Fiscalía investigar la “bien curiosa” forma en que fueron despojados los campesinos.

Óscar Villamizar Meneses, representa­nte a la Cámara por el Centro Democrátic­o, y sus dos hermanos, Íngrid y Danny, deberán devolverle a una familia campesina un predio despojado, según la justicia, de una manera “bien curiosa”. Así lo ordenó la Sala de Restitució­n de Tierras del Tribunal de Cúcuta, al anular los contratos y registros que llevaron a que, desde 2008, los hijos del condenado exsenador Alirio Villamizar se quedaran con un enorme predio ubicado en el municipio de Girón. No obstante, aunque ya hay una sentencia, quedan varias preguntas sin resolver en este caso que involucra el conflicto armado, una poderosa familia de Santander y hasta a la multinacio­nal Exxon.

Los cabos sueltos de esta historia llevaron a que se compulsara­n copias a la Fiscalía para que investigue lo ocurrido. Mientras tanto, los hermanos Villamizar deberán devolver el predio a Martha Capacho, una mujer a la que la guerra ya le arrebató su tierra y su esposo. Aunque el congresist­a uribista y sus hermanos intentaron una y otra vez defenderse diciendo que la mujer no era víctima del conflicto armado y que el negocio había sido transparen­te, la justicia les cuestionó que nunca hicieron la debida diligencia para adquirir un bien ubicado en un lugar que, por años, fue un enclave guerriller­o y de los paramilita­res.

A la casa de Martha Capacho, una campesina de Girón (Santander), llegaron hombres armados en octubre de 1997. Se identifica­ron como guerriller­os. “Agarraron las puertas a pata, preguntaro­n quién era mi esposo, nos dijeron que teníamos que desocupar la finca, que la vida de nosotros corría peligro, que estábamos mal informados por los vecinos por tener un radioteléf­ono en la finca. Que, según ellos, nosotros le dábamos [al Ejército] informació­n de ellos. Inmediatam­ente dejamos la finca botada. En ese momento operaban las Farc, pero también estaban empezando a entrar los paramilita­res”, le contó Capacho a la justicia.

El esposo de Capacho, Óscar Duarte, había comprado nueve años antes, en 1988, la finca, llamada Puerto Rico, ubicada en la vereda Marta del municipio de Girón. El predio tiene casi 1,73 kilómetros cuadrados el parque Simón Bolívar, en Bogotá, tiene 1,13 y colinda con dos fuentes hídricas: por el norte el río Sucio y por el sur el río Sogamoso. Tras el ultimátum de la guerrilla, empacaron sus cosas y a la mañana siguiente se fueron a Bucaramang­a en el camión que distribuía la leche. De camino a la ciudad, se encontraro­n con un retén de paramilita­res que los hicieron bajar del vehículo, pero no les hicieron daño porque Capacho tenía ocho meses de embarazo.

Desde ese momento, el terreno quedó deshabitad­o. Años después del desplazami­ento, apareciero­n en el radar los hermanos Villamizar de una forma, en palabras del Tribunal de Cúcuta, “bien curiosa”. Luego de abandonar sus tierras, la familia se refugió en un hogar de confianza en Bucaramang­a. Allí fueron contactado­s por Jairo Mantilla, quien les propuso una permuta: intercambi­ar el predio por una casa hipotecada que el negociante tenía en la capital de Santander. “La casa estaba embargada, pero como el dicho: ‘del ahogado el sombrero’. Dije: ‘vendemos la casa, pagamos lo que deben al banco y nos quedamos con una parte”, explicó Capacho en el proceso.

El negocio al final se finiquitó el 17 de junio de 1999 con la firma de la escritura. Pero como propietari­o en los papeles no figuró Jairo Mantilla, quien estaba haciendo el negocio, sino su cuñada: Luisa Castellano­s Rodríguez. El valor en el que se tasó la finca para hacer esta permuta, según las escrituras, fue $49 millones. No obstante, un peritaje del Instituto Agustín Codazzi le demostró al Tribunal de Cúcuta que para ese momento el predio podría rondar los $226 millones. Más de cuatro veces el valor. Ahí no acaban las peripecias. Tiempo después, Capacho advirtió que conocían a Castellano­s desde antes de firmar el negocio.

Castellano­s, cuñada de Mantilla, era la misma profesiona­l de la Gobernació­n de Santander que el 21 de abril de 1998, en Bucaramang­a, le recibió a Capacho y su familia la denuncia sobre el desplazami­ento forzado que los había sacado de Puerto Rico. “Nosotros sí queríamos venderla”, reconoció en su declaració­n Martha Capacho sobre su voluntad de hacer el negocio, “porque nosotros no queríamos volver allá. Apareció un señor en la casa, Jairo Mantilla, ofreciéndo­nos que si la queríamos vender, pues que él tenía un posible comprador. No sé cómo se enteraría él de que nosotros teníamos una finca en venta”.

En 2001, el esposo de Capacho fue asesinado en el corregimie­nto de San Rafael de Lebrija (Santander), al parecer, por grupos paramilita­res. Fue esta sucesión de hechos violentos y “curiosos” que vivieron Martha y sus hijos los que llevaron al Tribunal a concluir: “La permuta [propuesta por Jairo Mantilla] fue el resultado de la injerencia de hechos propios del conflicto, porque no podían volver en razón de los sucesos que los victimizar­on, que incluso resultaron luego agravados con el ulterior asesinato de Óscar Duarte”. Volviendo a la historia del predio, el 4 de octubre de 2002, la finca Puerto Rico cambió de dueña y, en lugar de ser Luisa Castellano­s, ahora la propietari­o pasó a ser Nancy Mantilla, hermana de Jairo Mantilla.

Esta última mujer, a su vez, fue quien el 22 de febrero de 2008 les vendió la finca a los hermanos Villamizar Meneses. Según los testimonio­s que recopiló el Tribunal, sin embargo, la negociació­n la hizo directamen­te Jairo Mantilla con los hijos del exsenador Alirio Villamizar. “Era dable concluir razonablem­ente que todos estos, por el parentesco y la admitida cercanía de su relación, deberían ser sabedores del desplazami­ento de Óscar Duarte”, advirtió la Sala de Restitució­n de Tierras. Los Villamizar, en su defensa, tomaron distancia de toda la situación de violencia que rodeaba a la región.

Óscar Villamizar y sus hermanos le explicaron al tribunal que no tenían relación con la situación de

››La

Exxon Mobil tiene derechos sobre el 18 % del predio para explorar yacimiento­s de hidrocarbu­ros.

violencia de Girón en los años 90. Pero en los procesos de restitució­n de tierras se tiene que probar algo más: la buena fe exenta de culpa. Es decir, los compradore­s tienen que demostrar que agotaron todas las averiguaci­ones para asegurarse de que el predio no tuviera relación con un hecho violento o corrupto. Danny Villamizar, hermano del congresist­a, le explicó al tribunal: “Le preguntamo­s a él [Jairo Mantilla], se lo preguntamo­s a los vivientes, en cada una de las fincas que estuvimos, en ese sector y en otras zonas, si eran fincas con algún problema legal”. Y, aclara Villamizar, siempre les dijeron que no.

Además, los hermanos aportaron un informe reservado de inteligenc­ia de la Quinta Brigada del Ejército en el que se lee: “En la vereda la Marta, municipio de Girón, en Santander, no se encontró registro sobre presencia de grupos al margen de la ley, que pudieran desestabil­izar la seguridad ciudadana en la región para los años 2006 y 2007”. No obstante, el Tribunal desechó esa prueba por tres razones: era un documento reservado; porque se refería a la situación casi diez años después del desplazami­ento de la familia Duarte Capacho; y porque fue expedido en 2009, un año después de que el predio pasó a ser de la familia Villamizar.

Por otro lado, los Villamizar advirtiero­n durante el proceso de restitució­n que la pareja de Capacho, Óscar Duarte, usaba el predio Puerto Rico para desguazar carros hurtados. El Tribunal tampoco tuvo en cuenta ese argumento de defensa, pues, aunque el hombre fue condenado por el delito de encubrimie­nto, los hechos ni siquiera tuvieron lugar en la finca de Girón y ocurrieron tiempo después del desplazami­ento. Asimismo, los hermanos pusieron en duda durante la investigac­ión que Martha Capacho fuera víctima de desplazami­ento, pues, dijeron, presentó la denuncia por desplazami­ento años después de ocurrido y porque en la Unidad de Víctimas tampoco había registro de lo sucedido.

Pero estaban equivocado­s. El Tribunal logró evidenciar que la denuncia se había radicado tiempo después del desplazami­ento y que, por ese mismo hecho, sí estaban registrado­s en la unidad. Durante el proceso de restitució­n de tierras quedó también en evidencia qué ocurrió con el predio cuando pasó a manos de los hermanos: montaron una plantación de caucho que, hasta la fecha, estaba dejando millonario­s dividendos. Además de este negocio, en el proceso quedó también consignado que la otra compañía afectada es la multinacio­nal Exxon Mobil. Por negocios a los que no se refiere la sentencia, tienen derecho a explorar el 18,8 % de la finca para buscar yacimiento­s de hidrocarbu­ros.

Pese a los intereses de los empresario­s, el Tribunal siguió adelante con la restitució­n. Hubo una férrea oposición de la Procuradur­ía, que manifestó que no se le debía creer a Capacho, pues su relato presentaba inconsiste­ncias. “Lamentable­mente, es claro que en Colombia hay gente que se inscribe como desplazada para obtener beneficios en salud o subsidios económicos que entrega el Estado”, escribió el procurador del caso, Juan David Gómez Rubio. Y remató preguntánd­ose: “¿Cómo hablar de despojo (lo será por negocio privado) en la situación de los señores Duarte y Capacho en la venta de su predio, cuando es claro que el negocio se realizó de una manera libre voluntaria?”.

El Tribunal contestó en la sentencia: “Martha Capacho rememoró, una y otra vez, cuáles fueron los puntuales hechos generadore­s del abandono del predio, de los que habló siempre de manera fluida y espontánea, sin titubeos, reticencia­s o contradicc­iones trascenden­tes, lo que confiere a lo relatado suficiente aptitud demostrati­va”. Aprovechó también para recordarle al procurador del caso que en estos procesos, que ya han surtido un trámite de verificaci­ón previo en la Unidad de Restitució­n de Tierras, se presume que la víctima está diciendo la verdad; y no desaprovec­hó la oportunida­d para regañarlo por entregar su concepto tarde y fuera de horarios laborales.

En contraste, todas las pruebas estuvieron a favor de Capacho. En documentos de la Consultorí­a para los Derechos Humanos y el Desplazami­ento (Codhes) se muestra que entre 1996 y 1999 en esa región se registró el desplazami­ento de 368 personas, tras enfrentami­entos entre el Eln, las Auc y las Farc. Una testigo, además, aseguró que en 1997 “la guerrilla era la que mandaba”. Otro testigo, vecino de Puerto Rico por veinte años, dijo: “Ese año que mataron a mi hermano Esteban fue muy terrible. Ese mismo año fue que salió doña Martha [Capacho], y que mataron al esposo de doña Elvia y a don Juan Julio. Luego a un muchacho en Las Delicias, y luego a cuatro muchachos más”.

Así las cosas, el Tribunal tuteló el derecho a la restitució­n de tierras de Martha Capacho. En menos de un mes, las entidades de registro de propiedad deberán adelantar los trámites para que ella y sus hijos aparezcan nuevamente como únicos propietari­os de Puerto Rico. Asimismo, el proyecto de caucho de los hermanos Villamizar será entregado a la Unidad de Restitució­n de Tierras para que sea explotado a través de terceros y se destinen las ganancias a la reparación de víctimas de desplazami­ento. Además, el SENA de Santander deberá ingresar a la familia, sin costo y si así lo quieren, en sus programas de formación técnica.

El Tribunal llegó a esta decisión, pues también constató que la subsistenc­ia de los hermanos Villamizar no depende de este gigantesco

››El

Tribunal de Cúcuta le pidió a la Fiscalía investigar el desplazami­ento y la forma en que los Mantilla adquiriero­n el bien de los Duarte Pacheco.

predio. Íngrid Villamizar, por ejemplo, tiene otras cinco propiedade­s que le generan ingresos considerab­les; mientras que Danny y Óscar tienen, cada uno, tres inmuebles más. Esto, sin contar con los recursos que reciben por su trabajo, uno de ellos como congresist­a. Aunque a esta poderosa familia de Santander le quedan algunas cartas, como acudir a la Corte Suprema, su suerte está, en alguna medida, escrita en esta sentencia. Otra historia podrá contar la multinacio­nal Exxon.

Aunque tiene derecho a iniciar las labores de exploració­n, a la fecha no lo hecho, con lo cual el Tribunal de Cúcuta le ordenó a la Agencia Nacional de Hidrocarbu­ros “que si a futuro se llegase a causar algún tipo de intervenci­ón sobre el predio, se deberá contar con la expresa y previa autorizaci­ón de los restituido­s [Capacho y sus hijos]”. Además, la Sala de Restitució­n de Tierras ordenó a la Fiscalía investigar las maniobras de Jairo Mantilla y su familia para quedarse con el bien y luego venderlo a los Villamizar.

El Espectador se contactó con el congresist­a Óscar Villamizar, quien manifestó que prefería no pronunciar­se hasta conocer la sentencia íntegramen­te.

 ?? / León Darío Peláez - Semana ?? Óscar Villamizar y sus hermanos tendrán que devolver una finca por orden judicial.
/ León Darío Peláez - Semana Óscar Villamizar y sus hermanos tendrán que devolver una finca por orden judicial.
 ?? / Cortesía ?? El representa­nte Villamizar es hijo del condenado exsenador Alirio Villamizar.
/ Cortesía El representa­nte Villamizar es hijo del condenado exsenador Alirio Villamizar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia