Los temibles 2 ºC
LA IMAGEN ES IMPACTANTE POR lo que contiene de realidad distópica: en Portland, al noroeste de los Estados Unidos, decenas de personas acostadas en camillas en “centros de enfriamiento”, refugios con aire acondicionado a donde acuden quienes no tienen cómo protegerse de las olas de calor. Y no es para menos: la semana pasada la temperatura subió a 49,6 ° C, cuando habitualmente no pasa de 35 °C. ¿Se imaginan ustedes, poniéndonos apocalípticos, que llegue un momento cuando en zonas de la Tierra se sobrepasen los 54 °C, que ha sido la temperatura más alta registrada en el planeta —en 2020, en el sur de California—, y que estos centros se saturen y cientos de personas mueran en las calles o en sus habitaciones?
Esto, que parece ficción literaria o cinematográfica, puede llegar a pasar si no se logra controlar el cambio climático. La prueba es que en menos de dos semanas murieron más de 600 personas en Canadá debido a la reciente ola de calor y que en Francia, ya en agosto de 2003, murieron por la misma razón más de 11.000. De hecho, ya se habla de “refugiados climáticos” para referirse a los grupos humanos que deben migrar acosados por fenómenos que hacen imposible la vida en las regiones que habitan. Para no ir más lejos, basta pensar en las aterradoras imágenes de principios de la pandemia, cuando en los corredores de los hospitales de países del primer mundo se hacinaban los enfermos de COVID-19 a la espera de una cama. Y es que este virus, como han explicado los científicos, no es ajeno al cambio climático, que ha hecho que ciertas especies —sobre todo murciélagos— migren de sus zonas, creando interacciones antes inexistentes y transmisión o evolución de los virus más dañinos.
La ciencia ficción, que es un género con una gran carga política, sabe anticipar el futuro a partir de los indicios del presente y es, por tanto, una voz de alerta y una manera de señalar los males de una época. Pues bien: la literatura que crea mundos distópicos basados en cataclismos climáticos tiene a su haber, cada vez más, un caudal de realidades atroces. Olas de calor, tormentas devastadoras, incendios de grandes extensiones, sequías extremas, flash floods o inundaciones relámpago, que antes sucedían cada 50 o 100 años, ahora tienen lugar en cada temporada a causa de la emisión de gases efecto invernadero, la deforestación, la minería ilegal, el mal manejo de la ganadería, la contaminación del agua y muchas otras acciones contra el medioambiente que también ocurren en Colombia y de manera dramática. La temperatura del planeta ha subido 1,2 ºC en los últimos 100 años, y si no hay acciones definitivas, según un informe de las Naciones Unidas, llegaremos pronto al peligrosísimo límite de los 2 °C establecido en el Acuerdo de París de 2015.
Infortunadamente, nada puede hacerse mientras primen en los gobiernos negacionistas como Bolsonaro y tantos otros, o exista desinterés sobre el medioambiente en el sector productivo, como señaló en entrevista la directora de la Fundación Natura. Por todo lo anterior es necesario tener claro, a la hora de votar, qué proponen los candidatos sobre cambio climático y estar seguros, además, de que no es pura palabrería.
Mario Fernando Rodríguez B. Paula Sánchez, Juan Francisco Pedraza, Viviana Velásquez y Rubén Darío Ballén.
Eder Rodríguez, William Ariza,
Lina Paola Gil, William Botía, Johann González, William Niampira, Jonathan Bejarano y Camila Sánchez.
Nelson Sierra G.
Óscar Pérez, Gustavo Torrijos, Mauricio Alvarado y Jose Vargas.
Óscar Güesguán.
Iván Muñoz, Nicolás Achury, Natalia Romero, Alejandra Ortiz, Camila Granados, Carlos Flórez y Leonel Barreto.