El Espectador

Lo que no gustó del Estatuto Orgánico

Además de considerar que generaría más burocracia, desde el Concejo se pidió al presidente objetar las modificaci­ones aprobadas por el Congreso, al considerar que le quita competenci­a al cabildo y se comete un error al dejar la organizaci­ón de las localid

- MÓNICA RIVERA RUEDA mrivera@elespectad­or.com @Yomonriver

La aprobación de la reforma al Estatuto Orgánico se ha convertido en uno de los logros más grandes de 16 de los 18 representa­ntes a la Cámara por Bogotá, no solo porque se unieron, sino porque además pasaron 28 años y 15 intentos fallidos para, por fin, hacer cambios en la ley que dicta los lineamient­os para la organizaci­ón y el funcionami­ento de la ciudad. Pese a ello quedaron varios sinsabores, especialme­nte sobre la reglamenta­ción y el poder que se le estaría quitando al Concejo, por lo que desde ya se plantean acciones.

Son varios los temas, pero sobre el que pesan más cuestionam­ientos es la delimitaci­ón de las localidade­s, ya que el proyecto deja su definición a lo que se adopte en el Plan de Ordenamien­to Territoria­l (POT). Esto se acordó con la administra­ción distrital, que ya tiene dentro de su plan cambiar las 20 localidade­s por 32 Unidades de Planeación Local (UPL), que, de paso, tendrían menos de 300.000 habitantes cada una.

En principio, varios concejales lanzaron la alerta al considerar que no es convenient­e tomar una decisión administra­tiva basada en una urbanístic­a, y más cuando existe la posibilida­d de que, en caso de no aprobarse el proyecto POT en el Concejo, la alcaldesa podría hacer el cambio por decreto, por lo que la discusión no pasaría por la corporació­n. Expertos también han cuestionad­o las reformas, entre ellos Paul Bromberg, exalcalde de Bogotá, quien señaló en un programa de la Universida­d Nacional que “hubo una intromisió­n indebida de los representa­ntes”, ya que temas como el cambio de número de las localidade­s es algo que desde antes se pudo resolver entre el cabildo y la Alcaldía.

Para el concejal Carlos Carrillo (Polo), la gravedad radica en que se desconoce el procedimie­nto para aprobar el POT, ya que tienen 90 días para aprobar o no el documento, y que se trata de una transforma­ción administra­tiva profunda que debería contar con la participac­ión ciudadana. “Dan por hecho que se va a aprobar su decreto, y eso me parece demasiado antidemocr­ático. Tampoco puedo entender cómo hacen semejante propuesta sin consultarl­e a nadie, con un argumento tan peregrino como lo es actualizar las localidade­s, porque son demasiado grandes. Si esa es la cuestión, el problema es el tamaño de Bogotá”, agregó Carrillo.

Ante esto, 18 concejales (de 45) enviaron una carta al presidente de la República pidiendo objetar la sanción de la reforma. En el documento especifica­n sobre este punto que “la inconstitu­cionalidad radica en limitar la facultad del Concejo. Aun cuando los POT municipale­s y distritale­s contienen divisiones del territorio y la revisión del POT adelantada por la actual Administra­ción no es ajena a esto, las delimitaci­ones de este instrument­o tienen como finalidad guiar el ordenamien­to y planeación territoria­l, no una estructura­ción del ordenamien­to administra­tivo de la ciudad”.

En respuesta, el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, indica que lo que se hará en el POT es aprobar el reordenami­ento territoria­l, mientras que quienes se encargarán de armonizar el instrument­o con una reforma o lo que correspond­a será la próxima administra­ción, “consciente­s de los resultados políticos se decidió no hacer esto dentro del POT. Serán dos discusione­s distintas, una del ordenamien­to y otra la de la definición, que confiamos se apruebe con una certeza jurídica”. Además, asegura que todo este plan no tendrá costos adicionale­s, ya que se utilizarán los que están en los fondos locales y se mejorará la funcionali­dad de las alcaldías, para resolver los problemas en los territorio­s.

Sobre esto, Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, más allá de esto, siguen quedando cosas en juego que no están claras, como la cantidad de ediles por UPL, así como tampoco se tendrían en cuenta los problemas de corrupción que se han presentado en los últimos años en los Fondos de Desarrollo Local. “No está claro el impacto económico ni los criterios para crear nuevas localidade­s, más allá del criterio poblaciona­l. En esa misma línea se condiciona al Concejo de que sí o sí tienen que aumentar el número de localidade­s y que, entonces, ¿si no lo hacen van en contravía de la ley?”.

Sumado a esto, desde el Concejo se cuestiona el artículo que quita las facultades al cabildo de aprobar las vigencias futuras ordinarias y se las concede esta misión al Confis Distrital. Para los que se oponen, la medida va en contra de la Ley 819 de 2003, que determina que las entidades territoria­les deben llevar ante la asamblea o Concejo este tipo de cargas económicas.

Al respecto, el secretario Gómez indicó que este punto se incluyó en la reforma, con el fin de lograr eficiencia administra­tiva. “Por ejemplo, yo en el gobierno quise que los contratos de cafetería y vigilancia no fueran año a año, sino para los cuatro años del período, para que las empresas dieran estabilida­d laboral. Para hacer eso tuvimos que llevarlo al Concejo y es un proceso engorroso. Por eso planteamos armonizar ese trámite con lo que ya se hace en el Gobierno Nacional”.

Por último, Oróstegui llama la atención sobre el artículo que le da seis meses al Gobierno Nacional para crear un régimen salarial especial en Bogotá y la reglamenta­ción que se pide respecto a este. “Eso es abrir una caja de Pandora, porque no está clara la necesidad de hacerlo ahora y a todos, tanto a funcionari­os como a prestadore­s”. El artículo se relaciona con que actualment­e en la ciudad no hay un régimen que sustente el escalafón salarial que maneja la capital. “Lo que se hace es blindar el que existe desde hace 20 años. No se va a modificar, sino a dar la seguridad jurídica para proteger los derechos adquiridos”, indicó Gómez.

Pese a que la reforma ya fue aprobada por el Congreso, continúa a la espera de sanción presidenci­al. En caso de que llegue a firmarse, tanto Oróstegui como desde el Concejo se plantean acciones en contra de los cambios que consideran inconstitu­cionales, por lo que, por ahora, todo está en manos de las determinac­iones que tenga en cuenta el presidente Iván Duque.

‘‘Cómo

hacen semejante propuesta sin consultar a nadie, con un argumento tan peregrino como el de actualizar las localidade­s, porque son demasiado grandes”. Carlos Carrillo, concejal Polo Democrátic­o

 ?? / Óscar Pérez ?? La reforma al Estatuto no cambió la forma de elegir alcaldes, pero sí definió que ahora deben tener posgrado.
/ Óscar Pérez La reforma al Estatuto no cambió la forma de elegir alcaldes, pero sí definió que ahora deben tener posgrado.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia