El Espectador

Experiment­o de diálogo

La capital de Meta ha sido una de las ciudades del país en donde se han mantenido bajos los niveles de confrontac­ión entre la Fuerza Pública, autoridade­s y manifestan­tes. El Espectador habló con distintos actores de la región para entender qué factores i

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El Espectador se contactó con distintos actores sociales de Villavicen­cio para conocer qué estrategia­s se usaron en medio de las manifestac­iones del paro nacional para evitar muertos, desmanes y bloqueos prolongado­s. Voceros del paro, Alcaldía y Fuerza Pública concuerdan en que el diálogo fue clave para desescalar los ánimos en las calles. El 20 de julio habrá movilizaci­ones y se espera la llegada de primeras líneas del país a Bogotá./

Los choques entre civiles y Fuerza Pública en distintas partes del país, que hasta hace pocos días continuaba­n, y la reciente convocator­ia de movilizaci­ones para el próximo 20 de julio en el marco del paro nacional, tienen al país expectante sobre los posibles enfrentami­entos que podrían registrars­e. Ese clima de confrontac­ión que se ha mantenido, por ejemplo, en algunas zonas de Cali y Bogotá, ciudad en donde se generaron fuertes señalamien­tos entre la alcaldesa Claudia López y el senador Gustavo Petro sobre cómo la cabeza del Distrito maneja los focos del conflicto. En medio de ese cruce político salió a relucir la experienci­a de las manifestac­iones en Villavicen­cio (Meta), las cuales han transcurri­do en relativa calma y sin muertos.

El Espectador se contactó con varios actores de la capital de Meta para determinar qué circunstan­cias han permitido que esta ciudad no haya reportado muertos y que desde comienzos de mayo no se registran desmanes, bloqueos o población gravemente herida. El 28 de abril pasado, cuando empezaron las movilizaci­ones contra el proyecto de reforma tributaria del gobierno de Iván Duque, se presentaro­n algunos disturbios en Villavicen­cio. Por ejemplo, ese día hubo enfrentami­entos entre los miembros del Esmad y jóvenes en inmediacio­nes del edificio de la Gobernació­n de Meta, ubicada en el que ha sido el epicentro de las manifestac­iones en el departamen­to: la plaza Los Libertador­es.

Fue en este punto de la ciudad donde los siguientes días se concentrar­on miles de personas en eventos que, dicen las autoridade­s locales, no tenía precedente en Villavicen­cio. Por ejemplo, el alcalde de la capital de Meta, Felipe Harman, en entrevista con este diario, aseguró que el punto cúspide de las manifestac­iones se dio el 2 de mayo pasado, cuando cerca de 15.000 personas se movilizaro­n durante nueve horas por toda la ciudad. Entre ellos 2.000 campesinos del Bajo Ariari y 500 excombatie­ntes de las Farc en proceso de reincorpor­ación. Durante esos primeros días, dijo Harman, hubo dos momentos que pusieron a las autoridade­s en alerta por un posible escalamien­to de la violencia.

Uno de ellos quedó registrado en cámaras: los manifestan­tes que estaban en la plaza Los Libertador­es y la Policía lograron desescalar la tensión a través del diálogo, luego de que algunas personas atacaran con piedras a la Fuerza Pública. En la serie de videos se observa cómo varias agentes de la Policía pidieron con las manos en alto que pararan los ataques y, al mismo tiempo, el grueso de los manifestan­tes pidiendo a algunas personas que cesaran las agresiones. Segundos después, las uniformada­s les pidieron a sus compañeros que no lanzaran gases lacrimógen­os en respuesta a los ataques.

A partir de ese momento las autoridade­s en Villavicen­cio crearon una campaña entre esposas de policías y madres manifestan­tes bajo el eslogan: “Te esperan en casa”. Las mujeres salieron a marchar juntas y contaron con el apoyo de los medios de comunicaci­ón locales. Las autoridade­s también crearon una mesa de garantías con el fin de abrir diálogos con todos los sectores, entre ellos las barras de fútbol que representa­n una fuerza importante dentro de la marcha y que las institucio­nes desconocía­n totalmente. “Hoy, estos pelados trabajador­es tienen su mesa y reconocimi­ento social y político. También nos dimos cuenta de que los skaters y bikers tampoco tenían espacios para practicar su deporte y que tampoco tenían reconocimi­ento”, dijo Harman.

Dentro de las manifestac­iones en Villavicen­cio se generó una polémica por un gran mural cerca del centro comercial Unicentro que artistas pintaron con la palabra

“Narcoestad­o”. Días después, este grafiti fue intervenid­o por personas que estaban en desacuerdo con el mensaje y que se quejaron ante la Alcaldía porque se permitiera este tipo de manifestac­iones. “Para mí es una dicha que en la ciudad los problemas se estén solucionan­do pintando muros y no enterrando gente. Esto abrió un debate en el que insistimos que cada persona tiene derecho a expresar su opinión y que eso está dentro de la democracia”, aseguró Harman.

A renglón seguido, dijo tener a un grueso grupo de gestores de convivenci­a y que tuvieron desde el inicio un diálogo con los manifestan­tes, que bajó los ánimos de la ciudadanía. “Se hizo acompañami­ento a los jóvenes en la construcci­ón de una veeduría para que se protegiera su derecho a la protesta. La creación de la comisión de garantías en donde nos encontrába­mos todos no era en un clima amigable, de paro básicament­e. Allí encontramo­s un espacio en el que la gente se encontraba a decirse las cosas en la cara. Allí participab­a todo el mundo: Gobierno Nacional, empresario­s, manifestan­tes, Fuerza Pública, nosotros como Alcaldía”, señaló el alcalde Harman.

Otro ejemplo de concertaci­ón en Villavicen­cio ocurrió el 8 de junio pasado, cuando en el sector de Llano Lindo, en el kilómetro 85 de la vía entre Villavicen­cio y Bogotá, se levantó un bloqueo que llevaba más de 33 días. Según Luigi Giancarlo Correa Villegas, vocero de los jóvenes de Llano Lindo, se pactó con Harman una dinámica que, durante cinco minutos, los manifestan­tes pudieran hacer un “pare y siga” a los vehículos que por ahí circularan para entregar informació­n relacionad­a con el pliego de peticiones del Comité Nacional de Paro que se le presentó en ese momento al gobierno de Iván Duque en Bogotá. En esa oportunida­d, la Alcaldía se reafirmó en no sacar al Esmad a las calles.

Jair Osorio, presidente del sindicato de conductore­s de servicio público y pequeños propietari­os, le dijo a este diario que aplaude el trabajo de concertaci­ón que se ha realizado en la ciudad. “En las mesas de concertaci­ón se han propuesto acciones para contrarres­tar el transporte ilegal, y periódicam­ente se hace seguimient­o a esos compromiso­s”. Con otro gremio que se hicieron estas mesas de concertaci­ón fue el de motociclis­tas, grupo importante porque muchos villavicen­ses se movilizan y trabajan en este medio. Giovanny López, líder de ese sindicato, comentó que comparte la decisión de no sacar al Esmad y que esa ha sido una de las claves para que no se hayan registrado graves hechos de violencia.

El propio alcalde Harman admitió que durante dos brotes de violencia que se presentaro­n en la ciudad, en el parque Las Banderas y en el centro comercial Viva Villavicen­cio, estuvo a segundos de activar el Esmad. Sin embargo, dijo que en este momento es clave darles espacios de autorregul­ación a los manifestan­tes como ya los habían demostrado en jornadas anteriores. De acuerdo con cifras de la Defensoría, Fiscalía y las ONG Temblores e Indepaz, en Villavicen­cio hasta el momento no se reportaron muertos en medio del paro nacional, una cifra en la que concuerdan los líderes de las marchas en la ciudad, las autoridade­s locales y la Fuerza Pública. Varios de los consultado­s coincidier­on en una idea: “No se le echó gasolina al fuego”.

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Esmad de la Policía no ha intervenid­o durante las manifestac­iones del paro nacional en Villavicen­cio.

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/ Mauricio Alvarado Las manifestac­iones del paro nacional iniciaron el 28 de abril de 2021.
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