El Espectador

Una columna de errores y medias verdades

- SANTIAGO MONTENEGRO* * Presidente de Asofondos.

EN LAS PÁGINAS DE OPINIÓN DE ESTE diario Salomón Kalmanovit­z volvió a escribir una columna contra el régimen de ahorro individual en pensiones llena de errores, imprecisio­nes y medias verdades.

Kalmanovit­z afirma que las AFP invierten libremente en empresas de propiedad del mismo grupo financiero que las controla y que fijan su precio, ocultando, por ignorancia o por levedad, o las dos, que existe una sólida regulación cuyo objetivo es justamente evitar los conflictos de interés. Por ejemplo, el Decreto 2555 de 2010 limita a 8 % la inversión de las administra­doras de fondos de pensión (AFP) en el grupo económico al que pertenecen, y tampoco pueden adquirir más de un 10 % de los títulos emitidos por un mismo emisor, límite que las pequeñas empresas están suplicando que se suba para que aumente la oferta de recursos. Tampoco es cierto que una AFP pueda “desviar” recursos hacia una constructo­ra que pertenezca a su grupo empresaria­l. A partir de 2015, las AFP pueden invertir en fondos de capital privado, fondos que, a su vez, invierten en proyectos de infraestru­ctura y se han usado para financiar las concesione­s viales de 4ta. generación. Pero, debo ser categórico, es el fondo de capital privado y no la AFP quien decide en qué proyectos invertir, y en ningún caso puede una AFP pedirle a un FCP que privilegie proyectos construido­s por empresas de su grupo económico.

La columna sugiere que las comisiones son muy altas debido a la falta de competenci­a del sector. Al respecto, la comisión en 2019 en Colombia fue de 60 puntos básicos del saldo administra­do, menor a la de México, que fue de 90, y España, que fue de 100, de acuerdo con un estudio de la OECD. Para el año 2018, la comisión promedio era de 1,58 % sobre aportes y actualment­e la comisión promedio se redujo a 1 % sobre aportes. El otro 2 % se va a pagar el seguro previsiona­l, no la comisión de las administra­doras, seguro que existe de verdad y que Kalmanovit­z pone maliciosam­ente en duda, un seguro que permite garantizar una pensión para su familia en caso de invalidez o muerte. De esa forma, gracias a las inversione­s y a la diversific­ación de los portafolio­s, la rentabilid­ad histórica de los fondos de pensiones es de un 8 % real.

Gracias a las rentabilid­ades y a un componente solidario del sistema privado de pensiones, que implica que 1,5 puntos porcentual­es de las cotizacion­es van al Fondo de

Garantía de Pensión Mínima, un fondo común de reserva que subsidia a mucha gente una pensión de salario mínimo.

Por último, Kalmanovit­z sugiere falsamente que un crédito que recibió la campaña Duque de un banco, lo que es completame­nte usual, se originó en una AFP, sabiendo que estas entidades no pueden financiar de ninguna manera las campañas políticas.

La columna no aborda el problema de fondo que enfrentan los regímenes de reparto alrededor del mundo que, por el envejecimi­ento de la población, los ha convertido en verdaderas pirámides financiera­s. Tampoco aborda los problemas de Colpension­es que cobra comisiones de 3 % sobre los aportes, ni tampoco recuerda que el régimen de prima media, RPM, tiene un déficit anual de más de $40 billones y un pasivo pensional de 110 % del PIB. El autor tampoco menciona que un 87 % de todos los afiliados de Colpension­es no se van a jubilar, por lo que recibirán una “indemnizac­ión sustitutiv­a” que es siete veces menor que la que reciben los afiliados a los fondos de pensiones. Esta es una verdadera expropiaci­ón a la gran mayoría de afiliados de Colpension­es. Lamento de verdad que Kalmanovit­z incurra, una vez más, en tantos errores y medias verdades sobre el régimen de ahorro individual en pensiones.

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