Fernando Vela
El Espectador dedica su portada del 9 de julio y un artículo-homenaje al médico caqueteño y ambientalista Fernando Vela, asesinado el pasado 3 de julio. Leo detenidamente la crónica de su vida y, una vez más, me lleno de tristeza ante otro episodio de espanto en esa cadena interminable de horrores que no deja de prodigarnos nuestro desdichado país.
Médico de profesión, egresado de la Universidad Nacional cuando a ella acudían gentes de la provincia sin demasiados recursos pero con muchas ilusiones. Amaba su tierra del Caquetá y allí desempeñaba su labor como médico y como ambientalista. Aquí en Colombia florecen las plantas más variadas, las flores más exóticas, pero también y tristemente los especímenes más malvados de la raza humana: los que pagan para que otros maten y los que reciben la paga por haber matado. Yo ya no hablaría de necrófilos y necrofilia, con el término que patentó Unamuno en su famoso rifirrafe con el general Millán-Astray en la Universidad de Salamanca, al comienzo de la Guerra Civil española. Yo hablaría más bien de biofobia, de gente que odia la vida por partida doble: odian a los que viven y a los que aman y defienden la vida. Parece que esta especie humana, los biófobos, no lleva camino de extinguirse. Antes por el contrario: casi cada día nos dan un trago más de su bebida envenenada y envenenadora. ¡Dios mío, qué horror!
Francisco Tostón de la Calle