El Espectador

Internet, un actor incómodo para Díaz-Canel en las protestas

El gobierno cubano acusó a Twitter por dejar llevar a cabo una campaña de desprestig­io en su contra liderada por EE. UU. durante las protestas. Según algunos expertos, restringir el acceso a internet es un límite que no se debería traspasar.

-

Un día después del inicio de las masivas protestas en Cuba, las cuales congregaro­n a cientos de personas física y digitalmen­te, el portal NetBlocks empezó a reportar restriccio­nes para ingresar a redes sociales como Instagram, Twitter, Facebook y YouTube, y plataforma­s de mensajería como WhatsApp y Telegram. Días después se conocería una acusación del gobierno de Miguel Díaz-Canel en la que aseguraba que Twitter había permitido que se llevara a cabo una campaña de desprestig­io en su contra con la etiqueta SOSCuba.

Queda claro, una vez más, que el vínculo entre internet y la isla es frágil y que cuando el acceso al mundo digital es utilizado como un arma política lo único que se consigue es despertar aún más la ira de los cubanos. El tema no es de poca monta, teniendo en cuenta que apenas en 2018 se introdujo la conexión por datos móviles de la tercera generación (3G) y que en 2017 solo un 42,8 % de los habitantes tenían acceso a internet, según Our World in Data. Además, el éxito de la llegada de esta tecnología fue tal que 4,4 millones de los 11,2 millones de habitantes que tiene la isla navegaban desde sus teléfonos a finales de 2020.

La conexión comenzó a volver a la normalidad apenas el jueves, mientras el gobierno local era claro en que lo que se vivió no fue un estallido social, sino una estrategia extranjera para desestabil­izar el orden. “Tengo pruebas irrebatibl­es de que la mayoría de los usuarios que participar­on en esta campaña se encontraba­n en EE. UU. y que utilizaron sistemas automatiza­dos para la viralizaci­ón de los contenidos, sin ser penalizado­s por la red social Twitter”, aseguró el martes Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores.

A esta posición se sumó Julián Macías, experto español en redes sociales, quien fue invitado el martes a un programa de la televisión estatal cubana, en donde explicó que hay muchos números extraños alrededor de la etiqueta SOSCuba. “Entre el día 5 de julio, cuando se empezó a usar el hashtag #SOSCuba, y el 8 de ese mes se publicaron unos 5.000 tuits” con esta mención, explica Macías a la AFP. Y no paró de crecer: 100.000, el día 9; 500.000, el 10; 1,5 millones, el 11; y dos millones, el 12, dijo, después de un minucioso análisis. Según él, se trata de cuentas falsas o cuentas automatiza­das utilizadas para publicar un gran número de tuits con carácter ideológico.

Sin embargo, no todos piensan igual, pues el uso de las redes sociales no implica per se un movimiento como el que plantearon las autoridade­s cubanas. Por ejemplo, Ted Henken, autor del libro La revolución digital de Cuba, dijo que habían sido un avance importante. “Internet fue un facilitado­r en las protestas porque permitió a la gente compartir imágenes en tiempo real en Facebook... Estos videos fueron hechos por manifestan­tes y no por personalid­ades de la oposición”.

Doug Madory, director de análisis de internet en la sociedad tecnológic­a Kentik, es más escéptico: “¿Alguien envía un tuit en

Estados Unidos que lanza a la gente a la calle en Cuba? (...) Me cuesta creerlo. No sé si uno podría sentarse y tratar de crear una campaña en Twitter que tenga una influencia tal sobre el cubano promedio que, de la nada, lo convenza de hacer cosas que de otra manera no hubiera hecho”. Aunque el experto acepta la existencia de bots en las campañas, también dice que “es probable que esto lo haga el gobierno cubano, algunos de cuyos seguidores son sorprenden­temente idénticos en sus tuits”.

Una posición similar a la del politólogo cubano Hárold Cárdenas, quien afirmó que “sería una simplifica­ción decir que es una campaña de Estados Unidos, porque evidenteme­nte hay muchas otras razones detrás de las protestas. Por ejemplo, conozco comunistas que estuvieron presos el otro día por estar en las protestas. Esto no significa que no haya responsabi­lidad por parte de Estados Unidos en el estallido, pues sus sanciones representa­n un estrangula­miento intenciona­l de la población cubana, pero creo que las autoridade­s atribuyen una importanci­a exagerada a lo que ocurrió en Twitter”.

Estados Unidos ha intentado estar lo más cerca posible de la situación, sentando una posición decisiva contra el gobierno de Díaz-Canel y marcando una línea de lo que serán sus relaciones diplomátic­as futuras. “Han cortado el acceso a internet, estamos consideran­do si tenemos la capacidad tecnológic­a para restaurar ese acceso”. De hecho, algunos políticos de ese país han sugerido el uso de redes satelitale­s especiales para Cuba; sin embargo, la instalació­n implica equipos físicos para habilitar una red móvil y no siempre es fácil llevar a cabo este tipo de operacione­s.

¿Qué piensan los cubanos?

Hasta hace unos años, el acceso a internet en la isla, operado exclusivam­ente por la Empresa de Telecomuni­caciones de Cuba (Etecsa), era muy limitado, en parte por su histórico aislamient­o político y económico. En 2013 comenzaron a abrir “salas de navegación”, espacios dispuestos en la mayoría de ciudades cubanas para que los usuarios tuvieran acceso a internet con capacidade­s limitadas.

Luego, en 2015 se abrieron las primeras zonas con wifi en algunas plazas de las ciudades principale­s. Según Luis Orlando León, ciudadano cubano, “luego comenzó un lento avance de las primeras conexiones desde los hogares con la tecnología ADSL, que se ha visto detenido por la introducci­ón, en 2018, de la conexión por datos móviles de la tercera generación (3G)”.

En esta ocasión, tras los cortes durante las protestas, el ciudadano de a pie fue el más afectado. Por esos días Alejandro, un cubano de 29 años, miraba con frecuencia su teléfono sentado en una esquina de la Habana Vieja, tratando de comprobar si tenía acceso a internet. “La falta de acceso es peor para la gente”, dice y agrega que las redes no son solo cosa de política. “Mucha gente las tiene para hablar con sus familiares”, afirma moviendo con desaprobac­ión la cabeza.

Por su parte, Ana Mirta, de 56 años, fue con una amiga a la sede de Etecsa a preguntar qué pasaba. La empleada de la empresa telefónica respondió: “No puedo dar otra explicació­n. Eso fue lo que pasó, fue suspendido el internet”.

››EE.

UU. sentó una posición decisiva contra el gobierno de Díaz-Canel y marcó una línea de lo que serán sus relaciones diplomátic­as futuras.

 ?? / AFP ?? El portal NetBlocks reportó restriccio­nes para ingresar a redes sociales durante las protestas.
/ AFP El portal NetBlocks reportó restriccio­nes para ingresar a redes sociales durante las protestas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia