La expulsión de Seki Sano
En estos días, a propósito de la expulsión del país de algunos extranjeros, se ha recordado la suerte que corrió Seki Sano, un distinguido hombre de teatro japonés, quien fue traído por la naciente televisora nacional para crear una escuela de formación de actores, ya que en esa época el centro de la programación eran los programas de teleteatro, pues los telenovelones no nacieron hasta mucho después. Seki Sano residía en México, donde hizo una ilustre carrera. Era propulsor infatigable de los métodos de Stanislavsky, que exigían a los actores que se compenetraran en sus papeles hasta el punto en que se convertían en el personaje que interpretaban. Sus antecedentes lo convertían en figura central de la formación de actores y por eso fue contratado para hacerlo entre nosotros, ya que la mayoría de quienes participaban en los programas de teleteatro no tenían experiencia escénica, en especial en cuanto a técnicas de actuación se refiere. Seki Sano llegó y al poco tiempo un grupo comenzó a recibir con provecho sus clases. Yo estaba en ese grupo y puedo atestiguar que jamás se habló sino de teatro y nunca hubo el más mínimo asomo de política. Sin embargo, a los pocos meses de funcionamiento de esa academia, un buen día llegó una decisión que ordenaba la expulsión del país del maestro dizque por hacer proselitismo marxista. Hubo una triste despedida en un restaurante (en el cual el detectivismo nos filmó a todos los asistentes) y Seki Sano se fue, aunque es muestra de su talento que la semilla que dejó prosperó. Se lanzaron muchas teorías sobre qué había detrás de esa expulsión y una que cobró fuerza la atribuyó a intrigas de dos directores de la época, Bernardo Romero Lozano y Víctor Mallarino, que temían que Seki Sano los desplazara y ellos quedaran en segundo plano. Lo cierto es que a Romero Lozano lo nombraron director de la academia en lugar de Seki Sano y a Mallarino le crearon la Escuela de Arte Dramático. Han pasado muchos años desde ese suceso, pero se sigue especulando sobre él y creo que es el momento de revelar un entretelón de la expulsión, que por haber sido parte de la TV de esa época conocí de primera mano. La realidad es que Seki Sano fue contratado por unas sumas considerables y en esa época había problemas presupuestales tan grandes que incluso a quienes trabajaban en la televisión no les pagaron por meses por su labor. Seki Sano estaba dejando un hueco grande en el presupuesto de la presidencia de la cual dependía la televisión, y como no le podían romper el contrato, decidieron aferrarse a ese pretexto y Seki Sano fue expulsado, no por política sino por prosaicas razones materiales.