CAR Cundinamarca dificulta la restauración
SEGÚN NACIONES UNIDAS, ESTAMOS en la década de la restauración, pero algunos funcionarios de la CAR Cundinamarca dificultan las acciones de restauración que adelanta o pretende adelantar la ciudadanía. Son varias las experiencias en que la intervención de la llamada “autoridad ambiental” genera efectos contrarios a aquello para lo cual fue creada.
Dos ejemplos ilustran cómo la CAR Cundinamarca, al aplicar su reglamentación, termina impidiendo la gestión de restauración. La responsabilidad no es solo de la administración actual, es resultado de una dinámica histórica y una reglamentación que, al no evolucionar de manera adecuada y oportuna, hace que su aplicación resulte errática, generando un efecto perverso que pone en ridículo al funcionario y cuestiona a la institución.
Los bogotanos generamos hasta la primera mitad del siglo pasado, por uso de leña para cocinar, la deforestación y erosión de los cerros orientales. En 1950, la Empresa de
Acueducto inició la compra de los cerros y su reforestación con eucalipto. Acción reforzada por la CAR Cundinamarca desde su creación (1961) con la siembra masiva de eucalipto y pino en el altiplano cundiboyacense.
Como lo señalan Sierra y Rojo-Alboreca en su documento “¿Cumplió el eucalipto su ciclo en los cerros orientales de Bogotá?” (2017), es claro que el eucalipto tuvo su función y racionalidad, pero es tiempo de reemplazarlo por especies nativas. Restaurar exige erradicar o reducir a su mínima expresión la presencia de eucaliptos, pinos, acacias y retamo, pero la actualización y aplicación de la reglamentación de la CAR (2010 y 2016) ha resultado insuficiente y contraproducente.
En su sede de los cerros orientales, el Instituto Humboldt (IAVH) quiso talar unos eucaliptos y sembrar especies nativas, pero la CAR fue el gran obstáculo. Dadas las dificultades interpuestas por la CAR, el IAVH resolvió reducir su solicitud y pedir permiso para talar unos pocos eucaliptos de gran tamaño —similares a los que vemos en el Parque Nacional— que generaban riesgo para edificaciones e investigadores. Se aplicó la norma “Permiso o autorización para aprovechamiento forestal de árboles aislados”, que es un trámite engorroso que demora entre 90 y 180 días. Finalmente, después de un largo proceso y a pesar de la CAR, se logró cumplir la norma e iniciar un limitado proceso de enriquecimiento biológico en el área.
En el caso de la Fundación Cerros de Bogotá, que posee la Reserva Natural Horizontes en los cerros orientales, el obstáculo aún no logra superarse. La solicitud para cortar unos eucaliptos y adelantar un proceso de restauración se inició en marzo de 2021. Si las cosas andan bien y se logra cumplir los requisitos, incluido un análisis económico y el pago que hay que hacerle a la CAR, el trámite durará cerca de un año y medio. Hoy, la Fundación tiene un vivero con especies nativas, pero no ha podido iniciar la siembra, pues antes se requiere tumbar los eucaliptos. Llegará el 2022 y veremos. Hasta ahora, la “autoridad ambiental” ha impedido iniciar la restauración.
Esperamos que la CAR se alinee con la restauración y que, en lugar de bloquearla enviando abogados para impedir los procesos, contribuya con las propuestas ciudadanas apoyando con asistencia técnica y financiera la restauración. Para tumbar los eucaliptos y pinos que impiden la restauración en los cerros orientales, la CAR “ni raja ni presta la motosierra”. La institución tiene que evolucionar o está condenada a desaparecer.