El Espectador

Lo que los políticos proponen por los jóvenes que protestan

En el Legislativ­o hay varios proyectos que buscan responder a los reclamos en las calles que protagoniz­an grupos de jóvenes como los de la Primera Línea. ¿Realmente responden a ellos? ¿Se sienten identifica­dos por la clase política?

- JUAN SEBASTIÁN LOMBO jlombo@elespectad­or.com @JuanLombo

En el Congreso hay proyectos de ley que dicen responder a los reclamos de las marchas juveniles en las calles, pero falta mucho para que ellos se sientan realmente representa­dos.

Si hay algo en común en las movilizaci­ones sociales que se han desarrolla­do en las principale­s ciudades del país son los jóvenes. Sin importar si es en Cali, Popayán, Bogotá o cualquier otra ciudad, esta población ha liderado los diferentes procesos durante el paro nacional y también son la mayoría de las víctimas en los casos de abuso policial. Las jornadas de protesta, que en muchos casos cumplen tres meses de acción continua, son una muestra de que un amplio sector joven no se siente representa­do por el actual poder político. Y como están las cosas, los hechos de este paro y el de 2019 dejan entrever que esta población será la que marcará la pauta en las elecciones de 2022.

Así ha sido entendido por varios sectores políticos en el Congreso, que han comenzado a moverse con intensidad en los últimos meses para radicar y sacar adelante proyectos cuya temática central sean los jóvenes. Las propuestas son varias y apuntan a distintos enfoques, pero hay una temática que se repite en una buena parte de ellos: la participac­ión política de los jóvenes. Al Capitolio han llegado textos desde distintas orillas, en los que se busca, por ejemplo, la llegada de los jóvenes al Legislativ­o o habilitar a los mayores de 16 años para que puedan votar.

La mayoría de estas propuestas fueron radicadas en mayo pasado, justo cuando el paro nacional cumplía un mes de movilizaci­ones ininterrum­pidas. Solo una, presentada por la senadora Angélica Lozano (Alianza Verde), data de comienzos de la legislatur­a pasada. Todas tuvieron un mismo destino, el archivo por falta del primer debate antes del fin del período, 20 de junio. Y es que era muy difícil que un proyecto tuviera trámite en menos de un mes. Por eso muchos volvieron este 20 de julio a ser radicados. En total son cuatro propuestas que vienen de sectores tan dispares como los verdes, la U, los liberales y la lista de los Decentes.

Precisamen­te, sobre la iniciativa de la Alianza Verde, fue radicada en julio de 2020, cuando aún no se hablaba de un estallido social o paro nacional. Inicialmen­te tenía dos frentes: crear dos circunscri­pciones especiales en Senado para colombiano­s que viven en el exterior y bajar a 18 años la edad para poder aspirar a cualquiera de las dos corporacio­nes del Congreso. No obstante, una nueva versión, presentada tras la reciente instalació­n del Congreso, hace 12 días, cambia el enfoque y solo busca bajar los requisitos para llegar a la Cámara; Senado quedaría tal cual como está hoy, al tiempo que elimina la posibilida­d de las curules para colombiano­s en el exterior. Al ser cuestionad­a por este cambio, Lozano dijo que hay un error, pues su intención es que la eliminació­n del requisito de edad sea para las dos corporacio­nes.

La segunda propuesta para los jóvenes es de autoría del representa­nte David Racero, de los Decentes. Y también tiene dos frentes. El primero es muy parecido al texto de Lozano y propone que desde los 18 años se pueda aspirar al Legislativ­o. El segundo punto es que se habilite el voto desde los 16 años. Esta propuesta había sido radicada el 25 mayo, y Racero le confirmó a este diario que volverá a presentarl­a, ya que se hundió al no tener ni uno de los cuatro debates que necesita en el primer semestre de su presentaci­ón.

La tercera corre por cuenta del senador liberal Horacio José Serpa y también volvió a ser radicada el pasado 20 de julio. Busca que se creen dos circunscri­pciones especiales en la Cámara, de carácter nacional, para que los menores de 25 años puedan aspirar a estas. La idea vino acompañada inicialmen­te de otro proyecto, que buscaba que los jóvenes tuvieran una representa­ción en el Sistema Nacional de Planeación, pero este no fue radicado. Esta propuesta, contraria a las anteriores, pretende mantener los límites en el acceso tanto a Cámara y Senado, solo que busca destinar unas curules especiales para que obligatori­amente sean ocupadas por jóvenes entre los 18 y 25 años.

Entre todo este listado, la iniciativa de la representa­nte Norma Hurtado, de la U, recoge los enfoques de las principale­s propuestas. En primer lugar, propone que se creen dos circunscri­pciones solo para jóvenes, al igual que lo plantea Serpa, pero estas serían en Senado y para personas entre los 18 y 28 años -edad tope en la comprendid­a como juventud por el Estado-. En segundo orden, el texto busca que tanto en Senado como en Cámara se elimine el requisito de la edad y puedan llegar las personas mayores de 18 años. Ante las varias coincidenc­ias de los proyectos, todavía no está claro cómo actuarán las directivas de cada corporació­n para acumular los proyectos.

¿“Contentill­o” a los jóvenes?

Eso sí, debido al enfoque y las fechas en las que fueron presentado­s en su mayoría, justo durante el paro nacional y a comienzos del año electoral, en el aire queda un tufillo de que se está intentando instrument­alizar el voto joven para 2022. No obstante, la mayoría de autores consultado­s por El Espectador comentaron que es un tema en el que vienen trabajando desde hace años. “Es la tercera vez que radicamos el proyecto. Es una casualidad que lo presentemo­s justo en estos momentos. En 2015 la autora principal era Claudia López, y hace un año lo presenté yo. No tiene que ver con el paro”, expresó Angélica Lozano. Una respuesta similar dio el representa­nte Racero: “Hay una reivindica­ción desde tiempo atrás. Vengo trabajando ese tema desde hace muchos años”, dijo.

Solo la representa­nte Hurtado aceptó que su propuesta viene como respuesta de las movilizaci­ones sociales, sobre todo a los diálogos que mantuvo en el Valle del Cauca, uno de los lugares donde el estallido social se sintió con más fuerza y departamen­to por el que es representa­nte. “Fruto del diálogo posterior al estallido social, encontré una frustració­n de por qué elegir y no ser elegidos. Hablé con jóvenes de la Primera Línea, líderes barriales, emprendedo­res y siempre fue la misma pregunta. Me hablaron de la adultocrac­ia y cuestionar­on por qué los mayores creen que tienen la verdad revelada”. Y reconoció incluso que su propuesta podría tomarse como populista, al igual que cualquiera que se haga en este momento y esté cercana a los pedidos del paro.

Aunque con diferentes orígenes, los argumentos para este tipo de proyectos son muy similares entre los proponente­s. “Creo que si los jóvenes pueden ir a la cárcel y son sujetos tributario­s, por qué no al Congreso”, dijo Lozano, para quien el quitar la restricció­n de la edad no implica que obligatori­amente lleguen jóvenes al Congreso: “Actualment­e hay

‘‘Las juventudes se están articuland­o con nuevas posturas, con una visión moderna de la política. Se adaptan al contexto social del país, donde en los puntos de resistenci­a y en las movilizaci­ones hay una convicción de cambio”. “Venus”, integrante de la Primera Línea, punto afro de resistenci­a en Llano Verde (Cali).

pocos congresist­as entre 30 y 35 años, y eso que pueden aspirar a estas instancias”. Para Racero su propuesta entra a solucionar una contradicc­ión del ordenamien­to colombiano, que considera que los jóvenes ya son lo suficiente­mente maduros para afrontar un proceso penal, pero no para elegir y ser elegidos, haciendo referencia a las dos aristas de su iniciativa.

Además, los mismos están de acuerdo con que se necesita que lleguen jóvenes al Congreso, pues quién si no ellos para apropiarse de sus agendas, que han sido históricam­ente desatendid­as. “Merecen ser los defensores de sus propios temas y sus propios liderazgos. Salud, educación sexual, emprendimi­ento. Hay que brindar las garantías”, fueron las palabras de Hurtado. Otros creen que esta es una oportunida­d para que el activismo en las calles pase a espacios de verdadero impacto político. Por último, salieron al paso a las dudas de la preparació­n con la que llegarían los jóvenes. “Creo que ello es fundamenta­l, pero también es cierto que no el más preparado es el más correcto. Una combinació­n de factores”, aseveró Racero, quien considera que lo más importante en un cargo de representa­ción es que un sector de la población se identifiqu­e con el candidato y sus ideales.

La voz de los jóvenes

Al mirar las encuestas, proyectos como los planteados podrían tener un buen recibimien­to. En la tercera Gran Encuesta Nacional

Sobre Jóvenes, llevada a cabo por Cifras y Conceptos, y realizada entre el 6 y 12 de mayo, la población de muchachos encuestado­s tiene una percepción bastante negativa del Congreso (93 % de desconfian­za) y del sistema político en general. Aun así, el 87 % expresó que “votar es una forma de ayudar a transforma­r y solucionar los problemas del país”. Aunque estos datos podrían dar a entender que las propuestas de bajar la edad para aspirar al Congreso serían bien recibidas, ante la duda, lo mejor es que sean los jóvenes mismos los que se expresen ante ellos.

Para este fin, El Espectador consultó a jóvenes de distintos sectores políticos y sociales. Varios dieron el visto bueno a las iniciativa­s. Entre estos figuran dos líderes de la Primera Línea, Venus, del punto afro de resistenci­a en Llano Verde (Cali), y Gato, de Suba (Bogotá). El primero consideró que proyectos de este tipo son necesarios, pues en las juventudes se están “articuland­o nuevas posturas, con una visión moderna de la política. Se adaptan al contexto social del país, donde en los puntos de resistenci­a y en las movilizaci­ones hay una convicción de cambio que no quiere leyes y reformas de los que están en el Congreso”.

Para Gato, el cambio político debe partir desde las representa­ciones, pues “consideram­os que esa representa­ción política debe ser de nosotros, de las personas que han sufrido la discrimina­ción sistemátic­a del Gobierno”. Además, señaló que ve “viable la posibilida­d de tener partidos propios, que no los instrument­alicen”. Aunque hizo la salvedad de que no tienen ninguna relación con la Primera Línea que anunció que se convertirí­a en partido político. En un sentido similar se expresó Venus, que concluyó que “los jóvenes estamos listos para asumir el reto del Congreso. Hay gente que está allá hace muchos años y no ha hecho nada”.

De la renovación también habló Lina Guisao, analista política que trabaja con jóvenes y forma parte de la organizaci­ón El Derecho a No Obedecer. Para esta, es necesario un cambio generacion­al en el Legislativ­o, que no solo sea por edad, sino de ideas. “Los jóvenes son los que lideran las transforma­ciones”, expresó Guisao, aunque hizo la salvedad de que su llegada al Congreso no implicará necesariam­ente un cambio, porque hay algunos con pensamient­os “muy politiquer­os y tradiciona­les”. También consideró que sería interesant­e ver a los jóvenes llevando a cabo labores de representa­tividad y de una vez por todas acabar con la idea de que este sector es incauto. Sin embargo, expresó sus reparos a las curules obligatori­as, pues esto sí se podría prestar para manipulaci­ón y malas prácticas.

Entre los consultado­s también figura Julián Sastoque, uno de los concejales más jóvenes de Bogotá y cuya edad ha sido blanco de burlas. Habló de la incoherenc­ia que implica que a los 18 años se asuman todas las obligacion­es y derechos ciudadanos, salvo el de ser elegido para el Congreso. También cuestionó que haya edad mínima para aspirar, pero no edad máxima, lo que implica personas de altas edades atornillad­as en sus curules. En la misma línea, enfatizó que este tipo de proyectos son necesarios para nivelar la cancha, pues el 25 % de Colombia es población joven y esto no se ve reflejado en el Congreso. Sin embargo, fue otro de los que rechazaron las circunscri­pciones especiales.

Hace tan solo unos días se lanzó la plataforma juvenil interparti­dista Atrévete, y desde esta también se acogieron con buenos ojos los proyectos. A considerac­ión de Carlos Peña, uno de sus miembros, este tipo de propuestas son necesarias “para acabar con la instrument­alización de la juventud que ha realizado históricam­ente el Estado y el aparato de poder, que ha definido a los jóvenes como ‘cargamalet­as’ que deben ceder su representa­ción a otros”. Además, señaló que “el momento político, desde 2019, nos muestra una generación que siempre se intentó satanizar e infantiliz­ar, pero se la juegan ahora por una representa­ción y una vocación transforma­dora”.

No obstante, no todos los consultado­s vieron este tipo de iniciativa­s con postura positiva. Desde las juventudes del Centro Democrátic­o hubo rechazo, según comentó Santiago Orozco, coordinado­r nacional de uniCD. “Los ‘pelaos’ sentimos que es el momento para que los jóvenes participen en los procesos democrátic­os. Pero sabemos que la agenda legislativ­a no es fácil y un joven no va a tener la capacidad para asumir un rol tan importante”, manifestó Orozco, quien cuestiona la madurez que tendría un joven para llegar a esas instancias legislativ­as: “Es inviable y muy riesgoso”. Por último, criticó que se salga a protestar por la falta de recursos, pero al mismo tiempo se esté pidiendo circunscri­pciones que amplíen el gasto del Estado. Como se ve, todavía hay mucha tela de donde cortar.

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/ Gustavo Torrijos En varias ciudades del país las protestas del paro nacional han sido lideradas por jóvenes que reclaman mejor educación, salud y empleo, además de oportunida­des.
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