El Espectador

Llegó el momento de enfrentar a los antivacuna­s

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LLEGAMOS A UN PUNTO CRÍTICO para Colombia y su plan de vacunación: el momento de choque con el movimiento antivacuna­s y los prejuicios que se difunden entre tanta desinforma­ción. Con las vacunas abiertas a cualquier persona a partir de los 25 años, significa que estamos cerca de una disponibil­idad suficiente de dosis para cubrir a la población. Como ha ocurrido en otros países, las próximas semanas y meses estarán marcadas por una pregunta esencial para vencer la pandemia: ¿cómo convencemo­s a quienes ven con desconfian­za el proceso?

La decisión de no vacunarse es una tragedia personal y colectiva. Abundan los relatos de personas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de todo el mundo que veían con malos ojos las vacunas y sufrieron las consecuenc­ias. “Era reacio a la vacuna”, le contó un hombre de 54 años a la BBC. “Estaba haciendo tiempo pensando que ya había convivido con virus, bacterias y que mi sistema inmunológi­co era lo suficiente­mente bueno. Este fue el mayor error de mi vida. Casi me cuesta la vida. Tomé muchas decisiones tontas en mi vida, pero esta fue la más peligrosa y grave”. Como él, son dolorosos y abrumadore­s los testimonio­s de personas que se arrepiente­n de no haber aprovechad­o la oportunida­d de vacunarse.

En Colombia, hasta ahora, el problema había sido logístico. No teníamos suficiente­s vacunas en todas partes del país para cumplir con la demanda. Sin embargo, ya estamos dejando atrás esa coyuntura. Vamos a superar pronto 27 millones de dosis de vacunas aplicadas en todo el país. La apertura a personas mayores de 25 años muestra la disponibil­idad y la capacidad del sistema de salud para cumplir las promesas del Plan Nacional de Vacunación. Eso quiere decir que el reto ahora es convencer a todos los colombiano­s de que respondan al llamado para superar la pandemia.

Es entendible que existan dudas. Hay mucha desconfian­za contra las farmacéuti­cas y contra el Gobierno, lo cual se ve alimentado por la desinforma­ción en internet. El movimiento antivacuna­s no nació con el COVID-19, pero tal vez nunca había sido tan evidente el riesgo que representa: si no nos vacunamos todos, la pandemia no podrá ser controlada, con los terribles efectos que ya conocemos.

Esto es lo que sabemos: la mayoría de personas que están siendo hospitaliz­adas por COVID-19 en Colombia no estaban vacunadas. En Estados Unidos, donde se ha estancado el proceso de vacunación por la renuencia de algunos, el 99,2 % de las personas que mueren no tenían ninguna vacuna. Tenemos que decirlo una y otra vez, sin ambages: las vacunas salvan vidas.

Sí, hay nuevas variacione­s que han hecho más contagioso el virus. Sin embargo, las vacunas, aunque con una eficiencia un poco disminuida, siguen siendo nuestra mejor respuesta. Además son seguras. Quizás haga falta un refuerzo en el futuro, pero eso es preferible a seguir contando muertos, ver el sistema de salud colapsado, tener que cerrar las ciudades y tener al país entero en vilo por culpa de la pandemia.

No podemos subestimar el reto que la no vacunación representa. Es ahora una tarea de todos los colombiano­s hablar sobre el tema en sus hogares, en sus lugares de trabajo, con todos sus conocidos. Si hay dudas, hay maneras de responderl­as. Si hay temor, los datos están para calmar los miedos. En todo el mundo llevamos más de 1.120 millones de personas vacunadas. Todos ellos han comprobado que no hay razón para huirles a las vacunas. Por eso, una vez más, repetimos: las vacunas salvan vidas.

‘‘Las vacunas salvan vidas. Es momento de convencer a quienes se oponen a ellas”.

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