Democracia de papel
OTRA VEZ SE SACUDE POLÍTICAmente Santander, ahora por la captura del senador Richard Aguilar, presuntamente comprometido en la celebración de contratos sin requisitos legales, concierto para delinquir y peculado mientras fuera gobernador de su departamento. Las evidencias filtradas son bastantes severas.
Aguilar es más de lo mismo. Miembro de una casta política tan poderosa que todos en su familia han sido o van a ser mandatarios seccionales, saltó al Senado como gran aliado del Gobierno en las áreas económicas. Allí le ha servido a Duque y ha sido recompensado con burocracia que será diezmada mientras enfrenta su defensa.
Si este infortunado suceso que lo ha hecho renunciar a su senaduría no se hubiere presentado, seguramente Aguilar muy pronto habría empezado a sonar como precandidato presidencial, para sumarse a ese directorio de muchos desocupados que acarician la ilusión de sentarse en el solio de Bolívar, pues si llegó Duque por qué no ellos.
Es una vergüenza que cada congresista que enfrenta cargos asuma la postura de retirarse del Congreso para ponerse a salvo de la Sala Penal de Instrucción de la Corte Suprema, trasteándose a la Fiscalía politizada y gobiernista de Barbosa, donde parece que rigieran otros códigos, pues allá los delitos de sus amigos se ven como bochinches de café, mientras que a sus críticos los persiguen implacablemente con hechos inventados.
La ciudadanía con razón debe de ver con indignación esa maroma judicial de buscar juez para sus causas, estrategia que de entrada tiene el efecto tranquilizador de que el renunciado queda por fuera del Congreso, pero también en libertad inmediata por obra y gracia de una enrevesada hermenéutica que prohíja el adefesio de que todo lo que haya investigado la Corte Suprema no sirve y hay que volver a empezar. Semejante desafío solamente pasa en Colombia. Estas cosas no pueden seguir ocurriendo, y si en verdad se piensa en una reforma a la justicia, lo primero que debería abolirse sería este columpio judicial, en vez de promover las puntadas inútiles y obvias con las que el impresenCUENTAN