Aumentando el crecimiento potencial
algunos ciudadanos, por eso lo que sucedió en El Campín y seguirá pasando en todos los estadios no es inesperado. Ni ajeno a la política, de la que nuestro nobel Gabo dijo que aquí no hay seguidores sino hinchas.
Tiene razón Gustavo Serpa, máximo accionista de Millonarios, cuando critica la solución de prohibir el ingreso a los estadios de los simpatizantes de un determinado equipo por un año y sanciones parecidas, pues ninguna de esas medidas represivas resolverá el problema y, por el contrario, incrementarán el odio y el resentimiento, además de afectar las maltrechas arcas de los clubes. El tema hay que enfrentarlo de manera diferente.
Lo primero es que mientras las autoridades dan declaraciones alteradas contra esos desmanes, a ninguna se le ocurrió formular denuncia penal contra los agresores y el fiscal Barbosa ni siquiera aprovechó el ruido mediático que tanto disfruta para promover de oficio la investigación. Por cuenta de ese olvido, cuando uno de esos patanes se presentó a la policía tuvieron que dejarlo libre. Si lo hubieran detenido, otra sería hoy la percepción de lo que pasó.
Lo segundo es que, en materia de seguridad, los asistentes a esos espectáculos masivos deben pasar por filtros para detectar si portan armas y despojarlos de las mismas. Además, si bien los estadios no se pueden llenar con más policías que espectadores, sí es urgente que haya un número suficiente de uniformados —no del Esmad— que reaccionen inmediata, eficaz y prudentemente cuando se prendan las barras bravas.
El asunto no es solo policivo ni judicial, porque la raíz del problema es la incultura, que no se combate con bolillo ni con plomo venteado, sino con educación. Desde los primeros años de formación hay que sembrar en las nuevas generaciones la postura de la no agresión como mecanismo para expresar la disidencia o el desacuerdo. Hay que enseñarles a leer, pensar, pero sobre todo a vivir en comunidad.
Por lo pronto guardaré mi camiseta de la amenaza verde para vestirla cuando me siente a ver resignado por televisión al equipo amado.
Adenda. Urgente que Mancuso concurra a la JEP a revelar lo que apenas esbozó esta semana en la Comisión de la Verdad, que fue lo que el gobierno de Uribe no dejó que divulgara cuando lo extraditaron sin haber hablado aquí.
LA TASA DE CRECIMIENTO ECONÓmico del país pasó de más del 5 % anual entre los años 50 y 70, al 3,5 % en los últimos 30 años. Esta tasa es muy baja para absorber el desempleo y generar una vida digna para amplios sectores populares, especialmente mujeres, jóvenes y migrantes. Esto explica que en ese mismo periodo la tasa estructural de desempleo ha sido alrededor del 10 %, muy inadecuada. Uno de los aspectos que explican esta ralentización es