El Espectador

El costo del olvido

- CECILIA LÓPEZ MONTAÑO cecilia@cecilialop­ez.com www.cecilialop­ez.com

NO SE TRATA DE LA PELÍCULA COlombiana que ha tenido tanto reconocimi­ento internacio­nal, se trata de analizar lo que está sucediendo en Perú y en muchos otros países latinoamer­icanos que tanto preocupa a sectores de gran poder en Colombia. En nuestro país vecino, donde se acaba de posesionar Pedro Castillo como nuevo presidente, no solo quienes han ostentado el poder allí sino sus pares en otras naciones, entre ellas la nuestra, están terribleme­nte preocupado­s. Algunos medios colombiano­s han hecho análisis realmente sorprenden­tes en los cuales el pavor al comunismo los lleva a conclusion­es que, con todo respeto, pueden desenfocar un debate que sí es absolutame­nte pertinente.

Claro que existen razones para preocupars­e, eso es innegable. Sería un gran error negarlo. Llega un presidente sin experienci­a en la administra­ción pública, pero con un gran poder que adquirió probableme­nte como líder sindical. El costo de no conocer el manejo del Estado lo estamos pagando los colombiano­s, y a esto se agregan sus primeros nombramien­tos, que refuerzan la imagen de una izquierda dura que se había logrado moderar en la última etapa de la campaña presidenci­al. Peruanos del ala progresist­a afirman que, finalmente, después de varios intentos, Castillo logró nombrar a un ministro de Hacienda que no tiene tanto rechazo del sector empresaria­l, porque creen que es mejor que otros. Los mercados, que con los primeros nombramien­tos reaccionar­on muy mal, empezaron a calmarse un poco, pero hay alerta y se viven momentos complejos en Perú. La esperanza del sector privado se fundamenta en que los cambios radicales se enfrentará­n a un Congreso donde el gobierno no tiene mayorías. Moderación en sus propuestas es la esperanza de muchos.

Para muchos colombiano­s, Perú es el espejo en que nos debemos mirar y lo usan para atacar a Gustavo Petro. Por ello es fundamenta­l entender mejor este proceso que se repite en la región. Si a esta realidad peruana sumamos las otras de América Latina, la verdad es que los habitantes de esta parte del mundo estamos pagando el precio del olvido, por décadas si no por siglos, del campesinad­o, de los afrodescen­dientes, de los jóvenes, de las mujeres y en general de los pobres. Hoy esos amplios sectores no solo están reaccionan­do sino rebelándos­e, independie­ntemente del régimen político de sus países. Y esto, con el perdón de quienes dicen que ese es el pasado, es el presente.

Es el costo de haber aceptado nuestra profunda desigualda­d como una realidad inmodifica­ble y de creer que bastaba con bajar pobreza sin tocar la concentrac­ión de la riqueza y del poder. Algunos esperamos llegar a adultos para rebelarnos, pero fue tarde, muy tarde. Los marginados de ayer son los rebeldes de hoy y van a cambiar la historia del mundo y de nuestra región. Si eso no se entiende y no ayudamos a un tránsito pacífico hacia una nueva agenda de inclusión social, justicia y derechos para todos, nuestros hijos y nietos pagarán esa inmensa deuda. Es el costo del olvido. Ignorar esa gran verdad y pensar que podemos seguir como antes será el segundo error histórico que cometemos.

el mínimo incremento en la productivi­dad de factores, cuyo crecimient­o ha sido prácticame­nte cero en los últimos 50 años. El crecimient­o ha sido básicament­e lo obtenido con incremento poblaciona­l y productivi­dad del capital. Poco hemos diversific­ado nuestro sector productivo, más de la mitad de las divisas están centradas en recursos agotables y extractivo­s, tenemos una innovación rezagada, la agricultur­a como porcentaje del PIB tiene una participac­ión mínima y estamos centrados en servicios con baja productivi­dad.

El país requiere catapultar el crecimient­o potencial de su economía, trabajar para lograr incremento­s anuales importante­s en la productivi­dad de factores (PF) y diversific­ar su economía hacia nuevos sectores y regiones. El incremento de la PF pasa por una reforma total a la educación y al proceso de formación y acumulació­n de capital humano. En primera infancia la participac­ión del nivel denominado transición es apenas del 64 %, muy bajo comparado con la cobertura en primaria (90 %), lo que subraya la importanci­a de implementa­r bonos educativos para primera infancia y reconocien­do “tu derecho a elegir” para que los padres puedan escoger institucio­nes públicas o privadas que tengan incentivos por resultados, acompañada­s con un buen programa de alimentaci­ón escolar. La primaria y secundaria deben retirarse del modelo retardatar­io del partido político de Fecode que ha garantizad­o una muy baja calidad, como lo demuestra el mediocre resultado en pruebas PISA (puesto 67).

Pero si queremos empleos que aumenten la PF es imperativo impulsar y transforma­r la formación para el trabajo, orientada especialme­nte hacia sectores donde el valor del trabajo y el conocimien­to sean requeridos de forma masiva, mejor remunerado­s y ojalá en desarrollo de nuevas tecnología­s, especialme­nte en lo digital. Pero la discusión tiene que ir más allá. El aumento en la PF tiene otro ingredient­e central, la masificaci­ón de la transferen­cia de tecnología, investigac­ión e innovación, que requiere de una malla de institucio­nes brindando extensioni­smo tecnológic­o, sumada a centros de investigac­ión, innovación y diseño, que son fundamenta­les. El crecimient­o potencial lo podemos aumentar si logramos implementa­r en todo el territorio el catastro multipropó­sito, que no solo habilite la titulación masiva de predios sino unas rentas municipale­s menos cargadas con el regresivo ICA. Tenemos que desarrolla­r nuevos sectores: un experto mundial estima que si Colombia reforestar­a siete millones de hectáreas, pude generar 3,5 millones de empleos y 30 billones de dólares extras en PIB, sumados al positivo impacto ambiental. Discutamos entonces cómo aumentar el crecimient­o potencial de la economía, con equidad, sostenibil­idad e inclusión.

‘‘Esperamos

llegar a adultos para rebelarnos, pero fue tarde, muy tarde. Los marginados de ayer son los rebeldes de hoy y van a cambiar la historia del mundo y de nuestra región”.

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