El Espectador

¿Qué sabemos sobre la variante que predominó en Colombia en el tercer pico?

La variante B1.621 predominó durante la tercera ola de COVID-19 que vivió el país y ya se encuentra en otras naciones. Aunque ha causado inquietud por varias mutaciones, la evidencia aún es preliminar.

- SERGIO SILVA NUMA ssilva@elespectad­or.com @SergioSilv­a03

Hace unos días el ministro de Salud, Fernando Ruiz, publicó una imagen en su Twitter que pasó inadvertid­a y no tuvo tanto eco en los medios de comunicaci­ón. En ella se observaba el “mapa” de las variantes del SARS-CoV-2 que habían predominad­o en Colombia durante la tercera ola de COVID-19, la más grave que hasta el momento ha vivido el país. Esa gráfica, que también acompaña este artículo, mostraba que una variante llamada B.1.621 había prevalecid­o por encima de las demás, incluso sobre alfa y gama, que han sido designadas por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) como “variantes de preocupaci­ón”.

Las suspicacia­s no tardaron en aparecer sobre lo que implicaba esa variante que había sido descrita por el Instituto Nacional de Salud (INS) a principios de este año. Incluso, a medida que ha sido detectada en otros países, algunos medios erráticame­nte, como Le Parisien, en Francia, la siguieron apodando la “variante colombiana” hasta hace un par de días, una equivocaci­ón que Martha Ospina, directora del INS, ha aclarado hasta el cansancio: que la hayan descrito investigad­ores colombiano­s no quiere decir que su origen sea de Colombia. Estados Unidos, de hecho, también estaba en un proceso similar cuando los científico­s de esa entidad la reportaron.

Pero más allá de ese desatino periodísti­co de ponerle nacionalid­ad a las variantes, hay una pregunta que varios se están formulando: ¿por qué fue la predominan­te en Colombia? ¿Debería inquietarn­os por algún motivo particular? La respuesta corta es que, para resolver esos interrogan­tes con precisión, hay que tener paciencia. Como apuntan los investigad­ores del INS en un artículo que aún no ha sido revisado por pares, su propagació­n durante el tercer pico puede explicarse por una combinació­n de factores, incluido el agotamient­o social que han vivido los ciudadanos durante la pandemia y los antecedent­es genéticos de ese linaje.

“Hasta ahora su comportami­ento ha mostrado que podría tener una capacidad de transmisió­n más elevada con otras variantes, con las cuales compite”, explica Ospina. Sin embargo, señala Julián Villabona-Arenas, investigad­or de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en Reino Unido, hace falta ver si esa transmisib­ilidad tiene que ver con las propiedade­s de la variante o con asuntos epidemioló­gicos como la relajación de medidas en el país.

Lo cierto, por el momento, es que varios países también la tienen en el radar. El Public Health England (PHE), de Reino Unido, la designó hace un par de semanas como “variante de investigac­ión” por la “aparente propagació­n en algunos países y por mutaciones preocupant­es como las E484K, N501Y y K417N”, que han sido detectadas en otras variantes de interés. Hasta el 4 de agosto, en Inglaterra, se habían detectado 37 casos con la B1.621 en seis diferentes regiones.

La publicació­n del PHE era clara en advertir que hasta ahora los datos son muy limitados para atreverse a sacar conclusion­es apresurada­s, pero hay algunas pistas de análisis en laboratori­o que parecen indicar que la infección previa puede ser menos efectiva para prevenir la infección por esa variante, aunque tampoco hay evidencia “de que sea más transmisib­le que la variante delta”.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedad­es, por su parte, optó por declarar la B.1.621 como “variante de interés”, pues hay “evidencia sobre sus propiedade­s genómicas, evidencia epidemioló­gica e in vitro” que podría mostrar una impacto significat­ivo en la transmisib­ilidad o severidad. Pero, de nuevo, aclara que es una “evidencia muy preliminar que está asociada a una gran incertidum­bre”.

La OMS también la tiene en el radar. En su página de seguimient­o a las variantes del SARS-CoV-2 la tiene designada bajo una categoría que traduce algo así como de “seguimient­o adicional”, en la que hay más de diez variantes. Para este organismo, las de preocupaci­ón continúan siendo las variantes alfa, beta, gama y delta.

En palabras de Carlos Franco, investigad­or del grupo genómico de microorgan­ismos emergentes del INS, el interés que ha despertado la B.1.621 tiene que ver con que esta variante presenta tres mutaciones de interés en la proteína S del virus (la llamada proteína Spike), lo que implica que “merece un especial seguimient­o y observació­n, porque su presencia puede asociarse a caracterís­ticas como alta transmisib­ilidad y afectación de la inmunidad natural o artificial a través de vacunación, entre otras”.

Sin embargo, dice, “estamos hablando de condicione­s que siguen siendo hipotética­s en el mundo de la ciencia. Por ahora no se ha comprobado que alguna de estas variantes del virus sean resistente­s a las vacunas. Como lo ha explicado la OMS, todas las vacunas existentes funcionan contra las variantes identifica­das y las medidas individual­es”.

Hoy la variante está en 28 países y desde que fue detectada la variante B.1.621 en el departamen­to del Magdalena, se ha detectado en 1.793 secuenciac­iones genéticas (con corte al 9 de agosto). Como le dijo a The Washington Post John Sellick, profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la State University of New York at Buffalo, en Estados Unidos, lo mejor es esperar algunas semanas para entender mejor su comportami­ento. Entonces se sabrá con más precisión si debería inquietarn­os realmente o si terminará siendo una variante más.

Por lo pronto, añadía Jenny Harries, directora ejecutiva de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido, lo importante es que “todos nos presentemo­s para recibir ambas dosis de la vacuna. La vacunación es la mejor herramient­a que tenemos para mantenerno­s a nosotros y a nuestros seres queridos a salvo del grave riesgo de la enfermedad que puede representa­r el COVID-19”.

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propagació­n de la variante B.1.621 durante el tercer pico puede explicarse por una combinació­n de factores.

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