AFGANISTÁN, EN MANOS DE LOS TALIBANES
Veinte años después de haber perdido el poder en Afganistán, los talibanes no solo tienen en jaque a Kabul, capital y ciudad más importante, sino al gobierno local. La frenética ofensiva, que comenzó en mayo de este año, beneficiada por la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, parece que culminará pronto a favor del grupo insurgente. Y es que el panorama es irreversible: en solo dos semanas obtuvieron el control de treinta de las 34 capitales provinciales, que representan el 90 % de dominio territorial, el presidente Ashraf Ghani salió del país, y ahora todas las fuerzas internacionales están puestas en que la toma de Kabul no genere más muertes ni desplazamientos de los que ya ha habido.
El paradero del presidente Ghani es desconocido, por motivos de seguridad, según informó el negociador jefe del gobierno afgano con los talibanes, Abdulá Abdulá. El hecho revela la profundidad de la crisis política que vive su gobierno y la derrota territorial frente a los talibanes. Por su parte, el portavoz de los talibanes, Zabiulá Muyahid, señaló que el grupo ya entró a Kabul para evitar saqueos y violencia, tras enterarse de que las fuerzas de seguridad abandonaron la ciudad.
En medio de la tensión, el ministro del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakawal, dijo que ya se había llegado a un acuerdo para conformar un gobierno de transición.
“La seguridad de la ciudad está garantizada, y el trato es transferir el poder pacíficamente al liderazgo de una administración de transición, inshallah (si Dios quiere). Kabul está a salvo, pueden estar seguros”, afirmó.
Mientras tanto, el Pentágono reconoció su preocupación, pero dejó claro que para EE. UU. el Ejército afgano era ahora el responsable. “Hemos observado con preocupación la rapidez con la que se han movido y la falta de resistencia que han enfrentado, y hemos sido muy sinceros al respecto”, dijo el portavoz del Pentágono, John Kirby. La postura coincide con la del presidente Joe Biden, quien señaló la semana pasada que era responsabilidad de los líderes locales unirse para resolver la situación.
La postura, sin embargo, es criticada por voces expertas que señalan que Estados Unidos falló definitivamente con la guerra que inició hace veinte años contra los talibanes. En conversaciones con El Espectador, Thomas H. Johnson, profesor de la Naval Potsgraduate School en Monterey, California, explicó: “Desde Kabul, Estados Unidos y la OTAN, esta guerra fue y es un desastre.
Nuestra estrategia y nuestras tácticas eran extremadamente débiles, teniendo en cuenta el contexto y sabíamos muy poco de lo que querían los afganos, especialmente los rurales. Nunca entendimos las complejidades de este complicado país y fuimos demasiado perezosos para descubrirlas”.
El profesor Johnson aseguró que los talibanes “nunca se han debilitado por la presión internacional. Sin embargo, desean desesperadamente el reconocimiento internacional. El poder real de los talibanes es bastante obvio. Se calcula que cuentan con unos 85.000 combatientes en Afganistán y el Ejército nacional afgano está totalmente desbordado por las deserciones y capturas de su debilidad”.
Kabul, una historia difícil
Kabul ha sido desde hace tiempo una de las ciudades más codiciadas por aquellos que buscan el poder en Afganistán. Por este motivo, ha vivido un ciclo crónico de violencia a lo largo de su historia. Uno de los momentos claves fue la guerra entre británicos y afganos entre 1839 y 1842, cuando los primeros lanzaron un violento ataque para derrocar al entonces emir Dost Mohammad. Sin embargo, las fuerzas afganas reaccionaron y derrotaron a los británicos, dando un golpe en la mesa y dejando una de las peores derrotas militares en la historia del Reino Unido, según la agencia Anadolu.
En su libro El retorno del rey: la batalla por Afganistán, el escritor escocés William Dalrymple narra cómo los británicos regresaron a la ciudad y derrotaron a los afganos: “Violaron mujeres. Mataron niños. Fue un ejemplo espantoso de maldad engendrando maldad, y no es sorprendente que algunos de los oficiales británicos recibidos en la India como héroes victoriosos estaban tan asqueados por la vergüenza que les resultaba difícil responder de manera apropiada”.
También fue un antiguo bastión de las fuerzas soviéticas, que completaron su retirada del territorio el 15 de febrero de 1989, y vivió la guerra civil entre el gobierno de Kabul liderado por comunistas y los muyahidines hasta 1992. Una vez los segundos se apoderaron de la ciudad siguieron combatiendo entre ellos incluso después de haber estipulado un acuerdo de paz, en 1993, en la ciudad santa de La Meca.
Como recuerda la agencia Anadolu, “según el informe de justicia de Afganistán, los cohetes siguieron apuntando a la ciudad de Kabul y murieron 25.000 personas en los primeros seis meses de 1994. Esta lucha interna finalmente condujo al surgimiento del movimiento talibán en agosto de 1994, que luego fue derrocado por la campaña militar liderada por Estados Unidos en 2001”. Las preguntas que quedan ahora es cuánto lograrán retener el poder de Kabul los talibanes y si podrán romper la histórica espiral de violencia.