Contribuir a una muerte digna sí es un acto de amor
¡Felicitaciones por sus editoriales, que abren espacios a la sociedad para compartir conocimientos en cuestiones sobre las que todos debemos saber y tomar posiciones y compromisos acordes con los temas! Interesante socializar los análisis de la gente. Ubicándonos en la turbia realidad nacional, vemos cómo nuestra historia y la vida en Colombia se han venido tejiendo con fuertes hilos de entrampamientos, eufemismos, falsedades, hipocresía, mentiras y engaños (como el No al plebiscito por la paz) a fin de mantener el sistema con sus privilegios para los que se acostumbraron a vivir confortablemente con todo, como puede corresponder a una clase poderosa sin empatía, aislada del resto del pueblo. ¡Hay quienes se resisten a que la gente tenga una muerte digna, pero no se inmutan ante esta avalancha de odio, violencia, inseguridad, masacres, muertes, narcotráfico, corrupción y despilfarros!
Y el Gobierno, en vez de apoyar la JEP y cumplir el posconflicto, tan amigo de los eufemismos, cambia Acuerdo de Paz por Paz con Legalidad, en lo que ha insistido pretendiendo que los desmovilizados ex-Farc primero paguen sus delitos en una cárcel y luego ocupen sus curules en el Congreso, socavando así el Acuerdo de Paz. Aparentando cumplir el posconflicto, el Gobierno nos engaña y justifica su malicioso invento: “Duque fundamenta la paz en la legalidad; Santos, en la impunidad”, “La paz sin legalidad es algo incontenible”. Sobre la verdad de la JEP, desautorizándola, dice: “No a una verdad parcializada, amañada e inverosímil”, y solicitó investigarla y sancionarla. Las masacres son llamadas “homicidios colectivos”, desdibujándolas, desfigurándolas, restándole importancia e interés a la barbarie, insensibilizándonos, sin responder con acciones de mayor impacto. Aunque toda violencia genera violencia, responde a las atrocidades contra la vida con consejos de seguridad y militariza los lugares, lo que no ha dado resultados. La reforma tributaria era “reforma social, solidaria y sostenible”: ¡más lesiva imposible! Los reclamos populares son “terrorismo de baja intensidad”. Los marchantes son “el enemigo interno”. Con el invento del castrochavismo contra Petro nos engañaron.
En este caos de país fallido, la hipocresía induce a creer que aplicar la eutanasia es un asesinato, pero no se inmutan matando por todas partes gente que quiere y puede vivir. La eutanasia es una forma humana de eliminar los insoportables dolores que con medicamentos no ceden y que atormentan al enfermo y destrozan el alma de dolor a los familiares. Es un acierto poder usar la eutanasia en Colombia, donde tantas tumbas ocultan secretos de inmensos dolores inmisericordes.