El Espectador

¿Qué es el “catenaccio”?: orígenes, historia y referentes

Un entrenador suizo fue quien sentó las bases de un estilo de juego que fue muchas veces replicado en Italia, país en el que Nereo Rocco y Helenio Herrera lo implementa­ron con éxito en el AC Milan y en el Inter, respectiva­mente.

- SEBASTIÁN ARENAS sarenas@elespectad­or.com @SebasArena­s10

Desde que en el siglo XIX los escoceses encontraro­n que con el combinatio­n game ( juego combinativ­o de pases para llegar al área contraria) podían competir contra el dribbling game (un jugador corriendo prácticame­nte en línea recta dominando la pelota) de la clase alta inglesa, no ha cesado la búsqueda de tácticas y estrategia­s para anotar más goles que el rival, y recibir menos. Se creó el primer sistema táctico (1-1-1-7), luego unos cuantos más y en la década del 30 apareció la WM (tres defensores, dos mediocampi­stas, dos delanteros interiores retrasados y tres más adelantado­s) con el Arsenal de Herbert Chapman.

De ese sistema se derivaron otros, incluido el que dibujó en su cabeza el suizo Karl Rappan, cuando en esa misma década ofició de jugador-entrenador del Servette FC de su país. Desglosó la WM, puso un hombre (que después fue conocido como “líbero”) detrás de tres defensores, más adelante otros tres mediocampi­stas y mismo número de delanteros. Posteriorm­ente a esa forma de jugar se le llamó el “cerrojo suizo”.

La idea de Rappan era que sus dirigidos, al no tener las cualidades técnicas que otros rivales, pudieran ser más competitiv­os con una estrategia defensiva más fuerte, aunque eso significar­a retroceder en el campo y concederle­s a los contrarios la posesión de la pelota. Fue llamada verrou, que en francés significa cerrar con llave. “Usted puede elegir un equipo de acuerdo con dos puntos de vista. O eres individuo con la clase y la capacidad natural para superar a los oponentes, o eres un jugador promedio que necesita ser integrado en un diseño particular, en un plan de juego. Este plan tiene como objetivo conseguir el máximo rendimient­o de cada individuo en beneficio del equipo. La parte difícil es llevar a cabo la disciplina táctica absoluta sin coartar la libertad de pensar y actuar de los jugadores”, explicó el técnico suizo en una entrevista a la revista Mundial de Fútbol.

De la estrategia verrou, con la que Rappan ganó nueve ligas de Suiza entre los comienzos del 30 y 1950, nació años después el llamado catenaccio italiano, cuyos conceptos fueron aplicados primero en Francia por Robert Accard en el Olympique de Charlevill­e-Mézières, en el que dirigió al argentino Helenio Herrera en la mitad de la década del 30. Las ideas de Rappan también llegaron en los años 40 hasta la entonces Unión Soviética, donde el Krylya Sovetov, de la ciudad de Samara (hoy en día Rusia), con el técnico Alexander Abramov Kuzmich, asombró al balompié de esas tierras en aquella época.

En Italia el primero en ejecutar los conceptos relacionad­os con evitar que el rival desarrolle sus fortalezas fue Gipo Viani. Ascendió en 1948 a la Serie A con el modesto Salernitan­a, equipo en el que el hombre libre marcaba en zona, mientras que los defensores por los costados de la línea de tres delante de él marcaban a los extremos rivales. Aunque en ese entonces ya era normal encontrar jugadores suizos en equipos italianos, y viceversa, fue Viani el primero que implementó dicho sistema en un país que sería conocido mundialmen­te, en el entorno del balón, por el catenaccio (se puede traducir como “cerrojo”).

Luego apareció Nereo Rocco, que como jugador se había desempeñad­o en dicha posición de líbero, de la que también dispuso cuando dirigió entre 1947 y 1950 al Triestina, con el que obtuvo buenos resultados jugando al catenaccio. Esa estrategia la aplicó, una vez más, en el histórico AC Milan de la década del 60, con el que conquistó, entre otros títulos, dos Copas de Europa (1962-63 y 196869). Previo a esos sucesos, mientras Rocco transitaba como director técnico del Treviso, el Inter de Milán de Alfredo Foni fue bicampeón (1952-53 y 1953-54). En la primera de estas temporadas el cuadro de Foni apenas anotó 46 goles en 34 partidos. Fueron 27 menos que la Juventus y de todas formas se consagró con un registro de solo 24 tantos en contra.

De equipos campeones con el catenaccio también se puede mencionar a la Fiorentina de 1955-56, pero el que quizás es más relacionad­o por los amantes del fútbol a esa forma de jugar es el Inter de Helenio Herrera, que en la década del 60 ganó tres ligas italianas (1962-63, 1964-65 y 1965-66), dos Copas de Europa (1963-64 y 196465) y dos Copas Interconti­nentales (1964 y 1965), entre otros títulos. Lo hizo con un fútbol que crónicas de la época calificaro­n como “agresivo” y que él sintetizó así: “Pocos pases a gran velocidad, llegar al arco contrario en el menor tiempo posible. El dribbling prácticame­nte entró en desuso. Es un recurso, pero no un sistema. La pelota siempre viaja más rápido sin un jugador atrás”.

Ese fútbol se vio superado en la final de la Copa de Europa de 1967, en la que Celtic de Glasgow ganó 21 en Lisboa (Portugal). Aunque algunos se han atrevido a decir que ese fue el final del catenaccio, en el más popular de los deportes ningún sistema ni manera de jugar es obsoleta. Las respuestas a los interrogan­tes se pueden encontrar en los comienzos del balompié, en la actualidad o en cualquiera de las décadas que han conformado su historia. En el libro Pep Guardiola, la metamorfos­is, el DT del Manchester City, que puede ser relacionad­o con la tribuna de enfrente del catenaccio, lo resumió así: “Si piensas en el catenaccio, hay un hilo desde Nereo Rocco hasta el que aplica Mourinho en el Camp Nou en 2010. En el fútbol tú decides lo que quieres ser y hacer”.

››Alexander Abramov Kuzmich, Gipo Viani y Alfredo Foni son algunos de los entrenador­es que implementa­ron el “catenaccio”.

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/ AFP El histórico Inter de Milán que dirigía Helenio Herrera le ganó 3-1 a Real Madrid la final de la Copa de Europa de 1964, en el Praterstad­ion de Viena.
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