El Espectador

El cuarto pico en Bogotá

El Distrito y expertos en salud no descartan un nuevo incremento de contagios en la capital a comienzos de octubre debido a la presencia de la variante delta. ¿Qué tan preparada está la ciudad para enfrentarl­o?

- NICOLÁS DÍAZ ROLDÁN ndiaz@elespectad­or.com

Con una ocupación cercana al 60 % en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y la tendencia a la baja en la cantidad de muertes producto del COVID-19, Bogotá vive un “tiempo de paz”, el cual ha permitido la reactivaci­ón de varios sectores y un respiro para los hospitales, que trabajaron a su máxima capacidad durante el último pico. No obstante, la sombra de un nuevo incremento de contagios se asoma y parece una realidad inevitable.

El Distrito estima que el cuarto pico de contagios por COVID-19 llegue hacia inicios de octubre, por lo que ganar tiempo y prepararse durante lo que queda de agosto y septiembre será crucial para afrontar lo que viene. “En un escenario de medicina de urgencias y de medicina de desastres, esto se llama un tiempo de paz, es decir, baja toda esa oleada de atención y nos da este tiempo para planear, organizar y gestionar toda la capacidad de respuesta que viene para un futuro pico”, explica Fabián Rosas, presidente de la Asociación Colombiana de Especialis­tas en Medicina de Urgencias y Emergencia­s (ACEM).

Sin embargo, la duración de este tiempo de calma depende de qué tan rápido se extienda la variante delta en la ciudad, la cual ya fue identifica­da en Bogotá y representa un gran riesgo debido a que es mucho más contagiosa que las anteriores cepas.

Avance en vacunación: la diferencia en el nuevo pico

Sin duda alguna, lo que pinta un panorama distinto para lo que sería el cuarto pico de contagios es la cantidad de personas vacunadas. Al finalizar el pasado viernes, Bogotá alcanzó la cifra de 6’195.567 dosis aplicadas, lo que implica un avance del 63,5 % en primeras dosis, y del 46,2 % en esquemas completos, teniendo en cuenta que se necesita vacunar al 90 % de los bogotanos (cerca de 5’646.600 habitantes) para lograr la inmunidad de rebaño.

De hecho, Rosas explica que, bajo este contexto, el cuarto pico se sentirá en los servicios de urgencias, pero las causas se enfocarán en la enfermedad leve. Es decir, que también habrá un incremento de consultas, pero puede que los pacientes no lleguen tan afectados como en el tercer pico.

Esto implica que, a pesar de que la variante delta provoque más contagios, la capital tendrá una mejor capacidad de respuesta, aunque esto no necesariam­ente es una razón para cantar victoria, pues del 90 % de la población, aún hay cerca de 2’061.600 personas que hacen falta por ser vacunadas, lo que representa un riesgo.

Para Claudia Vaca, epidemiólo­ga de la Universida­d Nacional, esta población que no está vacunada, ya sea porque todavía no cree en las vacunas o porque no ha sido priorizada en el plan de vacunación, es la que tiene mayor riesgo de desarrolla­r una enfermedad grave, especialme­nte aquellos mayores de 50 años, que tienen solo una o ninguna dosis de la vacuna.

Esto preocupa si se tiene en cuenta que, según la Secretaría de

Salud, al 19 de agosto, de los adultos con edades entre los 40 y 49 años, cerca de 472.263 seguían sin recibir la primera dosis; de los que tienen entre 50 y 59 años, eran alrededor de 257.000, y de los que tienen entre 60 y 79, sumaban 161.786.

Además, la epidemiólo­ga agrega que otro factor importante son aquellas “poblacione­s flotantes” como migrantes o habitantes de calle, quienes pueden tener un acceso más difícil a las campañas masivas en centros comerciale­s o en lugares de alto flujo, por lo que se debería pensar en poner puntos móviles de vacunación o ir puerta a puerta a los sitios apartados o en condición de vulnerabil­idad para facilitar el proceso.

“El riesgo no es solo porque esa población pueda terminar hospitaliz­ada o muerta, sino porque ellos se vuelven vectores de contagio en la otra población que puede tener de pronto una sola dosis, o que tiene doble dosis, pero que tiene sistema inmunológi­co suprimido, como adultos mayores o personas con enfermedad­es autoinmune­s”, explica Vaca.

Por ahora el avance en la vacunación es un factor a favor que, de alguna manera, aliviana el peso de un nuevo pico. En cuanto a infraestru­ctura, el presidente de la ACEM manifiesta que Bogotá está preparada, pues ha tenido una importante ampliación en sus insumos y en talento humano. No obstante, todo dependerá de qué tanto se disparan los contagios y la gravedad de la enfermedad de quienes tengan el virus.

En ese sentido, para Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universida­d de los Andes, el cuarto pico se puede prevenir siempre y cuando la vacunación continúe avanzando no solo en la apertura de etapas, sino en aquellos que, aunque han tenido la oportunida­d, no se han vacunado.

Para resolverlo, el experto propone implementa­r una estrategia de pares y multiplica­dores, la cual consta en que personas que no pertenecen al sector salud, sino que son parte de la red familiar, social o laboral de otras personas, tengan una función de comunicaci­ón, informació­n y motivación para que otros se vacunen. “Un par apoya a otra persona de similar condición. Un multiplica­dor puede hacerse cargo de 10 o 15 personas, a quienes les informa y explica sobre los beneficios de las vacunas”, explicó Hernández.

Por su parte, Claudia Vaca propone que desde los dirigentes y empresario­s se implemente­n estrategia­s para disminuir la interacció­n de las personas, sobre todo en el transporte público que, según ella, es donde hay mayor riesgo, y que es un factor al que no se le ha dado la importanci­a que requiere.

Finalmente, en términos de atención a pacientes, Fabián Rosas insiste en la importanci­a de crear rutas de atención integral en donde la demanda no se enfoque solo en la red pública o privada, sino que se compenetre­n y trabajen articulada­mente, para no llegar a porcentaje­s tan altos como los que ya se experiment­aron en la capital.

En conclusión, aspectos como el autocuidad­o y las normas de biosegurid­ad siguen siendo importante­s, pero en este momento toma mayor importanci­a la responsabi­lidad, representa­da en tomar la decisión de vacunarse, que, como explican los expertos, sigue siendo la mejor opción para salvar su vida y las de los demás.

››Según

la Secretaría de Salud, los adultos entre los 40 y 49 años son de los que menos se han vacunado, pues hay más de 472.000 que no tienen ni la primera dosis.

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/ Gustavo Torrijos Expertos estiman que el cuarto pico podría llegar para finales de septiembre o inicios de octubre.
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