¿Habrá humo blanco?
El representante Juan Carlos Losada es coautor y ponente del proyecto que busca regular el consumo de marihuana para adultos, el cual se hundió el año pasado. Esta vez, dice, hay más ambiente para avanzar en la discusión.
La Comisión Primera de la Cámara votará hoy el proyecto que busca regular el uso recreativo del cannabis en adultos. “Es una lucha por la libertad y los derechos fundamentales”, dicen sus defensores. “No podemos meter la marihuana en la Constitución”, responden sus detractores.
¿Cuántas veces se debe discutir una iniciativa que aborda un derecho fundamental para que se vuelva realidad? Es una pregunta que se hacen Juan Carlos Losada y Juan Fernando Reyes Kuri, representantes liberales y coautores del proyecto que busca legalizar el cannabis para uso recreativo en adultos. Proponen modificar el artículo 49 de la Constitución Política para que esto sea posible y para que el Estado emita licencias que permitan la comercialización de la marihuana para este fin. En entrevista con El Espectado, Losada, que también es ponente de la iniciativa, dice que si bien esta es la tercera vez que la presentan, tienen más fe de que avance en su discusión en el Legislativo, porque cuentan con nuevos apoyos: la ciudadanía y antiguos detractores conservadores del proyecto.
¿Cómo ha sido insistir en un tema que genera tanta fricción no solo en el Congreso, sino también en la sociedad?
Prácticamente todos los proyectos que radico son polémicos, porque buscan transformar a la sociedad. Presentar proyectos para que todo siga igual no generará ningún debate en el Congreso. En este caso, la votación en esas tres ocasiones que hemos presentado la iniciativa se ha ido incrementando a nuestro favor. Es bastante positivo. Ahora es una discusión polémica y difícil, pero al mismo tiempo creo que será una realidad. Si no lo es ahora, lo será en el futuro. Así pasó con la Ley del Asbesto: después de haberse radicado 12 veces, en 16 años, se aprobó. Nosotros estamos arando un terreno y dando una discusión que terminará concretándose, tarde o temprano. Ojalá lo haga más temprano que tarde.
Muchos dijeron que 2020 fue el año del cannabis. ¿Qué pasó para que Colombia no se pegara a esa ola?
La discusión internacional sigue muy activa, pero fue muy simbólico que el día en que se hundió nuestro proyecto en plenaria, fuera el mismo en que cinco estados de Estados Unidos decidieron regularizar el uso adulto del cannabis. Para nosotros fue muy doloroso ver cómo otros países están avanzando en ese sentido y que Colombia, por el contrario, siga manteniendo esa visión conservadora, retrógrada, autoritaria y estigmatizante. Consideramos que en este nuevo proyecto que hemos radicado la votación avanzará hacia una paridad real entre visiones liberales y conservadoras del asunto. Sin embargo, no podemos desconocer que Colombia sigue siendo un país muy conservador y que los cambios no solo requieren ser legislativos, sino que deben darse en las mentes. Se necesita la apertura de nuestra sociedad a nuevas formas de ver la vida y de asumir la libertad. Esta es una lucha, en primera instancia, por la libertad y por los derechos fundamentales de los y las colombianas. Otros quieren convertir esta discusión en algo económico, pero creo que eso pasa a un se
Es una oportunidad para que Colombia se convierta en un lugar esencial para el mercado cannábico. Negarse a esa posibilidad sería una torpeza”.
gundo plano. Aquí hay una garantía constitucional y sigue siendo absurdo que en Colombia sea legal consumir cannabis de uso adulto, pero sea ilegal adquirirlo.
¿Qué tan diferente está el ambiente político actual al del año anterior, para que crea que ahora sí tenga un resultado positivo?
Son dos ambientes absolutamente distintos. Hace un año, en su primer debate, tuvimos un empate de 16 votos a favor y 16 en contra. Esta vez el proyecto fue aprobado en su informe de ponencia con 14 votos. Hubo solo seis en contra. Ahora, como este es un debate que se repite por tercera vez, conocemos los argumentos de lado y lado, pero al mismo tiempo ha habido personas que estaban en contra del proyecto y que en esta ocasión se han sumado a su favor. Por ejemplo, el representante Julio César Triana votó negativamente el año pasado y esta vez lo hizo de forma positiva. Lo mismo pasó con Gabriel Santos, congresista del Centro Democrático. Édward Rodríguez, también uribista, dijo que se suma hoy a su compañero para darnos el sí. Esto tiene que ver con lo que ha sucedido internacionalmente. El tema se discutió en México y Estados Unidos en 2020. Uruguay, Holanda y Canadá también están a favor de regular este tipo de consumo. No sé si se logre aprobar al finalizar su trámite, pero tengo fe de que esta vez la votación no va a ser tan aplastante como antes.
El presidente Iván Duque firmó el decreto para exportar cannabis medicinal, pero ha sido opositor al consumo, porte y comercialización de marihuana...
Hay una contradicción por parte del presidente: por un lado atiende a la ciencia en lo relativo al cannabis medicinal, pero por el otro lado no atiende la evidencia, sino que se basa en argumentos moralistas y efectivistas a la opinión pública cuando habla del cannabis de uso adulto.
¿Cree que la campaña que pide la regulación del cannabis haga mella en el Legislativo?
El apoyo de esos artistas, periodistas, fotógrafos, diseñadores, entre otros, que hacen la campaña, es absolutamente fundamental porque los cambios que se dan en el Congreso tienen que ir siempre de la mano de los cambios que se dan en la sociedad. Una de las dificultades que hemos visto, en términos del cambio social, es que a mucha gente todavía le da pena decir que es consumidora de cannabis. La campaña es fundamental para bajar el estigma que tienen los consumidores en nuestro país. Nuestro proyecto se ve legitimado en ellos y sirve para que el país ya no atienda los argumentos moralistas, religiosos, autoritarios y conservadores, sino que empiece a atender a los liberales y científicos para demostrar que los marihuaneros no son unos fracasados, violentos y vagos, sino que son también gente tremendamente exitosa.
¿Qué responde al miedo por el consumo de menores de edad que tienen algunos, a pesar de la evidencia?
Hay que decir que en varios de los estados de Estados Unidos, una vez se reguló el consumo en los adultos, no aumentó el consumo por parte de menores de edad. En muchos permaneció estable, en otros decreció. Algunos estados tuvieron una reducción de hasta del 9 % en el consumo de niños, niñas y adolescentes. La razón fue que se regularizó el mercado y en ese escenario fue mucho más efectivo hacer campañas de prevención y salubridad, que las de prohibición.
Este proyecto es una posición en contra de la fallida lucha antidrogas. ¿Podría dañar las relaciones diplomáticas con los países que financian esa política?
Son justamente los norteamericanos los que han puesto en causa su propia lucha antidrogas al regular el cannabis de uso adulto. Ahora tienen una política más blanda con respecto al cannabis. Ellos han mandado un mensaje al mundo de un nuevo cambio de la política antidrogas. Se están dando los pasos hacia ello y Colombia debe entrar en ese ritmo de ser uno de los primeros países de América Latina que sea capaz de dar ese paso. No podemos quedarnos atrás y no dañaría las relaciones diplomáticas, pues sería una hipocresía por parte de Estados Unidos habiendo regularizado en 18 estados este uso.