El Espectador

Terror en Kabul

Estados Unidos era presa fácil de un ataque en Kabul. Solo era cuestión de tiempo. El Estado Islámico esperaba con ansias la oportunida­d para volver a la primera plana y, con los ataques del jueves, consiguió su objetivo.

- CAMILO GÓMEZ FORERO cgomez@elespectad­or.com @camilogome­z8

Estados Unidos era blanco fácil de ataque en Afganistán, y solo era cuestión de tiempo para que se consumara. En dos atentados, ayer murieron 72 personas -entre ellas 12 soldados estadounid­enses- y la capital afgana ahora es escenario de una guerra propagandí­stica en medio de la evacuación más trágica de la historia. ¿Quién está detrás de esto?

Las escenas que se vivieron en Kabul el jueves son una desgracia: al menos 60 civiles murieron y más de 170 resultaron heridos tras una serie de ataques suicidas cerca del aeropuerto internacio­nal de la ciudad, por donde tratan de escapar decenas de miles de personas de un país consumido por la anarquía.

Para Estados Unidos, además de una dolorosa tragedia, el ataque de ayer fue una gran humillació­n. Por lo menos 12 soldados estadounid­enses murieron en las explosione­s, la mayor pérdida de vidas de militares de ese país durante este conflicto en una década. Esto, cabe resaltar, mientras las tropas se retiran del teatro donde se desarrolló su guerra más larga, arrinconad­as y dependiend­o de la seguridad que les puedan proporcion­ar los mismos enemigos que enfrentaba­n hace 20 años: los talibanes. ¿Cómo y por qué ocurrió esto?

Comencemos por el por qué. Para responder hay que hacer una precisión importante: los ataques del jueves no fueron perpetrado­s por el talibán, sino por el Isis-K, una rama afgana de la organizaci­ón terrorista Estado Islámico, que se mueve en la región de Khorasan, en Asia Central. Para hacernos una imagen de quiénes son basta con decir que los talibanes les resultan “demasiado moderados”. Y ya hemos reconocido cuán extremista­s pueden llegar a ser los miembros del talibán.

Ambos grupos pertenecen a dos escuelas diferentes: mientras que el Estado Islámico (EI o ISIS, por su sigla en inglés) pertenece a los salafistas, los talibanes son de la escuela deobandi, una “más conservado­ra”. Pero el Isis-K no solo ve al talibán moderado frente a su interpreta­ción de la sharía -la ley islámica-, sino que siente que este “traicionó la ideología” de la yihad -las causas por las que luchan en el islam, dispuestas a diversas interpreta­cionesal negociar un acuerdo de paz con los estadounid­enses.

Los dos grupos se han enfrentado desde hace un buen tiempo. Es tal su enemistad, que el talibán comenzó a recibir ayuda para derrotar al EI de un protagonis­ta externo, muy inusual para ellos: Estados Unidos. Washington ha apoyado de manera clandestin­a a sus enemigos para derrotar al EI. Como dice el dicho: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

Por todo este contexto, y porque dentro de los fallecidos del jueves también se encuentran talibanes, resulta muy difícil de creer que el talibán hizo parte de los planes para los ataques suicidas de ayer. Hay que ver las imágenes. La fotografía más surrealist­a de este milenio, hasta ahora, fue capturada el jueves: talibanes y estadounid­enses trabajando juntos para cargar heridos tras un ataque que los perjudicó a ambos.

Considerem­os, por otro lado, el cambio de estrategia de los talibanes respecto a hace 20 años: usan las redes sociales, hablan inglés, dan conferenci­as de prensa. “Viven un momento de transición en el que buscan no llamar excesivame­nte la atención en términos negativos, y eso les ha llevado a realizar una estrategia de comunicaci­ón intentando presentar una imagen más positiva de ellos”, señaló Pablo Sapag, profesor de historia de la Universida­d Complutens­e de Madrid y correspons­al de guerra en Afganistán, al portal 20 minutos.

Participar del ataque de ayer le traería “mala prensa” al talibán, y eso no es lo que busca ahora. Mientras los ojos del mundo siguen posados en Kabul, intentará transmitir a toda costa un mensaje de moderación. Tampoco le convenía el ataque y el caos en el aeropuerto. Entonces, ¿por qué se dio el atentado?

“(Del Isis-K) Quieren difundir miedo, porque esa es su mejor forma de control”, dijo Eeana Ruffini, correspons­al de la CBS para la Casa Blanca.

Es miedo, es dominio del territorio, también es propaganda. El EI sabía que la operación de evacuación de Kabul era una oportunida­d para volver a la primera plana. Las advertenci­as estaban rondando desde hace días. ¿Cómo dar el golpe? Un atentado suicida era inevitable, porque ni Estados Unidos cuenta ya con la inteligenc­ia en el terreno para evitarlo, ni los talibanes, quienes participan de los operativos de seguridad para la evacuación tienen el control total. El talibán tiene facciones divididas y elementos rebeldes que no responden al comando central. Era cuestión de tiempo. Iba a suceder.

Veamos, por otro lado, la situación en el terreno: Estados Unidos elige abandonar la base aérea de Bagram y realizar toda la operación de evacuación por el aeropuerto de Kabul, que cuenta solo con una pista en medio de una ciudad de cinco millones de personas. La incompeten­cia ha reinado en la ejecución de este plan de rescate. Sin embargo, Washington ha intensific­ado también su guerra propagandí­stica, tratando de minimizar las pérdidas y apuntando a que todo se encuentra en orden, “según el plan”. Tres protagonis­tas de una misma tragedia: todos buscando mostrar que tienen el control de un terreno cuando nadie lo tiene.

Ahora arranca una lucha por ver quién se queda con “la última foto de la guerra en Kabul”. El del jueves no será el único ataque, según prevén los gobiernos extranjero­s. El EI buscará una imagen más caótica de la situación para mostrar su poderío y la histórica debacle estadounid­ense. Toda la operación de evacuación está en riesgo ahora. Según las cuentas, las labores de rescate serán imposibles de terminar para el 31 de agosto, fecha pactada con los talibanes para el retiro total de tropas estadounid­enses de Afganistán.

Al menos 250.000 afganos que trabajaron con EE. UU. no han sido evacuados. La situación es dramática. Con un ritmo de 20.000 evacuacion­es al día, la tarea no se alcanzará a cumplir para la fecha límite del 31 de agosto.

Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y Turquía evacuaron a un promedio de 1.000 personas respectiva­mente. Sus operacione­s de evacuación ya se completaro­n, según sus gobiernos.

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/ AFP Los ataques del jueves en Kabul (Afganistán) no fueron perpetrado­s por el talibán, sino por el Isis-K, una rama afgana de la organizaci­ón terrorista Estado Islámico.
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/ AP El jueves se registraro­n por lo menos tres atentados en Kabul a manos del Estado Islámico. El saldo: 72 muertos.
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