Encerrando al Valle del Cauca
POCO ALENTADORAS LAS INFORMAciones que hay acerca de la presencia guerrillera por los lados del municipio de Dagua, a 40 minutos de Cali y paso obligado para ir a Buenaventura tomando la carretera al mar.
Lo que pretenden las disidencias de las Farc —y vaya uno a saber si hay otros grupos amacizados con ellas por el rentable negocio del narcotráfico y de la explotación ilegal del oro— es restablecer el corredor que, proveniente el Cauca, les permite llevar sus mercancías al Pacífico. Por eso se están dando batallas permanentes con la fuerza pública, que no está permitiendo que se adueñen de la región montañosa de este municipio, el segundo en extensión del departamento.
No contentos con su empeño de ser los dueños del mencionado corredor, están hostigando a la población civil para ahuyentarla y lograr su desplazamiento, no sin antes recurrir al boleteo y a los secuestros exprés, lo cual tiene atemorizados a sus habitantes.
Hay que resaltar que tanto el Ejército como la Policía han tomado cartas en el asunto, logrando algún éxito, pero la culebra sigue viva y no hay que bajar la guardia, para lo cual se requiere la colaboración ciudadana, que debe servir de informante.
Caso similar ha ocurrido en las montañas de Jamundí, otro municipio vallecaucano que llegó a estar azotado con la presencia de guerrilleros combatidos valientemente por los defensores de la ley y el orden, donde también la culebra sigue viva.
Lo cierto es que Cali y sus inmediaciones están siendo atacadas sin cuartel y se quiere convertir esta zona en algo como lo que es hoy el sur de país, donde la narcoguerrilla está ganando la batalla en las zonas rurales.
Ojalá las acciones del Gobierno permitan que regrese la tranquilidad y no se llegue a extremos como bloqueos, plagios y asesinatos en Dagua y en la carretera hacia el bello puerto, que no resiste otro problema más.