Los pilares para gozar de una buena vejez
“El envejecimiento saludable es un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo del tiempo”, así lo indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El envejecimiento es un proceso biológico normal, que a pesar de esto implica un deterioro en la función fisiológica a una velocidad que difiere entre un individuo y otro.
Sin embargo, es importante diferenciar entre los cambios normales del envejecimiento y los causados por una enfermedad no transmisible (ENT), como es la cardiovascular, la diabetes, entre otras.
La senescencia es un proceso orgánico de envejecimiento que se genera con el aumento de la edad, la cual comienza desde los 30 años.
Por eso la cultura del autocuidado a lo largo de la vida es determinante para una buena vejez. Una que tenga un equilibrio físico, espiritual y mental.
Los principales cambios que se dan en la vejez están relacionados, según Miriam Lucía Ojeda, nutricionista-dietista, MSc, PhD, “con la composición corporal: con respecto a los tejidos, es de resaltar el aumento del tejido graso y grasa visceral, mientras que el tejido muscular disminuye. Además, se dan alteraciones digestivas, cardiovasculares o neurológicas, todo depende de cada persona y sus antecedentes”.
Sin embargo, esos cambios se pueden gestionar de una forma positiva a través de una buena alimentación, actividad física continua y proyectos en los que se puedan desenvolver las personas.
En primer lugar, la alimentación en la vejez, como en cualquier etapa de la vida, tiene requerimientos especiales de nutrientes, que con el envejecimiento afecta la absorción, el uso y la excreción de los mismos.
Varios estudios evidencian que las personas mayores tienen una ingesta baja de calorías, grasa total, fibra, calcio, magnesio, zinc, cobre, folato y vitaminas B12, C, E y D.
“Por lo tanto, la evaluación integral médico-nutricional e individualizada del adulto mayor permitiría identificar los riesgos nutricionales y, por ende, implementar el plan de alimentación que más se adapte a sus condiciones particulares”, explica la nutricionista Ojeda.
La actividad física también es parte de esa triada que permite tener una vejez saludable y activa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas mayores deben “realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante 150 minutos semanales, combinarlas con ejercicios de fortalecimiento muscular, los cuales mejoran la capacidad funcional y previene las caídas”.
Estos se pueden hacer en casa, en espacios al aire libre con los respectivos protocolos de bioseguridad o en lugares en los que se puedan desarrollar diferentes actividades.
“Los centros deportivos o las cajas de compensación, con su oferta deportiva y cultural, pueden contribuir a esa calidad de vida en la vejez”, indica el médico Andrés Jagua.
Lo importante es moverse, alimentarse de una forma saludable y cuidar la salud mental para que esos años en la edad adulta se puedan disfrutar con la familia, amigos y cercanos.
Es posible gozar de buenos años si en familia se promueve la cultura del autocuidado a lo largo de la vida.