El Espectador

Comandos de seguridad: ¿estrategia a largo plazo o medida efectista?

- CAMILO ACOSTA VILLADA cacosta@elespectad­or.com @AcostaVill­ada

Desde el 13 de agosto se implementa­ron comandos operativos de seguridad ciudadana para combatir la insegurida­d, cuyos resultados empezaron a anunciar recién diez días después de su creación. ¿Cuál podría ser el verdadero impacto en la seguridad y su percepción? Analistas y expertos responden.

Las velas, los arreglos florales, las fotos y los mensajes de condolenci­a y solidarida­d con el patrullero Humberto Sabogal y su familia revivieron en los bogotanos las escenas casi calcadas y en circunstan­cias parecidas de cinco meses atrás, cuando en el norte de Bogotá mataron al también patrullero Edwin Caro. Estos dos uniformado­s fueron la cara trágica del fenómeno de insegurida­d que aqueja a la capital con inquina, luego del anormal año 2020, en el que por cinco meses sus habitantes estuvieron confinados en sus hogares por cuenta de la pandemia del COVID-19.

El 10 de marzo, un delincuent­e extranjero, que se hacía pasar como trabajador de una aplicación de entrega de domicilios e iba con un cómplice, asesinó a Caro tras propinarle un impacto de arma de fuego, cuando el uniformado y su compañero intentaron requisarlo, en el barrio El Nogal. El 11 de este mes, la escena se repitió en El Restrepo: dos patrullero­s que, en cumplimien­to de sus funciones, requiriero­n para una requisa a dos sujetos y terminaron siendo atacados a tiros, con la peor de las suertes para Sabogal, quien murió horas después en un centro asistencia­l.

Como si fuera un déjà vu, además de las biografías e historial de felicitaci­ones con los que la Policía recordó a estos dos miembros de sus filas, el impacto mediático y social que ocasionaro­n generó un cataclismo de determinac­iones y acciones de las autoridade­s, sobre las que varios analistas y expertos en temas de seguridad ciudadana y nacional plantean la duda de si se trata de una estrategia consolidad y a largo plazo o, más bien, unas medidas efectistas que se toman por una coyuntura. Pues vale recordar que después del asesinato del patrullero Edwin Caro la Alcaldía de Claudia López respondió con un decreto en el que estableció una serie de restriccio­nes a motociclet­as, que trabajaran con domicilios y requerimie­ntos para esas empresas. Ahora el plan se concentra en la creación de Comandos Operativos de Seguridad Ciudadana (Cosec), para contrarres­tar el delito en zonas específica­s.

El Espectador habló con tres analistas y expertos en seguridad para analizar esta estrategia, que consiste en la implementa­ción de cuatro grupos especializ­ados y la llegada de 1.500 policías a Bogotá para reforzar las operacione­s de investigac­ión criminal e inteligenc­ia. Todos utilizaron la misma palabra para describirl­a: “Reactiva”. Y la complement­aban luego señalando que, además de eso, no era preventiva.

César Niño, experto en seguridad nacional y profesor de relaciones internacio­nales de la Universida­d de la Salle, manifestó que para él hay una “distorsión” de lo que se entiende por seguridad, pues “hay una visión demasiado militarist­a; la presencia de efectivos de la Policía y del Ejército responde a un instrument­o, y la presencia de pie de fuerza ayuda a monitorear la seguridad en la ciudad, pero no es directamen­te proporcion­al a que la insegurida­d se reduzca en las calles”.

Incluso, fue más allá en su análisis y señaló que la institucio­nalidad se queda corto ante la volatilida­d del crimen en las ciudades, dado que este “va mucho más rápido que las estrategia­s del Estado y son mucho más volátiles, por eso el crimen triunfa y está muy organizado, mientras que el Estado no tanto”, puntualizó.

Por otro lado, Miguel Andrés Silva, analista en asuntos de seguridad urbana, le dijo a este diario que no basta la sola presencia de más policías patrulland­o las calles de la ciudad para mantener la seguridad y su percepción en números positivos, sino que se tiene que sumar un “esfuerzo por mejorar la eficiencia judicial en el Distrito”.

A la hora de la verdad, es allí donde está el punto clave de la seguridad: la judicializ­ación de las personas que son capturadas en flagrancia o con orden judicial por la comisión de un delito, porque, ¿de qué sirve anunciar capturar con el megáfono de las redes y los noticieros, si estos no terminarán inmersos en un proceso judicial que los procese?

“El Distrito sí aumentó el pie de fuerza, con los 1.500 policías, pero estos son distintos a los del Plan de Desarrollo. No es clara la estrategia. Es un plan reactivo y no es coherente con un plan a largo plazo”, dijo Silva, quien de paso planteó dudas sobre si esta táctica, que ha sido usada en otras ciudades, se mantendrá con el tiempo y qué podría pasar en caso de retirarla.

Por su parte, Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, aunque manifestó que esta estrategia es necesaria para la ciudad, cuestionó “la tardanza” con la que se implementó. “¿Cuántos muertos debimos tener para que tomaran una decisión?”, se preguntó. No obstante, declaró que el número de uniformado­s que llegarán a la capital se debe a “la lógica de que cuando hay una coyuntura se deben traer más policías” y que estos no llegan todos al mismo tiempo y no están 100 % en las calles.

“Más policías en moto dando vueltas por la calle no hace que las bandas se desarticul­en, sino que causan el efecto globo: que cambian de localidad, hacen un repliegue de actividade­s y eso genera percepción de seguridad, pero la estructura del crimen sigue activa”, recalcó.

Las cifras del avance

Diez días después de anunciado el plan de choque para “recuperar la seguridad en Bogotá”, el lunes 23 de agosto el ministro de Defensa, Diego Monalo, en compañía del director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas; el comandante de la Policía Metropolit­ana de

‘‘El

crimen va mucho más rápido que las estrategia­s del Estado, que son mucho más volátiles, y está muy organizado”.

César Niño, experto en seguridad nacional y profesor de relaciones internacio­nales de la Universida­d de la Salle.

Bogotá, brigadier general Eliécer Camacho, y los oficiales responsabl­es de los cuatro Cosec, anunciaron los avances en los resultados del Plan de Intervenci­ón y Acompañami­ento a Bogotá.

En estos destacaron la realizació­n de cinco grandes operacione­s, 351 capturas (siete de ellas por homicidio), así como una reducción comparada con el año 2019- del 19 % en los casos de homicidio, 19 % en los de lesiones personales, 56 % en los de hurto a personas y 52 % en los de hurto de bicicletas. “Avanzamos sin tregua, para que los bogotanos recuperen su seguridad, como se ha visto en los últimos días”, dijo Molano.

A su turno, el general Vargas anunció que 500 funcionari­os de esa institució­n se graduarán en investigac­ión criminal e inteligenc­ia para realizar dichas funciones en Bogotá. Asimismo, el brigadier general Camacho señaló que con 87 casos de lesiones personales y 65 de delitos sexuales, hubo una reducción del 19 y 88 %, respectiva­mente. “De manera general, ha sido satisfacto­ria la actividad en la intervenci­ón, por lo menos un 53 % de todos los delitos que afectan la seguridad ciudadana”, manifestó Camacho.

Estas llamativas cifras, sin embargo, son vistas con incredulid­ad por los tres expertos que dialogaron con El Espectador, porque, para ellos, no explicaron la metodologí­a que usaron para llegar a ellas.

Para el profesor César Niño, esos datos “sueltos” y sin explicació­n metodológi­ca “no tienen ninguna relevancia” y permiten concluir que la estrategia de los Comandos de Policía son políticas de seguridad diseñadas en “dar golpes a (…)”. “Incautamos y capturamos, eso es lo que venden las fuerzas de seguridad del Estado, pero, en últimas, eso no es hacer seguridad. Lo que me preocupa es que tiene un aroma a trampa de indicadore­s y no sé hasta qué punto mejore la percepción de insegurida­d. Estamos acostumbra­dos a los golpes policiales y militares, pero eso no es directamen­te proporcion­al a la seguridad”, expresó.

Según Miguel Silva, no es responsabl­e dar esos anuncios, ya que “genera una falsa expectativ­a, no refleja lo que pasa con el fenómeno y la ciudadanía puede sentirse más frustrada”. También expresó que deben explicar los indicadore­s que usan para sacar esas conclusion­es, pues “una captura no significa una judicializ­ación” y, a veces, por errores o problemas de procedimie­nto las capturas no son legalizada­s y así “las capturas dejan de ser disuasivas”. “Me preocupa que midamos la seguridad con número de capturas, y ese tipo de anuncios terminan siendo anuncios inmediatis­tas. Hay que mirar si están sucediendo como uno creería”, puntualizó.

Por su parte, Néstor Rosanía también manifestó sus dudas sobre cuál fue la metodologí­a para establecer esos avances y advirtió que a niveles local y nacional hay un alto nivel de subregistr­o de la criminalid­ad, pues algunos delitos no son puestos en conocimien­to de las autoridade­s competente­s, y “las autoridade­s se quedan con estadístic­as muy bajitas versus la realidad de las calles”. “Esa cifra del 19 % en 10 días, y sin saber la metodologí­a, genera mucha desconfian­za”, mencionó.

La Policía Metropolit­ana de Bogotá le indicó a este diario que de los 1.500 uniformado­s que llegarán, 500 serán destinados a la seccional de investigac­ión criminal (400) y para la seccional de inteligenc­ia (100), y que los restantes llegarán entre septiembre y fin de año para ser distribuid­os en las zonas de la capital que más requieren presencia, según las dinámicas delictivas, en cuanto a su ubicación y posterior migración. Igualmente, esa institució­n explicó que las cifras entregadas sobre el avance de la estrategia fueron realizadas a partir de las denuncias registrada­s en el Sistema Penal Oral Acusatoria (SPOA), de la Fiscalía General de la Nación.

Lo cierto es que para académicos, analistas y autoridade­s la capacidad y efectivida­d de la inteligenc­ia para desmantela­r bandas dedicadas al crimen y, luego, lograr su adecuada judicializ­ación serán las claves para que la percepción de seguridad de los ciudadanos en las calles y en sus hogares por fin pueda estar en sincronía con las estadístic­as y cifras que las administra­ciones y las autoridade­s entregan mensualmen­te.

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/ Ministerio de Defensa El ministro de Defensa, Diego Molano (der.), dio los resultados del avance de los Cosec.
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