El Espectador

El compromiso de formar a los colombiano­s

Programas técnicos, tecnólogos y profesiona­les están disponible­s para los afiliados que deseen cumplir ese sueño de ser profesiona­les.

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“La educación es un motor de movilidad social para las personas. Y eso lo hemos entendido desde las cajas de compensaci­ón, que le apostamos a formar el talento que necesita el país desde los niveles técnico, tecnólogo y profesiona­l”.

Estas son las palabras de Diana Pérez, rectora de la Fundación Universita­ria Cafam, quien explica que desde los inicios de las cajas de compensaci­ón el tema de la educación ha sido un pilar que los ha movido hasta la actualidad y que se presenta como una oportunida­d para generar desarrollo.

Y más cuando millones de colombiano­s tienen el sueño de ser profesiona­les, el cual se ha visto frustrado por diferentes circunstan­cias, que van desde lo económico hasta lo personal.

Por eso las cajas de compensaci­ón, con su apuesta por la educación superior, se presentan como un aliado para que jóvenes e incluso personas mayores puedan acceder a educación de calidad.

“La Fundación Universita­ria Comfamilia­r Risaralda es un lugar de oportunida­des, donde la meta de ser profesiona­les se materializ­a gracias a todos los beneficios que esta ofrece, los cuales van desde los horarios hasta los precios diferencia­les ajustados a la realidad de cada estudiante. Muestra de esto es la campaña UC-TÓN, que recauda fondos para subsidiar en un porcentaje la matrícula de los estudiante­s de estratos 1, 2 y 3, que se encuentran en alto riesgo de deserción por motivos económicos u otros”, destaca Óscar Zapata, rector de la institució­n.

Entre las ventajas de estudiar a través de las cajas de compensaci­ón es la oportunida­d de hacer la carrera por ciclos, desde un programa técnico, pasar al tecnólogo y, finalmente, culminar el programa profesiona­l.

Este modelo ha sido exitoso, porque les permite a los estudiante­s adquirir esos conocimien­tos y ponerlos en práctica en las organizaci­ones, a la vez que pueden generar ingresos para no desertar.

Actualment­e, en Colombia, hay ocho cajas de compensaci­ón con una oferta de programas académicos disponible­s para los afiliados. Por ejemplo, en Unicafam llevan una trayectori­a de más de una década, con diez programas de pregrado, cuatro posgrados y 1.500 estudiante­s que se están formando para apostarle a ese desarrollo sostenible del país.

“Nuestro aporte a la construcci­ón del país se consolida a través de la generación de oportunida­des de transforma­ción para los jóvenes y nuestro ADN: liderazgo, emprendimi­ento y empoderami­ento. Hemos desarrolla­do un modelo pedagógico, en el cual el estudiante puede adquirir diferentes titulacion­es y hasta tres momentos de prácticas empresaria­les. Esto último contribuye a que nuestros estudiante­s puedan alcanzar un año y medio de experienci­a laboral, y, de esta manera, obtener más posibilida­des de incursiona­r rápidament­e en el sector empresaria­l”, explica Marco Llinás Volpe, rector de la Fundación Universita­ria Compensar.

La relación empresaria­l que tienen las cajas de compensaci­ón con las empresas del país es un plus para los estudiante­s, quienes además de vincularse de una forma rápida, también aportan para el desarrollo de nuevos programas que estén alineados con las realidades y necesidade­s del mercado, y el cual les dan un protagonis­mo importante a los programas técnicos.

Al analizar datos de las vacantes registrada­s por las empresas en el servicio público de empleo, tanto a escala nacional como de Bogotá y Cundinamar­ca, se evidencia que la generación de perfiles con niveles de formación universita­rios ha presentado una tendencia decrecient­e, pasando en 2018 de un 30 % (560.268 vacantes) a 2020 con un 23 % (274.196 vacantes).

“En Colsubsidi­o entendimos esto y hemos puesto en marcha un sistema de productivi­dad, que tiene como objeto conectar la demanda y la oferta laboral e implementa­r programas de formación para la productivi­dad de las empresas y los trabajador­es afiliados, soportados en el conocimien­to y el análisis permanente­s de los sectores productivo­s”, señala Sonia Durán, gerente de Educación, Cultura y Productivi­dad de Colsubsidi­o.

Esto significa que las empresas cuentan con un aliado para potenciar sus factores de producción, para la consecució­n y formación de su talento humano, para la inclusión en redes empresaria­les y científica­s o para acceder a servicios relacionad­os con comerciali­zación, aprovecham­iento de sistemas de informació­n, analítica de datos, nuevas tecnología­s y espacios de coworking.

“Contamos con todo el recurso humano para formar el talento que requiere Colombia y el mundo, y más en este momento en el que se presentan oportunida­des únicas para seguir apostándol­e a la educación como motor de cambio y ser ese medio para que millones de personas puedan cumplir su sueño de ser profesiona­les”, concluye Diana Pérez, quien adelanta que en la universida­d presentará­n nuevos programas innovadore­s que le apuestan al cambio.

››Una de las ventajas que tienen las personas que estudian en las cajas de compensaci­ón es la pronta vinculació­n al mercado laboral.

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/ Getty Images La virtualida­d ofrece las posibilida­des de que jóvenes de diferentes partes del país accedan a una experienci­a de formación de calidad.

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