Todos ponen
HASTA AHORA LA CAMPAÑA PRESIdencial se ha caracterizado por varias cosas: decenas de candidatos, la Presidencia como mango bajito y un sartal de ofertas y pajaritos de oro. Casi nadie habla de lo verdadero: tendremos al menos una década de padecimientos. Hay tierra prometida, pero más allá del sudor y las lágrimas, que es lo que toca afrontar en el descuadernado país del 2022. Y una impúdica carrera de adulación a los jóvenes, disparando seducción sin siquiera percatarse de los matices y las diferencias existentes en ese grupo humano.
Aunque el ritual es prometer rebajas de impuestos, ese camino no es viable. Ellos son la vía democrática para lograr igualdad. La otra es la revolución y eso no lo queremos. A esto hay que agregar algunas cosas impopulares que hay que decir con franqueza.
Se requiere por fin una reforma tributaria verdaderamente integral, progresiva, que ponga a pagar más a los que más tienen, sin la cual no podremos afrontar el pasaje de sufrimiento que se les viene a los desposeídos. Eso exige sacrificio de los ricos. Evaluación permanente de estímulos tributarios de modo que solo se mantengan los verdaderamente productivos. Y no señalados a dedo para pagar favores de campaña. Cárcel a grandes evasores.
Los sindicatos defienden lo suyo. Pero es un momento de responsabilidades superiores. Toca rehacer el sistema pensional. Tributos para las pensiones altas y un sistema de pilares en la línea de Fedesarrollo. Nada de subsidios a las megapensiones.
Salud como derecho. Corrección de los desmanes del lucro excesivo de los operadores, pero sin desdeñar el sector privado. El estándar de las obligaciones del sistema tiene que ser revisado para llegar a lo esencial. No podemos seguir sumando desde pañales hasta cirugías estéticas. Los jueces deben refrenar su condición de ordenadores de gasto. Solo deben garantizar aquello que haga parte de ese estándar adoptado con participación de los usuarios mediante un proceso de convencimiento y razonabilidad.
Reforma laboral para dar ingreso en la anticuada legislación a formas de trabajo innovadoras, flexibles, creativas. Reordenamiento territorial en serio. Limpieza de la política. De verdad. Sin contemplaciones. La corrupción nos está ganando la batalla.
Hay que rehacer la justicia desde cero. Pequeña constituyente para eso. Las ideas no deben detenerse en la repartición de la cúspide del poder judicial. La clave es acceso y eficacia.
Esas son las duras. Las maduras son: robustecimiento de la educación pública. Ingreso gratuito a la universidad. Universalidad de la salud dentro del estándar ya mencionado. Órganos de control independientes. Procurador elegido popularmente como la gran voz de la sociedad. Participación política. Democracia deliberativa. Voto obligatorio en dos elecciones. Permanencia limitada a dos períodos de los congresistas. Apoyo a los empresarios que son los verdaderos generadores de empleo. Revisión de los TLC. Examinar cuáles cláusulas están siendo nocivas para la producción nacional.
Democracia no solo como instrumento para el gobierno de las mayorías sino como reconocimiento de los derechos de las minorías en un marco de dignidad humana.
Coda. Se anuncia el ingreso de Alejandro Gaviria. Bienvenido. Le dará altura al debate. Pero, cuidado: si el centro se divide, estaremos de vuelta al 2018.