El pleito por el hotel Hilton Garden de Santa Marta
El proyecto inicialmente costaría $37.000 millones, pero terminó rondando los $60.000 millones. La constructora asegura que hubo sobrecostos demostrables, pero los inversionistas piden que se investigue una posible estafa.
Al frente de la Marina de Santa Marta y a escasas cuadras del centro histórico de la ciudad está el hotel Hilton Garden Inn, que abrió sus puertas a comienzos de 2018. En estos tres años que lleva en operación ha pasado de agache un millonario pleito entre la compañía que lo construyó, Fawcett, y un gran grupo de inversionistas que ha generado denuncias en la Fiscalía de parte y parte, que ya están en investigación. Quienes pusieron el dinero creen que los estafaron, pues hoy no reciben un solo peso de lo que produce el hotel, y en la otra orilla responden que quienes invirtieron no han saldado sus deudas.
El proyecto empezó en febrero de 2012, cuando Fawcett, representada legalmente por Johanna Fawcett, les presentó el proyecto de construcción del Hilton Garden Inn a tres potenciales inversionistas. “Fawcett es quien pone las puntas juntas, quien trae al negocio el lote, quien organiza los números del proyecto, quien presupuesta, quien construye y, además, quien definió desde el principio que no iba a haber interventoría en la obra”, aseguró a este diario el abogado Jacques Simhon, quien representa a 21 personas naturales y dos sociedades que invirtieron más de $16.000 millones en el proyecto y hoy denuncian que habrían sido estafados.
Según la denuncia que interpusieron en la Fiscalía, después de febrero de 2012 se sumaron más y más inversionistas, hasta que en 2014 se acordó que el presupuesto del proyecto sería de $37.000 millones. De ese dinero, al menos $19.000 millones tendrían que salir del bolsillo de los inversionistas y lo demás se conseguiría por préstamos bancarios. “Los aportes de los inversionistas representaban el 100 % del proyecto e iba a haber una deuda adicional. Eso fue lo que plantearon y prometieron. La realidad fue distinta: Fawcett no consiguió la plata con créditos bancarios, sino con prestamistas privados a unas tasas totalmente ridículas”, añadió Simhon.
El documento agrega que Fawcett debía informarles a los inversionistas si necesitaba dinero adicional, previo a recurrir a otras vías de financiación. Sin embargo, según los denunciantes, no les consultaron y, para conseguir los recursos, acudió a préstamos con privados, a quienes les prometió como garantía derechos sobre la fiducia que administraría el hotel cuando entrara en operación. Además, el presupuesto del proyecto fue aumentando: a finales de 2014, cuando comenzó la construcción, ya costaba $40.912 millones, en 2017 llegó a $43.795 y para 2019, con el hotel ya en operación, les dijeron a los inversionistas que había costado $55.466 millones.
La denuncia sostiene que Fawcett intentó justificar los sobrecostos de la obra con, por ejemplo, el cambio en el valor del dólar e incluso dijo que el lote valió $1.300 millones más de lo inicialmente presupuestado. “El precio de la tierra no cambia. Puede haber variaciones en el precio del acero, del concreto, pero no va a variar el lote, porque ya está en un contrato de compraventa. Y por haber conseguido ese dinero a las tasas que lo consiguieron, el costo final del hotel terminó en $60.000 millones, un sobrecosto del 50 % del valor inicial. Que un proyecto se sobrecostee en la mitad del costo total en el mundo privado es impensable”, aseguró el abogado Simhon.
Luego, al parecer, sociedades cercanas a la familia Fawcett pagaron directamente esas deudas y así se hicieron con las garantías del proyecto, dejando por fuera a los inversionistas iniciales. En palabras del abogado Simhon, “inicialmente, cuando se planteó la posibilidad de conseguir esa plata como créditos puentes y se habló con una parte de los inversionistas, se dijo que iban a garantizarla con el 20 % de las acciones del proyecto. Pero lo que hicieron los Fawcett fue ellos mismos pagarles la deuda a esos acreedores y cuando se les traslada a ellos la deuda, levantan la restricción del 20 % y vuelven el 100 % del proyecto garantía”.
Y continuó: “Entonces, siguen acumulando intereses, al punto que dicen: yo ya tengo suficiente para ejecutar el 100 % del proyecto como garantía. Y lo ejecutan y así se quedan con el 100 %, repartidas entre: Fawcett, Aleanco, Ariza Hermanos y un par de personas naturales, todas de la familia Fawcett”. Así, los inversionistas iniciales, que pusieron los $16.000 millones con los que arrancó la construcción Hilton Garden Inn en Santa Marta, hoy no son dueños de un centímetro del proyecto y en cambio están endeudados. Por eso piden que se investigue a la familia constructora por los posibles delitos de estafa, administración desleal y abuso de confianza.
Consultada por El Espectador, la constructora Fawcett contestó que al momento no ha sido notificada de acción alguna por la Fiscalía. Explicó, a su vez, que la gestión financiera del proyecto estaba a cargo de Valora Capital, empresa que es representada por tres de los inversionistas que ahora denuncian supuestas irregularidades. La compañía añadió que estos inversionistas “han realizado una serie de manifestaciones temerarias y malintencionadas con el propósito de desacreditar a Fawcett y al proyecto. Hasta tal punto de intentar obtener irregularmente una participación sin cumplir con sus obligaciones financieras”.
Así las cosas, también dijo que denunció en la Fiscalía a los tres integrantes de Valora Capital, pues desde el comienzo se establecieron en el proyecto mecanismos de resolución de conflictos, “que en nada se relacionan con este tipo de argucias jurídicas y mediáticas que, sin ningún medio probatorio, pretenden presionar y perjudicar el buen nombre de Fawcett”. Uno de esos mecanismos sería un tribunal de arbitramento, un mecanismo efectivo, pero costoso para las partes. Mientras deciden si costearlo para desenredar este embrollo jurídico, los inversionistas le pidieron a la Fiscalía que ordene un peritaje financiero para que las cuentas queden claras de una vez por todas.