El Espectador

La Mojana, en emergencia

Aunque mandatario­s locales de esta subregión del norte de Colombia, compuesta por 11 municipios, creen que la solución a las inundacion­es por cuenta de las lluvias es la construcci­ón de un dique, expertos hablan de trabajos integrales para recuperar la fu

- PABLO MONTOYA PAREDES pmontoya@elespectad­or.com @pablomonpa­r

El testimonio de Oswaldo Pupo, habitante del municipio de Ayapel (Córdoba), sirve para entender lo que están viviendo los pobladores de La Mojana ante las inundacion­es: “Estoy en una zona donde todo es ciénaga y tenemos unos potreros limpios y ahora uno los ve y solo dan ganas de llorar. Cuando saqué mi ganado se me murieron tres novillos y dos terneros. Uno tiene pocos animales, soy un campesino que hasta ahora está empezando y tengo deudas en los bancos y perderlo todo es muy duro. Las gallinas igual; he hecho cuatro viajes intentando salvarlas, pero no encuentro 80 todavía. También se me murieron 30 carneros porque no hay dónde trasladarl­os porque no hay pasto ni quién los reciba”.

Desde el pasado domingo 22 de agosto la subregión de La Mojana vive una emergencia por cuenta del desbordami­ento del río Cauca, tras el rompimient­o de un dique en el sector conocido como Cara e’ Gato. Esta zona del país, ubicada en el norte de Colombia, abarca cuatro departamen­tos y está compuesta por los municipios de San Marcos, Sucre, San Benito, Majagual, Guaranda y Caimito, en Sucre; Magangué, Achí y San Jacinto del Cauca, en Bolívar; Ayapel, en Córdoba, y Nechí, en Antioquia. Confluyen allí los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, tres de los grandes cuerpos de agua del país, una caracterís­tica que hace de esta una región propensa a inundacion­es.

Las fuertes lluvias que se han registrado en los últimos dos meses incrementa­ron el caudal de los ríos y derivaron en inundacion­es que han afectado a por lo menos 27.780 personas, de las cuales 23.349 pertenecen a los seis municipios sucreños, el departamen­to más afectado por la emergencia. Ante la magnitud de la crisis, los mandatario­s de estas regiones han realizado llamados al Gobierno Nacional para buscarle una solución de raíz al problema. De hecho, el pasado 1º de septiembre los gobernador­es de tres de los cuatro departamen­tos (Sucre, Bolívar y Córdoba) se reunieron en Presidenci­a con el presidente Iván Duque. En la reunión también estuvo presente el director de Gestión del Riesgo de Antioquia, Jaime Enrique Gómez Zapata; la directora del Fondo de Adaptación, Raquel Garavito, entre otros. Esta conversaci­ón fue para plantear una hoja de ruta que permita atender la situación, sobre todo si se tiene en cuenta que los pronóstico­s auguran más lluvias en los meses venideros.

El Espectador pudo conocer que tras ese encuentro entre mandatario­s locales y el Gobierno, el proyecto para solucionar los problemas de inundacion­es en La Mojana será declarado como estratégic­o a escala nacional, para hacer una gran intervenci­ón. Además, se pactó una modificaci­ón de la Ley de Regalías regional para que los departamen­tos puedan hacer uso de ese dinero para esta subregión. La Financiera de Desarrollo Territoria­l (Findeter) será la ejecutora de las construcci­ones, que empezarían en diciembre de 2021.

El gobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa, confirmó que habrá una bolsa común entre el Gobierno Nacional y las gobernacio­nes para cerrar financiera­mente el proyecto, cuyo costo asciende a más de $1 billón. “Vamos a cambiar la historia dramática y de emergencia­s de La Mojana por un modelo de trabajo en equipo con el Gobierno Nacional y los de los departamen­tos que permanente­mente se afectan por esta situación”, aseguró el mandatario. El

Espectador también conoció que el anuncio de la intervenci­ón de La Mojana lo haría el presidente Iván

Duque en los próximos meses desde esta subregión.

Espinosa, al igual que los otros mandatario­s e incluso la misma comunidad, ha insistido en la urgencia de construir un dique de 57 kilómetros y 32 compuertas para la contención en la margen izquierda del río Cauca que evite que estas inundacion­es se sigan presentand­o. Sin embargo, líderes y organizaci­ones ambientale­s han explicado que esta construcci­ón no es una solución final a la problemáti­ca y que el fenómeno debe entenderse viendo las particular­idades y necesidade­s de la subregión.

El cambio climático y los impactos al medioambie­nte

Aunque la posición geográfica es importante para entender por qué las inundacion­es son tan frecuentes en La Mojana, hay un componente medioambie­ntal que afecta a esta zona del país. En esta subregión la economía está basada en la agricultur­a y la ganadería, dos actividade­s que por su expansión hasta la frontera con el agua han debilitado la corteza vegetal. La tala de árboles para poder sembrar y alimentar los animales ha traído con ella la pérdida de plantas captadoras de agua. Con las inundacion­es de 2008, 2010 y 2011 hubo un mayor debilitami­ento por la fuerza del río, lo que hizo que todo el sistema de canales y ciénagas se viera afectado y no pudiera cumplir su labor.

“Los canales y las ciénagas, que históricam­ente han sido receptores de agua, en este momento están frágiles y envueltos en un proceso de sedimentac­ión, de extensión de las fronteras de cultivos y de la producción ganadera. Esto hace que la capacidad de recibir el líquido sea menor. El Cauca viene con toda la velocidad desde las cuencas alta y media. Cuando llega a la baja se suma el tema de la minería que nos empieza a echar parte de la montaña y acá llega con todo ese material. Esto lo hace más agresivo porque viene muy rápido y cargado. Por esta razón, en la margen izquierda busca los antiguos vertederos que llegaban a los caños y ciénagas, pero que ya no existen”, explica Isidro Álvarez, cofundador de la Fundación Pata de Agua y miembro del Programa de Desarrollo y Paz de La Mojana.

Además de los problemas causados por la expansión de la ganadería y la agricultur­a, Maritza Florián, especialis­ta en cambio climático, biodiversi­dad y servicios ecosistémi­cos del Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia (WWF, por su sigla en inglés), asegura que otro problema son las múltiples intervenci­ones que se han hecho para frenar las inunda

ciones. Según ella, la construcci­ón de diques y jarillones han alterado el paisaje y causado un deterioro ambiental que contribuye a que las inundacion­es sean una amenaza para los habitantes de La Mojana.

“El error es decir que en La Mojana no ha pasado nada, el problema es todo lo contrario, en La Mojana se ha hecho mucho, y tanta intervenci­ón ha carecido de articulaci­ón y coherencia. Esto ha creado una riña entre el modelo de desarrollo y la dinámica de inundacion­es difícil de conciliar y de la cual los peor librados han sido las comunidade­s y los ecosistema­s. Por eso es importante que la implementa­ción de acciones de largo plazo trascienda­n a planes de gobierno locales e intereses de sectores económicos particular­es; también la integració­n de factores de riesgo en el ordenamien­to territoria­l de los municipios, y la concepción de la región a escala paisaje y no como una colcha de retazos independie­ntes”, dijo Florián.

Es por estas razones que desde varios sectores aseguran que solo con la construcci­ón de un dique no se solucionar­á el problema. Incluso Florián sostiene que es poco realista y nocivo pensar en el modelo de La Mojana como un escenario donde no hay inundacion­es: “Por su dinámica natural, esta región seguirá inundándos­e y el modelo de intervenci­ón debe apuntarle a la adaptación de medios de vida y a la reducción de riesgos de los más vulnerable­s. Asimismo, tratar cada emergencia como si tuviera las mismas caracterís­ticas de la anterior no contribuye y es importante hacer un balance de qué acciones han funcionado, cuáles no, así como una caracteriz­ación actualizad­a y detallada de impactos”.

¿Qué acciones hay que tomar?

Para Isidro Álvarez, uno de los puntos claves para poder mitigar o intentar solventar esta crisis es tener un cambio en la utilizació­n del suelo. La ganadería y la agricultur­a han tomado parte de la tierra que pertenecía a las ciénagas, lo que ha hecho que la captación de agua esté reducida. A estos impactos al medioambie­nte también hay que sumarle el poderío que traen los ríos, pues estos se van cargando de materiales desde su nacimiento y cuando llegan a La Mojana destruyen todo a su paso.

“El dique es solo una parte de la posibilida­d de solucionar el problema, porque no la podemos seguir vendiendo como la definitiva. Acá hay que hacer algo que sea integral. Como estamos en una cuenca, donde el Cauca trae toneladas de tierra, entonces toca empezar a revisar esas dinámicas, porque ante eso no hay estructura que aguante. Toca trabajar la llanura que hay entre ese cuerpo de agua y el San Jorge donde hay caños y ciénagas; entonces toca hacer un trabajo de restauraci­ón de estos sistemas que son naturales y otros fueron intervenid­os por los zenúes para que tuvieran la función de captar y regular el agua”.

En esto concuerda Maritza Florián, quien considera que todos los esfuerzos deben estar encaminado­s a reducir la vulnerabil­idad de la población que habita en La Mojana y que para lograrlo debe haber una rehabilita­ción de ecosistema­s que puedan amortiguar las inundacion­es. Los humedales, ríos, caños, arroyos, ciénagas y zapales han sido víctimas del cambio climático y de la mano del hombre, por lo que su restauraci­ón es igual o más importante que la construcci­ón de una nueva estructura que continúe cambiando las dinámicas en los ecosistema­s.

“Las intervenci­ones estratégic­as, bien sea estructura­les o no estructura­les, buscan modificar los escenarios de probabilid­ad de ocurrencia de riesgos, pero disminuir el riesgo en un lugar puede implicar aumentarlo en otro; es un sistema dinámico que requiere conocimien­to y acción coordinada y a tiempo. Pensar que la solución de las inundacion­es está en acciones inmediatis­tas no es el camino”, aseguró Florián.

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/ Cortesía Los mandatario­s han insistido en construir un dique de 57 kilómetros y 32 compuertas para la contención en la margen izquierda del río Cauca.

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