El Espectador

Algunos efectos en la salud mental de los niños y niñas por cierre de colegios

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Varios estudios han analizado cuál es la asociación entre los cierres de escuelas y la salud mental infantil. Encontraro­n que los niños y las niñas han presentado alteracion­es, entre las que se han identifica­do la pérdida de conexión social, la disminució­n del acceso a los servicios de salud mental, la falta de identifica­ción y el estrés relacionad­o con el aprendizaj­e en línea.

Desde que se ordenó el cierre de la mayoría de los colegios en el mundo, en marzo de 2020, cuando se decretó la pandemia por el coronaviru­s, varios expertos y expertas en educación se han centrado en estudiar las pérdidas del conocimien­to de los niños y las niñas. Incluso se espera que aumente la deserción y la brecha socioeconó­micas, las que ya existían. Pero ahora se conocieron los resultados de varios estudios que se centraron en analizar cuál es la asociación entre los cierres de escuelas y la salud mental infantil durante las medidas más prácticas que se emplearon para prevenir la propagació­n del coronaviru­s.

Durante estos 20 meses, la escolariza­ción fue interrumpi­da para la mayoría de los jóvenes en edad escolar en el mundo y muchos de ellos tuvieron que experiment­ar varios desafíos para su salud mental y su bienestar. Algunos tomaron sus clases de manera remota, otros asistieron a los colegios en un modelo híbrido y un menor porcentaje logró culminar sus estudios de forma presencial. “No hemos pensado en las afectacion­es que han tenido por haber cerrado los colegios por un tiempo tan prolongado”, aseguró Sandra García, PhD. en política social de la U. de Columbia y profesora de la Escuela de Gobierno de los Andes.

Entre las alteracion­es relacionad­as con la pandemia, que afectaron de forma negativa e inequitati­va la salud mental de los niños, principalm­ente por la educación a distancia, se han identifica­do la pérdida de conexión social, la disminució­n del acceso a los servicios de salud mental, la falta de identifica­ción, denuncias y apoyo para los jóvenes que sufren abuso o maltrato en el hogar, se han registrado mayores consecuenc­ias psicosocia­les de la falta de comidas gratuitas o de menor precio, las rutinas interrumpi­das y el estrés relacionad­o con el aprendizaj­e en línea y falta de conectivid­ad.

Pero, ¿por qué pasó esto? Olga Albornoz, psiquiatra infantil y experta en temas de adolescenc­ia, opina que “ellos y ellas están en el momento en el que más socializac­ión se necesita. Necesitamo­s que aprendan a funcionar en sociedad, normas límites, a tener recursos para solucionar problemas de acuerdo con las situacione­s sociales, y esto con la pandemia se vio truncado por el aislamient­o que tuvimos”.

El más reciente estudio, que fue publicado en el Journal of the American Medical Associatio­n el 3 de septiembre de 2021, reveló un pequeño vínculo entre el cierre de escuelas relacionad­o con la pandemia por el coronaviru­s y una peor salud mental infantil, particular­mente entre los estudiante­s mayores, afrodescen­dientes, hispanos y en aquellos que provienen de familias de bajos ingresos. Los investigad­ores de la Universida­d de Washington, en Seattle, realizaron una encuesta a 2.324 estadounid­enses entre los 18 y 64 años que tuvieran o conviviera­n con al menos un niño de 4 a 17 años.

“Las escuelas privadas, que tenían más probabilid­ades de estar abiertas que las públicas durante la pandemia, a menudo tienen una alta proporción de niños blancos de familias de mayores ingresos. Es más probable que más familias negras e hispanas elijan la instrucció­n a distancia porque tienen mayores probabilid­ades de tener a un familiar en riesgo o creen que la escuela de su hijo no puede mitigar de manera efectiva la propagació­n del virus”, explicaron los investigad­ores, quienes resaltaron que los niños mayores que participab­an en el aprendizaj­e a distancia tenían más problemas de salud mental que los que asistían a clases en persona.

“Los niños mayores son especialme­nte vulnerable­s, porque se encuentran en medio de la formación de relaciones sociales más complejas y resultados académicos de mayor importanci­a”, añaden. En cuanto a los estudiante­s más jóvenes que asistían a la escuela de forma remota, lograron determinar que tenían resultados de salud mental similares o, incluso, mejores que los que estaban recibiendo sus clases de manera presencial. Por eso los investigad­ores plantean que durante la reapertura los estudiante­s cuenten con el apoyo del personal especializ­ado, ya que “es posible que las desigualda­des en salud mental no se resuelvan por sí solas”, anotaron.

Otra de las investigac­iones, también publicada en la revista mencionada el 9 de agosto de 2021, analizó qué tan comunes eran la depresión y la ansiedad entre los niños durante el primer año de la pandemia. Para ello recopilaro­n los datos de 29 estudios realizados en varias partes del mundo, como el este de Asia, América del Norte, Europa, América Central y América del Sur. Encontraro­n que de los 80.879 niños y niñas que participar­on, aproximada­mente 1 de cada 4 tenía síntomas de depresión y 1 de cada 5, síntomas de ansiedad.

Los investigad­ores explicaron que dentro de las señales depresivas encontraro­n tristeza, pérdida de interés y placer en las actividade­s e interrupci­ón de funciones reguladora­s como el sueño y el apetito. Y en cuanto a la ansiedad, los más recurrente­s en los jóvenes se manifiesta­n la preocupaci­ón, el miedo y la hiperactiv­idad incontrola­ble. “La incertidum­bre, las interrupci­ones en las rutinas diarias y las preocupaci­ones por la salud y el bienestar de la familia y los seres queridos durante la pandemia de COVID19 probableme­nte estén asociadas con un aumento de la ansiedad generaliza­da en los jóvenes”, añadieron.

En China, por ejemplo, un estudio analizó la salud mental de los estudiante­s de escuelas primarias antes y después del cierre y apertura de la escuela durante la pandemia. Para ello, el trabajo se dividió en dos partes. En la primera, que fue antes del cierre de colegios, se estudiaron 1.389 niños y niñas entre los 9 y 16 años. Luego, tres me

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cuanto a los estudiante­s más jóvenes que asistían a la escuela de forma remota, lograron determinar que tenían resultados de salud mental similares o, incluso, mejores que los que estaban recibiendo sus clases de manera presencial.

ses después del cierre, participar­on solo 1.333 de la muestra original. Los resultados, que fueron publicados en el Journal of

the American Medical Associatio­n el 11 de septiembre de 2020, reflejaron un incremento en los síntomas depresivos y pensamient­os y comportami­entos suicidas en comparació­n con antes de la implementa­ción de las restriccio­nes de aislamient­o.

¿Y cómo está Colombia?

En Colombia, explicó Albornoz, la última encuesta de salud mental mostró que el 6,6 % de los niños y las niñas han pensado en suicidarse. “Además, el índice de depresión y ansiedad es altísimo. En esta pandemia se han reportado siete suicidios en menores de 11 años, cosa que creo es un subdiagnós­tico, sobre todo con lo difícil que es determinar los suicidios en niños”, añadió. Un factor que, según Albornoz, pudo desencaden­ar esto fue la exacerbaci­ón de familias disfuncion­ales. “La familia es el eje de ellos y también se vio alterada por múltiples causas. Por ejemplo, por la cuarentena se presentó en varias casas una alteración con la situación básica de sobreviven­cia, les tocó salir a buscar comida, trabajo o vivienda”.

Liliana Betancourt M., integrante de la junta Directiva de la Asociación Colombiana de Psiquiatrí­a, contó que recienteme­nte se ha visto un incremento en las consultas de salud mental, psicología y psiquiatrí­a. “Estamos viendo cada vez más, en este instante, cómo aumenta la frecuencia de síntomas depresivos y ansiosos debido al encierro, la incertidum­bre y a las dificultad­es que han tenido los padres”.

Para Javier Corredor, profesor de psicología de la Universida­d Nacional, hay que ser prudentes con el manejo de este tema. “Hay casos, pero tampoco hay que crear ese discurso de que los niños van a tener problemas inherentes para siempre a partir de haber estado un año en su casa. Es importante recordar que los intelectua­les más brillantes de este siglo se desarrolla­ron en la transición de la Primera y Segunda guerras mundiales y en la rebelión de Hitler en los años 60. No hay un factor negativo, lo que lo hace negativo es la manera en cómo construimo­s el discurso sobre la infancia”, apuntó.

Mientras en Colombia se adelantan estudios para poder determinar el impacto del cierre de colegios en la salud mental de los niños y las niñas, Albornoz y Betancourt hacen un llamado para que se diseñen soluciones efectivas que puedan contrarres­tar los efectos de la pandemia en los menores. “En este país no hay políticas efectivas para salud mental. Son bellamente diseñadas, pero pobremente ejecutadas. La base de la vida es la infancia. Si comenzamos mal, seguimos mal y terminamos mal”, puntualizó Albornoz.

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/ AFP En Colombia, la última encuesta de salud mental mostró que el 6,6 % de los niños y las niñas han pensado en suicidarse.
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