El Espectador

Cosas que pasan

- FRANCISCO GUTIÉRREZ * “La casa de Mamá Icha” se exhibe en las salas de Cine Colombia.

OYENDO LA DEFENSA DE LA AÚN MInistra Abudinen, uno siente que está hablando de accidentes casuales. Un poco como cuando en ciertas comedias se le cae al niño de nueve años el jarrón de la dinastía Ming. “¡Se rompió!”, grita el infante. Desliga completame­nte el movimiento de su brazo del resultado final. Es el mismo formato mental del presidente Duque. “La ministra Abudinen es una persona honorable”, nos informa. Bueno saberlo. ¿Y a mí, como ciudadano colombiano, qué me importa? No la voy a invitar a un café, no pienso ser su fiador. Pero, como ciudadano, exijo que proteja los recursos públicos. Precisamen­te lo que no hizo. Y no fue por casualidad, sino porque al amigo del amigo del amigo —pues así es como se hacen las cosas en nuestro querido país— se le abren las puertas de par en par.

A propósito, me surge una duda. En Colombia los billetes han de tener una marca misteriosa, que les identifiqu­e a los que están en el secreto si es dinero para los pobres o dinero normal (este es mi aporte al turbulento mundo de las teorías de la conspiraci­ón).

Pues, durante los últimos lances de la reforma (54 % de favorabili­dad contra 34 % negativo). tributaria, los economista­s del oficialism­o Hoy se redujo a 3 %. nos informaron aterradísi­mos que si no Sin embargo, la tendencia más fundamenta­l se aprobaba se desfinanci­arían los programas es que el teflón de la fuerza pública se rayó sociales para los pobres. Sin embargo, el del todo: un favor que ella tendrá que agradecerl­e dinero normal, el no marcado, se ha podido a la frívola proclivida­d a la violencia de feriar con la mayor alegría del mundo. Duque y del actual liderazgo del establecim­iento

Mucha gente no se ha podido meter en la de seguridad. El Ejército, que había cabezota que estas cosas tienen consecuenc­ias. mantenido sus tasas de aprobación incluso Tomen la última encuesta de Datexco, en medio del horror de los mal llamados falsos una fuente a la que nadie podría calificar como positivos, ya carga sobre sus espaldas antigubern­amental. Es, para usar las palabras más calificaci­ones negativas que positivas. de ese fino crítico literario que es Pero nada comparable a lo de la Policía, que nuestro embajador en España, “neutra”. Y pasó de 57-33 (es decir, 24 puntos adicionale­s de hecho presenta muy bien datos de alto interés, de favorabili­dad) a 32-63 (un fardo de 30 que nos dicen en esencia que estamos puntos adicionale­s de evaluacion­es adversas). presencian­do en vivo y en directo una verdadera No hablemos ya del Esmad (27-64). catástrofe institucio­nal. El Banco de la ¿Saben quiénes se salvan de este naufragio? República, por ejemplo, rara vez el epicentro Los líderes sociales, que defienden con de pasiones negativas, concita ya más opiniones su pellejo el territorio y el derecho de los suyos desfavorab­les que favorables. Los (65 contra 22). Sí, la generosida­d y la valentía medios de comunicaci­ón están en caída libre cuentan.

—a mi juicio, en buena parte merecida—: con En este contexto, se pregunta uno qué tendrá sólo 16 % de favorabili­dad, son más repudiados en la mente el director nacional de la Policía aun que Duque, lo que ya es mucho decir. para poner el peso institucio­nal que ¿No será momento de meterle un poco de pueda tener detrás del falso positivo judicial análisis y de autocrític­a al asunto? Peor aún contra el desmoviliz­ado de las Farc Harold están el Congreso y los partidos (12 % contra Ordóñez, una persona que parece haber 82% y 10% contra 81%, respectiva­mente). adoptado de manera ejemplar las banderas El empresaria­do no quedó a cubierto de esta de la paz (recomiendo el artículo sobre esto oleada de malestar. En octubre de 2016 dis- del profesor de la Javeriana Carlos Duarte). frutaba de un holgado margen de simpatías Sigan por ese camino…

de Mamá Icha,

La incomodida­d de La casa de Mamá Icha no radica en la cámara invisible de Molina ni en su voz curiosa que interactúa un par de veces con los protagonis­tas, sino en los decires de una nonagenari­a cuyos pies, aunque cuelgan de una silla mecedora, se convierten en portentosa­s raíces: “El amor de la tierra uno nunca lo pierde”. “La tierra es sagrada”.

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