Globalización con integración en decadencia
LA ACTUAL EDAD CONTEMPORÁNEA comenzó con la Revolución francesa (1789). Durante este tiempo la población mundial creció de 500 millones a 7,8 billones, debido a avances revolucionarios: comercio, industria, tecnología, salud y otros. Además, la interconexión entre naciones —economía, política, relaciones sociales— se generalizó, alcanzando la globalización actual. Pero para que llegara se necesitó que, ya en el siglo XX, sucedieran las dos guerras mundiales.
En 1945, al finalizar el conflicto más sangriento de la historia, la Segunda Guerra Mundial, con 45 millones de muertes, surgió el compromiso de 51 países para conservar la paz y la seguridad internacionales, con la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Hoy cuenta con 193 Estados debido al aumento de países independientes. Su organización interna tiene 15 organismos y varios programas, órganos especializados y otros. Su eje es el Consejo de Seguridad, responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales. Cuenta con 15 países, cinco permanentes y 10 temporales. Los primeros (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) tienen poder de veto en decisiones que se busquen. Con el aumento de miembros de la ONU y el eventual veto de al menos uno de los permanentes, las decisiones del Consejo han tendido a enredarse dada la diversidad de tendencias políticas, lo que ha debilitado el organismo.
A esta organización mundial se han sumado otras regionales, como la Organización de Estados Americanos, OEA, creada en 1948 en Bogotá, con 21 Estados independientes. Dado el aumento de países, en la actualidad tiene 35 miembros. Similar a la ONU, su objetivo central es paz, justicia y solidaridad. Pero las discrepancias políticas entre los gobiernos han fragilizado la organización.
También han surgido procesos de integración económica entre países, con miras a alcanzar integración política y el anhelo de acabar con conflictos entre vecinos. Su paradigma fue la Unión Europea (UE), que cohesiona 27 países, con democracias representativas, moneda oficial, libertad comercial y de tránsito, y otros. La UE está bajo la tutela del Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. La adhesión progresiva de países de Europa oriental expandió la Unión, pero las diferencias culturales, políticas y otras más la debilitaron. La principal muestra de este problema fue la salida del Reino Unido.
En la región latinoamericana ha habido varios procesos de integración. Los más visibles han sido Mercado Común del Sur (Mercosur), Comunidad Andina (CAN), Mercado Común Centroamericano (MCCA), Comunidad del Caribe (CARICOM), Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Gobiernos autoritarios, dictaduras, distanciamientos diplomáticos y otros problemas han debilitado —e incluso abolido— estas y otras experiencias.
Frente a este contexto integrador, con objetivos debilitados o esfumados, el mundo experimenta una globalización sin precedentes, cuyos efectos se aprecian en las veloces comunicaciones e influencias entre países de todos los continentes. El mejor ejemplo al respecto es la rápida expansión del COVID-19 a lo largo y ancho del planeta.