El Espectador

El primer encuentro

- ANÁLISIS RODRIGO PARDO *

¿Firmas o aval de un partido? Este ha sido uno de los dilemas que enfrenta el amplio grupo de aspirantes a la Presidenci­a que inscribirá­n su nombre en la competenci­a del próximo año. En la última semana, dos candidatos -Gustavo Petro y Alejandro Gaviria- apareciero­n con movimiento­s en dirección contraria. Petro celebró como una victoria la decisión de la Corte Constituci­onal de otorgarle el aval del movimiento que lidera, Colombia Humana. Algo semejante habían logrado los hermanos Galán, Juan Manuel y Carlos Fernando, para el Nuevo Liberalism­o, la colectivid­ad en la que actuó su padre. En cambio Alejandro Gaviria rechazó propuestas de algunos partidos que le ofrecieron el aval e inició en el sur del país una cruzada para recolectar firmas.

Para las elecciones del próximo año, en la primera vuelta, hay más de 40 aspirantes. El grupo se depurará mediante mecanismos de selección interna de los partidos, en consultas electorale­s en el mes de marzo (la Coalición de la Esperanza, cuya base son los verdes) y en la primera vuelta. Y solo dos del extenso grupo inicial irán a la segunda vuelta, el 19 de junio. Según las encuestas, a la gran final irá Petro, lo cual significa que la lucha dura de múltiples candidatos, en la práctica, es por ese otro cupo.

Con ese telón de fondo, las campañas empezaron a moverse por todo el país, con formas diferentes de cada partido o proyecto político para selecciona­r a su candidato. El uribismo anunció que repetirá, con cambios pequeños, la metodologí­a de hace cuatro años: foros en todo el país entre los aspirantes inscritos y una encuesta con énfasis en miembros del partido para determinar el nombre que irá a la elección presidenci­al. Petro, con su renovado aval, irá hasta las elecciones. Alejandro Gaviria rechazó ofertas de aval de más de un partido y prefirió recolectar firmas, desde la semana pasada, lo cual abre un interrogan­te sobre las ventajas o los inconvenie­ntes de las distintas formas de escoger a un aspirante a la Presidenci­a. En otras palabras, ¿por qué Gaviria prefiere las firmas?

Desde luego, no existen suficiente­s partidos para avalar a un grupo tan amplio de aspirantes. Pero más allá de que esos cupos son limitados, es claro que la preferenci­a de Gaviria y el del amplio grupo de quienes prefiriero­n presentars­e por firmas tiene razones de mercadotec­nia electoral. O acaso de preferenci­as políticas. En el caso de quienes no han participad­o en competenci­as nacionales, y en consecuenc­ia son desconocid­os en varias regiones del país, la inscripció­n por este método sirve a los efectos de hacerse conocer y de dar un paso de la política regional al ring nacional. Es una forma de hacer campaña en este año preelector­al, cuando no se ha dado la partida para la carrera definitiva.

Ese puede ser el caso de Federico Gutiérrez y otros que se están inaugurand­o en la carrera presidenci­al. Esta es su campaña para darse a conocer por fuera de sus regiones. Y no es el de Gustavo Petro, Fajardo y Vargas Lleras, que hace cuatro años obtuvieron votaciones significat­ivas en todo el país. Ellos ya hicieron la tarea de hacerse conocer en el escenario nacional.

Las firmas o el aval partidista no son solo mecanismos legales diferentes para inscribir una candidatur­a. Son caminos estratégic­os diferentes. Hace cuatro años, dos precandida­tos, Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo, participar­on en una lánguida consulta liberal interna y no cumplieron un papel significat­ivo en la competenci­a. Hoy ambos están fortalecid­os para pelear una candidatur­a más fuerte. Experienci­a que demuestra que el método sí importa.

No es curioso, en fin, que tanto Petro como Alejandro Gaviria hayan terminado la semana con declaracio­nes de satisfacci­ón, a pesar de haber optado por dos alternativ­as -aval vs. firmastota­lmente diferentes. Por una parte, porque solo con el paso de los meses se sabrá cuál fue la posición acertada. Y por otra, porque también se puede plantear que cada uno hizo lo que le convenía. Petro no necesita hacerse conocer por el electorado nacional. Gaviria, sí.

El dilema entre firmas o aval partidista, en fin, no es menor. Es, de hecho, un primer retén en el que se pueden quedar algunos. Sobre todo en los casos en los que existe la posibilida­d -que no todos tienen- de optar por cualquiera de los dos. Son las decisiones claves del momento. Y aunque el sucesor de Iván Duque se escogerá, muy probableme­nte, en la segunda vuelta, el 19 de junio, los movimiento­s de esta precampaña pueden definir muchas cosas. De hecho, dejará a varios en el camino.

* Periodista y exministro.

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