El Espectador

El “continuum” de la violencia en Chocó

- CÉSAR GIRALDO cgiraldo@elespectad­or.com @Cegz95

Hace una semana se reportó un nuevo desplazami­ento masivo en el departamen­to. Fue en Medio San Juan, adonde también habían huido de sus comunidade­s 1.200 personas por enfrentami­entos entre la guerrilla del Eln y el Clan del Golfo, a mediados de agosto. En lo que va del año, casi 6.000 personas se han desplazado y más de 27.000 se han confinado.

“Ya nos cansamos de dar informació­n por los medios porque eso nos esta boleteando mucho y estamos muy amenazados”, respondió por WhatsApp un líder indígena del Chocó cuando intentamos contactarl­o para hablar sobre la situación de seguridad en el departamen­to de las comunidade­s étnicas. En una llamada telefónica recibimos una respuesta similar por parte de un líder religioso que hasta hace algunos meses exponía su identidad cuando denunciaba la crítica situación humanitari­a en la región. Las respuestas se repiten en funcionari­os públicos y habitantes de los municipios más afectados y es un reflejo claro de la gravedad de la situación que se vive en la región. Muchos no quieren ni hablar, otros lo hacen siempre y cuando no se revele su identidad.

Hasta mediados de la semana pasada 145 personas en San Miguel, un corregimie­nto a dos horas y media en río de la cabecera de Medio San Juan (Chocó), se encontraba­n confinadas por los combates que sostenían la guerrilla del Eln y el Clan del Golfo. Pero el jueves 16 de septiembre decidieron empacar algunas pertenenci­as y huir del lugar. En San Miguel quedaron los grupos armados, mientras que los desplazado­s llegaron hasta Medio San Juan. Hace un mes, del 12 al 13 de agosto, enfrentami­entos entre estos mismos grupos en los corregimie­ntos de La Unión y Dipurdú del Guasimo, del mismo municipio, habían ocasionado el desplazami­ento de 1.200 personas y el confinamie­nto de otras 1.300. Según la Defensoría del Pueblo, la agudizació­n de la violencia en la región se debe a la ruptura de un pacto entre la guerrilla del Eln y el Clan del Golfo, que en 2017 habían acordado no agredirse.

A los desplazami­entos y confinamie­ntos se suman, en la última semana, los asesinatos de dos líderes indígenas y de un exintegran­te de la guerrilla de las Farc que se había acogido al proceso de paz. El 16 de septiembre, en Acandí, fue asesinado Efrén Antonio Bailarín, quien había sido gobernador del resguardo Chidima Toló pertenecie­nte al pueblo embera ryabida. Tres días después, en horas de la noche, Manuel Mena, exguerrill­ero en proceso de reincorpor­ación, fue sacado de su casa y baleado en la zona rural de Quibdó. A la mañana siguiente, en la comunidad de Alto Guayabalit­o, en el Carmen del Darién, fue asesinado Dilio Bailarín por hombres armados.

Lo ocurrido en estos últimos días es un capítulo más de una crisis humanitari­a que ha sido amplia e insistente­mente denunciada por habitantes, autoridade­s locales, organizaci­ones sociales, oenegés y entidades del Estado. Según la Defensoría del Pueblo, del 1° de enero al 13 de septiembre, en el departamen­to se registraro­n 18 hechos de desplazami­ento en nueve municipios, once en comunidade­s indígenas y siete en afrodescen­dientes, que afectaron a 5.943 personas de 2.311 familias.

En ese mismo período de tiempo, advierte la entidad, se han presentado “94 eventos masivos de confinamie­nto que han afectado a 27.701 personas de 6.641 familias, pertenecie­ntes a 81 comunidade­s indígenas y trece afrodescen­dientes”. Por último, la Defensoría señala que en lo corrido del año han sido asesinados quince ciudadanos en proceso de reintegrac­ión luego de la firma de paz, siete de ellos en Quibdó, aunque esa cifra aumentó al incluir el caso de Mena.

Ante la constante vulneració­n de derechos humanos a la que se enfrenta el 72 % de la población del departamen­to —alrededor de 396.000 personas— según Carlos Camargo, defensor del Pueblo, la comisión segunda de la Cámara de Representa­ntes adelantó la semana pasada una serie de sesiones en Quibdó. En estas también participó el ministro de Defensa, Diego Molano, quien dio a conocer que seis pelotones militares reforzarán los patrullaje­s en Chocó y anunció la conformaci­ón de un “Escuadrón Antidispar­os” en la capital del departamen­to, para mitigar la acción de los grupos armados.

Sin embargo, para John Arley Murillo, representa­nte por el Chocó, es claro que anuncios como este y otros que se han hecho en el pasado no ayudan a solucionar la crítica situación del departamen­to. “Todo se va en palabras, en anuncios, en buena voluntad, pero en resultados efectivos muy pocos”, comenta Murillo, quien agrega que el orden público del presente se deriva de los históricos incumplimi­entos del Estado y los gobiernos con las comunidade­s del Pacífico.

Incumplimi­entos que quedaron en evidencia a finales de agosto cuando la Comisión Afrocolomb­iana de la Cámara de Representa­ntes adelantó un debate de control político contra varios ministros para evaluar el cumplimien­to de los acuerdos alcanzados entre el Estado y los comités de los paros cívicos del 2016 y 2017 en Chocó y Buenaventu­ra. A los debates no asistieron los ministros citados y, según Murillo, citante del espacio, “los resultados fueron nefastos frente al cumplimien­to, pero importante­s porque ayudaron a evidenciar el incumplimi­ento y la actitud del gobierno con el Chocó y con el Pacífico, que no es la mejor ni se ve una voluntad política de cumplir con nuestras comunidade­s”.

Un líder religioso que pidió no ser identifica­do señala que, además de los incumplimi­entos por parte del Estado, preocupa que se estén presentand­o las mismas dinámicas que hace veinte años: “Creemos, en el fondo, que lo que hay aquí es una avanzada al estilo del año 97, cuando los grupos armados son solo la punta de lanza de las grandes empresas para quedarse con la riqueza del departamen­to”, y agrega que la militariza­ción tanto legal e ilegal del Chocó es motivo de alerta.

No obstante, desde la personería municipal de Medio San Juan señalan que las comunidade­s “están pidiendo a gritos que les militarice­n el pueblo para al menos asegurarse que no van a ocurrir los hechos mientras el Ejército está allí”.

Mientras los sanjuaneño­s piden soluciones locales e inmediatas, organizaci­ones sociales, consejos comunitari­os, representa­ntes de la Iglesia católica y la misma Defensoría instan al Estado colombiano a adoptar medidas estructura­les y de largo plazo, como la implementa­ción del Acuerdo de Paz del 2016 y la aplicación de la directiva número 2 de la Procuradur­ía General de la Nación, que plantea las directrice­s para diseñar y ejecutar un plan que “resuelva la situación de violencia y las violacione­s a los derechos humanos en el Chocó”, entre otras iniciativa­s de paz propuestas en el departamen­to.

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la crisis se suman, en la última semana, los asesinato de dos líderes indígenas y un exintegran­te de las Farc.

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/ AFP Esta semana el Ejército realizó un operativo en zona selvática del Litoral del San Juan, en el que murieron seis guerriller­os del Eln.
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