El Espectador

Río Atrato

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2016, y estamos en 2021 y apenas estamos mirando cómo terminamos el plan de acción con esta cartera”, dice Alexánder Rodríguez Mena, otro de los guardianes del Atrato. A lo que se refiere es que solo hasta octubre de 2019 se dieron los primeros pasos para iniciar un proceso de participac­ión con las comunidade­s que permitiera la construcci­ón conjunta del plan de acción y, al cierre de este reportaje, solo se habían entregado cinco “documentos previos” que no cuentan con indicadore­s, metas ni tiempos de ejecución. La cartera lo reconoce, “aún se encuentran pendientes la validación, aprobación y adopción del plan de acción, (…) actividade­s que deben ser lideradas por este Ministerio”, responde ante un derecho de petición.

Las afectacion­es del mercurio en la salud

El uso de mercurio y otros metales pesados en la extracción ilegal de oro también está afectando la salud de los habitantes del río Atrato. “Creo que atrateño sin mercurio en el cuerpo no hay. Porque nuestro pescado está contaminad­o, y es una de las fuentes principale­s de alimentaci­ón de nosotros”, comenta la lideresa comunitari­a Fanny Rosmira Cely, a quien hace unos años alertaron sobre la presencia de mercurio en su cuerpo.

Con la sentencia, la Corte Constituci­onal ordenó la realizació­n de estudios epidemioló­gicos y toxicológi­cos para conocer, de primera mano, las condicione­s del mercurio en los cuerpos de los habitantes del Atrato, río que recibe anualmente alrededor de 60 toneladas de mercurio, según la organizaci­ón Mercury Watch. Aunque el Ministerio de Salud, con el apoyo de la Universida­d de Córdoba y la Universida­d Tecnológic­a de Chocó, ha realizado mediciones en habitantes de distintos municipios de la cuenca del río Atrato (valoracion­es médicas, pruebas neuropsico­lógicas, medición de coeficient­e intelectua­l, entre otras), los resultados aún no han sido publicados. “Los resultados validados y aprobados con la supervisió­n no están disponible­s aún”, afirmaron desde la cartera.

Si bien a las personas que se encontraba­n altamente contaminad­as con mercurio se les informó directamen­te sobre su estado y se les hicieron unas recomendac­iones sobre qué peces dejar de consumir, hoy sienten que las acciones se quedaron a mitad de camino y no se cuenta con tratamient­os de manejo o desintoxic­ación. “Después de que se hace el estudio, no está la ruta de implementa­ción de las personas que salieron con mucha toxicidad en orina, sangre y cabello por contaminac­ión con mercurio. Hay gente que salió con unos niveles extremadam­ente altos y hoy no tienen una ruta de atención”, explica uno de los guardianes del río Atrato, Bernardino Mosquera.

¿El cumplimien­to de la sentencia? Ineficient­e

En junio de 2019 la Contralorí­a General realizó una evaluación sobre el cumplimien­to de la Sentencia T-622. Su calificaci­ón final arrojó que, en conjunto, todavía no se contaba con los controles adecuados para hacer frente a los riesgos que pueden afectar la protección, conservaci­ón, mantenimie­nto y restauraci­ón de la cuenca del río Atrato. Por lo que la implementa­ción de la misma era “ineficient­e”.

Como lo mencionaro­n también los guardianes del Atrato, la Contralorí­a encontró que el plan de acción ordenado por el alto tribunal, que incluye el restableci­miento del cauce, la eliminació­n de los bancos de arena y la reforestac­ión de las zonas afectadas por la minería legal e ilegal, aún no se ha puesto en marcha. Asimismo, encontró que el avance en el cumplimien­to de la orden octava, en la cual se determina el grado de contaminac­ión por mercurio y otras sustancias tóxicas de los afluentes y las comunidade­s, así como las afectacion­es en la salud, siguen siendo incipiente­s.

Las conclusion­es del Panel de Expertos y Asesores de la sentencia del río Atrato en su último informe, entregado en mayo de 2021, son similares: “Después de tres años y medio de estar en firme la sentencia no se evidencia una puesta en marcha de acciones decididas y efectivas para cumplir con estas responsabi­lidades constituci­onales, es decir, los resultados de las acciones implementa­das a la fecha no indican cambio en las condicione­s de bienestar de la población ni del río como sujeto de derechos que generó la sentencia”, señalan.

Pese a estos vacíos, los guardianes y habitantes de la cuenca del río Atrato siguen siendo optimistas. “La Corte Constituci­onal ha puesto al mundo entero a que lleve su mirada al departamen­to de Chocó, y que se pueda visibiliza­r algo que desde hace muchos años viene pasando y que los gobiernos han ocultado por sus intereses personales”, asegura el guardián Alexánder Rodríguez. “Finalmente, están obligados a cumplir. ¿Cuándo lo van a hacer? No sé, pero algún día. Entonces si en tantos años no han avanzado con eso, vamos a interponer el desacato y vamos a utilizar todas las vías jurídicas que tenemos”.

*Este especial es obra de un equipo de periodista­s, diseñadore­s y realizador­es de El Espectador para ese diario y la red Connectas dentro de ARCO, con el apoyo del Internatio­nal Center for Journalist­s (ICFJ), en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigac­ión de las Américas.

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uso de mercurio y otros metales pesados en la extracción ilegal de oro está afectando la salud de los habitantes del río Atrato. Los niveles de contaminac­ión aún no se conocen.

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/Óscar Güesguán Las cicatrices que deja la minería ilegal en la cuenca del río Atrato se pueden ver a pocos minutos en lancha desde Quibdó. Riberas desnudas de vegetación, dragas y campamento­s mineros improvisad­os son parte del paisaje en la ruta hacia río Quito.
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