El Espectador

El lío por 248 votos que pinta feo en Pueblo Bello

Trashumanc­ia, tachones y hasta suplantaci­ón de votantes son hechos denunciado­s por un concejal arhuaco contra el mandatario de la población en su elección de 2019. Detrás se esconden conflictos tan ancestrale­s como políticos.

- JAVIER GONZÁLEZ PENAGOS jgonzalez@elespectad­or.com @Currinche

Pueblo Bello es un municipio del Cesar que echó raíces en plena Sierra Nevada de Santa Marta. Si bien apenas suma poco más de 20 años en su propio trasegar en lo político y administra­tivo -pues hasta 1997 fue un corregimie­nto de Valledupar-, no ha estado exento de las ambiciones, conflictos y disputas que implica la política electoral. De hecho, hoy podría ser un reflejo de la polarizaci­ón que persiste y que se acentúa a medida que se acercan las elecciones. Y es que allí, una diferencia de apenas 248 votos en la carrera por la Alcaldía en 2019, escaló hasta una demanda por presuntos delitos electorale­s y, de paso, intensific­ó una lucha de antaño y con visos de ancestrali­dad.

En medio del pleito se encuentra el actual alcalde de la población, Danilo Duque Barón, quien en las elecciones de hace dos años y con el respaldo de la política tradiciona­l logró 5.972 votos. Su principal contendor, el hoy concejal Saúl Tobías Mindiola, es un indígena arhuaco -nativos de la Sierra Nevada y mayoría en la población- que quedó de segundo con 5.724 votos.

La muy apretada diferencia entre ambos generó controvers­ia. De acuerdo con Mindiola, el día de las elecciones hubo una serie de irregulari­dades como tachones, enmendadur­as o borrones en las actas de mesa y errores aritmético­s, así como ingreso extemporán­eo de pliegos electorale­s, suplantaci­ón de votantes y líos con tarjetas electorale­s que, al parecer, estaban asignadas a unas mesas y que fueron depositada­s en otras. Pero eso no fue lo más grave.

Según denunció el concejal ante el Tribunal Administra­tivo del Cesar, pese a que en septiembre de 2019 -es decir, un mes antes de las elecciones- el propio Consejo Nacional Electoral (CNE) inhabilitó a 1.025 ciudadanos por trashumanc­ia electoral, no se explica cómo 115 de ellos -con cédulas de Valledupar, Bogotá, Barranquil­la y Pereira, terminaron votando.

“Lo preocupant­e es la maquinaria y cómo se organiza y se calcula un fraude electoral”, dijo Saúl Mindiola, alegando también que la Comisión Escrutador­a Municipal no le permitió el acceso al reconteo de votos en algunas mesas, permitió la inclusión de actas entregadas extemporán­eamente y no corrigió los errores aritmético­s. Todo esto, dice, para favorecer a Duque.

En medio de todo el pleito en agosto hubo un concepto decisivo por parte de la Procuradur­ía que conoció El Espectador. Si bien el organismo rechazó de tajo la mayoría de los reclamos de Mindiola y advirtió falta de pruebas, sí le dio la razón en un asunto fundamenta­l: corroboró que hubo trashumanc­ia electoral. De acuerdo con el Ministerio Público, “se logra verificar la existencia de 101 votos trashumant­es, lo que basta para declarar la nulidad de la elección”.

Para el hoy alcalde, por supuesto, la situación es diametralm­ente distinta. Según explicó Duque, detrás de todas las acusacione­s y la demanda hay un “plan para que se caiga mi elección” y señala que sistemátic­amente ha padecido una persecució­n política “sin precedente­s” debido al descontent­o y oposición de varios de los líderes indígenas inconforme­s con su elección por ser colono o “bunachi”. “No quieren que la inversión llegue al municipio. Hay personas con una cosmovisió­n distinta a la nuestra. Ellos han impedido que el proyecto de gas domiciliar­io llegue a Pueblo Bello (…) La consulta previa ha sido para detener las obras”.

De acuerdo con el mandatario, pese a la ofensiva y disgusto de ciertos líderes políticos, en la población ya se han logrado invertir recursos por $25.000 millones, se han fortalecid­o como el primer productor de café orgánico del país y se han logrado viabilizar los recursos a los que tienen derecho por ser un municipio PDET -aquellos territorio­s más vulnerable­s al conflicto y, por ende, priorizado­s para su desarrollo-. Por ello, agrega, ha sido objeto de una feroz oposición.

Frente a las denuncias por trashumanc­ia electoral, reclama que “el concepto que emitió la Procuradur­ía fue apresurado” y que aún ni siquiera se ha llegado a la etapa de alegatos. En ese sentido, reivindica también que no hay prueba de que las personas que incurriero­n en trashumanc­ia votaron por él.

A su turno, el abogado del mandatario, César Augusto Vargas, advierte que una muestra de la persecució­n es que, en julio pasado, en Radio Guatapurí -una de las cadenas más escuchadas en la regiónlos opositores lograron inducir al error a la prensa y lograron que se difundiera informació­n falsa sobre una orden de captura de Duque por parte de la Fiscalía por supuesta corrupción. “Causó un daño irreparabl­e a la familia del alcalde y a la misma población, por cuanto se genera una sensación de impotencia e insegurida­d jurídica”.

Además, Vargas resalta que un concepto técnico sobre las tarjetas electorale­s, realizado por la Unión Temporal Distribuci­ón Procesos Electorale­s 2019 a petición del Tribunal, concluyó que la totalidad de esas tarjetas electorale­s para la elección de alcalde en Pueblo Bello “correspond­en a las asignadas al municipio, puesto y mesa”.

Hay un último detalle que permite comprender mejor el pleito, pero que está al margen del proceso judicial. De acuerdo con fuentes que conocen la movida electoral en la región consultada­s por El Espectador, al alcalde lo respaldó en su elección -nada menos- que el clan Gnecco, una poderosa familia dedicada a la política en Cesar y que se ha jactado de manejar alcaldías y gobernacio­nes. De hecho, el actual gobernador era Luis Alberto Monsalvo Gnecco, a quien la Corte Suprema halló culpable de corrupción electoral.

“César está controlado por la familia Gnecco, a la cabeza de la matrona, que es Cielo Gnecco. Ellos manejan 23 de los 25 municipios. Están aliados con otras casas políticas, como la del senador Didier Lobo y Ape Cuello, que es representa­nte”, explicó una fuente.

Ante ello, el alcalde responde que si bien respaldó al gobernador Monsalvo Gnecco, no pertenece a esa casa política. “Siempre mi candidatur­a ha sido de manera independie­nte”. Ante los relacionam­ientos con Ape Cuello y Didier Lobo admite “mucha cercanía”, pues defiende que son congresist­as decisivos para lograr la consecució­n de recursos.

La última palabra en medio de todo este pleito, que tiene aristas tanto jurídicas como ancestrale­s, la tiene el Tribunal Administra­tivo del Cesar, organismo que está llamado a garantizar que la voluntad que expresaron los habitantes de Pueblo Bello en las urnas se cumpla. Solo un asomo de justicia bastará para que no se les haga el feo a los pueblobell­anos.

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/ Facebook - Mauricio Alvarado Mindiola (izquierda) y Duque (derecha) ya habían competido en los comicios de 2015. En ese entonces, ninguno logró llegar a la Alcaldía.
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