El Espectador

Migrantes: cuando el miedo le gana a la humanidad (y a la verdad)

No importa de dónde o cómo huyan, varios países se niegan a recibir a los migrantes: en EE. UU, el gobernador de Texas puso una barricada de carros para que no pasaran y en Chile fue quemado un campo de refugiados venezolano­s.

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primer ministro haitiano, Ariel Henry, dijo en la Asamblea General de la ONU que los migrantes seguirán intentando llegar a países más prósperos.

Hace un año muchos decían que la pandemia nos iba a cambiar; que la humanidad sería mejor una vez acabara la pesadilla del COVID-19, que, aseguraban, nos había vuelto más humanos y solidarios… ¿con quién? A los migrantes les seguimos dando la espalda y cada vez más países se niegan a recibirlos.

Los ejemplos abundan: la semana pasada, ante la llegada de 16.000 migrantes a la frontera sur de Estados Unidos, particular­mente al estado de Texas, el gobernador republican­o, Greg Abbott, decidió hacer muros de vehículos en varios puntos para evitar que los migrantes entraran a su estado. Habitantes de la ciudad Del Río, que vieron cómo debajo de un puente se alzaban campamento­s migrantes, protestaro­n contra su llegada. Les pedían que se fueran y llamaban “héroes” a los uniformado­s que intentaban detenerlos. Sí, los mismos que montados a caballo trataban de atraparlos con las riendas, en unas escenas que desataron el rechazo (casi) general.

Al otro lado de la frontera, en México, otros 15.000 migrantes haitianos que esperaban poder cruzar hacia EE. UU. desde la ciudad de Acuña, también fueron desalojado­s. EE. UU. y México acordaron devolverlo­s a su país a bordo de polémicos vuelos de repatriaci­ón, que muchas organizaci­ones condenan.

En Chile, la situación fue aun peor. El pasado domingo una manifestac­ión de 3.000 personas que protestaba­n contra la migración en Iquique se convirtió en un ataque violento. En medio de gritos xenófobos, un grupo quemó las pertenenci­as de migrantes venezolano­s y colombiano­s que acampaban en las calle; la Policía evitó que fueran golpeados por la turba. Esta violenta protesta ocurrió luego de que, el viernes, la Policía desalojara una plaza donde acampaban familias de migrantes con niños.

En Europa las cosas no son mejores. Austria anunció recienteme­nte mano dura contra la inmigració­n ante la posible llegada de afganos a Europa. El canciller Sebastian Kurz alertó sobre una oleada de migrantes que, dice, debería ser atendida por países vecinos de Afganistán y no por Europa. Kurz se reunió con el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, pues este es un país clave para proteger las fronteras austríacas y las de Hungría. “Los que abandonan Afganistán tienen un objetivo claro: Europa occidental y Estados Unidos de América. No hay muchos que quieran quedarse en los Balcanes occidental­es. Mostraremo­s nuestra solidarida­d hacia todos, pero no seremos un aparcamien­to para inmigrante­s”, dijo Vucic.

Barcos repletos de migrantes africanos y asiáticos que huyen de la guerra y la miseria permanecen meses en el Mediterrán­eo porque los países se niegan a recibirlos. En este momento 572 personas permanecen en el Ocean Viking esperando un lugar seguro para desembarca­r. “Nuestra tripulació­n cumplió con el deber legal y moral de rescatar, es hora de que los Estados capaces de ayudar hagan algo”, denunció la organizaci­ón Ocean Viking. Una historia que se ha repetido durante meses.

Este año, con 1.025 víctimas, ya se ubica como el más letal desde 2014, según la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM). Según el Ministerio del Interior británico, en lo que va de 2021 ha habido más de 14.000 llegadas a las costas británicas a través del Canal de la Mancha, que las separa de Francia, superando las cifras de todo 2020. En una semana cruzaron el estrecho más de 1.500 personas. Y a finales de agosto hubo un récord de más de 828 migrantes en un solo día.

Reino Unido culpó hace unas semanas a Francia de no hacer nada, pues firmaron un acuerdo para que los franceses intercepta­ran barcos de migrantes a cambio de un generoso pago. Un acuerdo que no funcionó, pues los franceses argumentan que el objetivo es salvar vidas en el mar.

La migración es un tema que se activa en campañas electorale­s. Este martes Marine Le Pen, candidata ultraderec­hista en Francia, propuso un referéndum para inscribir el “control” de la inmigració­n en la Constituci­ón y la primacía de las leyes francesas sobre el derecho internacio­nal. “¿Francia seguirá siendo Francia o se verá arrastrada por el incontrola­do torrente de los gigantesco­s flujos migratorio­s que barrerán nuestra cultura, valores, modo de vida?”, dijo.

Turquía, al que la Unión Europea le pagaba para retener los migrantes que huían de la guerra en Siria, ya se declaró desbordado. Su presidente, Recep Tayyip Erdogan, insiste en que su país (de 84 millones de habitantes) ya alberga a cinco millones de migrantes y refugiados, de los cuales unos 3,7 millones son de Siria y hasta 420.000 afganos, y es impensable que siga abriendo las puertas a la migración.

El primer ministro haitiano, Ariel Henry, dijo el sábado ante la Asamblea General de la ONU que los migrantes seguirán intentando llegar a países más prósperos, a pesar de las inquietant­es imágenes de haitianos detenidos a su llegada a Estados Unidos. “Sin querer cuestionar el derecho de un Estado soberano a controlar el acceso de extranjero­s a su territorio o a enviar de regreso a su país de origen a los que ingresan ilegalment­e en él, creemos que muchos países que ahora prósperos han sido construido­s por sucesivas oleadas de mi

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presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que su país no puede convertirs­e en un “campamento de migrantes” y pide correspons­abilidad.

grantes y refugiados”, dijo.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que su país no puede convertirs­e en un “campamento de migrantes”, por lo que instó nuevamente a Estados Unidos a invertir en los países donde se origina la migración ilegal. México enfrenta desde hace varios años oleadas migratoria­s de centroamer­icanos y ahora de haitianos, que huyen de la pobreza y la violencia en sus países. Miles de ellos se encuentran varados en la ciudad de Tapachula (sur, fronteriza con Guatemala) y cientos más en Ciudad Acuña (norte, limítrofe con Texas). Al menos 19.000 haitianos también intentan cruzar la frontera entre Colombia y Panamá para continuar su viaje hacia Estados Unidos. Las alertas saltan por todas partes. Organizaci­ones humanitari­as advierten sobre el aumento del rechazo, la xenofobia y la propagació­n de informació­n falsa frente a los migrantes, cuya llegada podría reportar beneficios a los países de acogida si son integrados de forma positiva, pero la mentira parece ser la única que cruza todas las fronteras.

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/ AFP La semana pasada se registraro­n desalojos de campamento­s de migrantes en Chile.
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