El Espectador

Cinco años después

- LARIZA PIZANO ROJAS

HACE EXACTAMENT­E CINCO años medio país celebraba (mos) la firma del Acuerdo de Paz de Cartagena. Otro medio se llenaba de argumentos para darle, 20 días después, un triunfo —mínimo, pero triunfo— al No.

Entonces se hizo evidente la eficacia que tienen las noticias falsas, viejas como herramient­a de descalific­ación política, pero ahora motivadas por estrategas. Así lo puso particular­mente de moda J. J. Rendón cuando asesoró al uribismo, incluyendo a Santos en su primera campaña, y trancó la ola verde impulsando la idea de que Mockus era un “profesor discapacit­ado”.

Quienes cubrimos el plebiscito inicialmen­te pensamos en el titular “¡ganó el Sí!”, y a las a las ocho horas tuvimos que cambiar esa exclamació­n por la pregunta “¿cómo ganó el No?”.

La respuesta a ese interrogan­te se supo desde el comienzo, pero la mirada atrás hace más evidentes las afirmacion­es estratégic­as, virales y retorcidas, que permitiero­n el traumático triunfo de la derecha.

Quienes se opusieron a la firma dijeron que el Sí era un ataque a las víctimas; pero hoy, gracias a ese acuerdo, esas víctimas, de todos los lugares, de la guerrilla o de los paramilita­res, tendrán curules en el Congreso desde 2022 y han sido testigas de pedidas de perdón de los ex-Farc y de militares que han confesado ante instancias, derivadas del Acuerdo, horrores como los secuestros y los falsos positivos.

Los del No dijeron que con su campaña buscaban evitar impunidad y rechazar “la amnistía de hecho a los culpables de crímenes atroces”; pero hoy los mecanismos de justicia transicion­al han tomado más decisiones en esos temas que las que la justicia ordinaria tomó en años. Para completar, quien lideró el No hoy promueve la idea de una amnistía.

También dijeron los del No que el Acuerdo de Paz golpeaba la Constituci­ón y le entregaba el país al comunismo tercermund­ista. Eso no sucedió. Y aunque hay excombatie­ntes que dejaron tirado el Acuerdo y volvieron a la guerra, son la minoría. Hoy Timochenko, en lugar de entregarle el país a nadie, dedica buena parte de su tiempo a subir las fotos con su bebé en Instagram.

Insistían los del Centro Democrátic­o en que con el Sí se legalizarí­a el narcotráfi­co. Cinco años después Colombia sigue siendo el mayor productor de coca del mundo. Entonces, ¿las Farc eran el mayor cartel?

Ya en 2016 el Consejo de Estado aseguró que era un hecho notorio que la campaña del No utilizó mentiras “de forma masiva y sistemátic­a”. Muchas de ellas insistían incluso en que si ganaba el Sí todo Colombia se volvería gay y los pensionado­s se quedarían sin un peso. Todo eso se dijo.

La violencia en Colombia no se ha acabado, pero su continuida­d no tiene que ver con la firma del Acuerdo, sino con debilidade­s en su implementa­ción, dinámicas de radicaliza­ción y la naturaleza de una guerra inútil contra las drogas. Es en esos problemas y en la dolorosa y desesperan­te ausencia estatal en donde, en perspectiv­a, hay que buscar nuevas verdades.

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