La crisis siempre ha estado aquí
RESULTA LAMENTABLE QUE NUESTROS grandes periodistas, quienes tienen la oportunidad de influir en la opinión de un importante y notable grupo de ciudadanos cultos, no encuentren un sendero diferente al desteñido amarillismo que en este país nos ha flagelado históricamente. Sin embargo, debo anotar que es un instrumento que no solo utilizan los periodistas, sino particularmente los líderes políticos, económicos y religiosos, entre otros.
En mi modesta opinión, se trata de una práctica que degrada o demerita el debate intelectual que deberían causar no solo los escritos de los grandes periodistas, sino en ocasiones, al menos, los titulares de sus escritos. Como es sabido, en la actualidad lamentablemente una gran mayoría de personas, en especial las más jóvenes, se quedan satisfechas con lo que dice el título de un artículo. De ahí la importancia de ser creativos y no perpetuar la receta a la que nos tienen acostumbrados los intelectuales del país, con titulares como el del editorial que critico, u otros como: “El ministro de Salud advirtió que es posible que llegue un nuevo pico de la pandemia”, “El senador X defendió la posición de los miembros del Comité del Paro”, “El funcionario público X advirtió que la crisis económica se puede agravar”, “Aumenta la inseguridad en Bogotá”, “La Fiscalía informó que abrirá investigación...”, etc.
Naturalmente, todos sabemos que las crisis han existido desde el origen del universo; es más, algunos científicos consideran que el universo conocido no existiría si no se hubiese presentado la crisis que originó el big bang. La historia de la humanidad no es más que una crisis prolongada: la supervivencia humana en el planeta pende de un hilo muy delgado, se nos están acumulando las cuentas por pagar de generaciones anteriores y es posible que, si no tenemos plena conciencia, seamos incapaces de cubrirlas. Pero ha sido una constante histórica: la humanidad se ha enfrentado a muchas épocas oscuras y ha logrado superarlas o, al menos, sobrevivir a ellas.
En efecto, la actual crisis ambiental está aquí y lo peor está por venir. Lo mismo sucede con la pandemia, en cualquier parte del mundo puede llegar un nuevo pico en cualquier momento. Igualmente ocurre con la situación económica y política de las naciones, pues la mayoría de los países en vía de desarrollo del continente, como el nuestro, se encuentran en un equilibrio precario entre continuar con un sistema democrático liderado por una clase política corrupta e incapaz, o decantarse por una dictadura de izquierda que posiblemente llevará a un desastre peor del que tenemos.
En efecto, la crisis está aquí y lo peor puede estar por llegar. Se trata de un título pesimista y amarillista, aunque debe admitirse que real. Posiblemente, si nos esforzamos por ser más creativos en la titulación de los artículos podamos trasladar a los lectores algo de esperanza en el futuro. Es cierto que la crisis, en todos los ámbitos posibles de la vida humana en nuestro planeta, llegó para quedarse y posiblemente puede empeorar con el paso del tiempo. Sin embargo, si tenemos un poco más de creatividad y profundidad al titular los artículos, tal vez, solo tal vez, podamos inspirar en algunos lectores la esperanza por un futuro mejor.
Es verdad que las cosas están mal, es verdad que la humanidad se encamina hacia una catástrofe. Los mayores tenemos que hacer lo que nos corresponde, vivir frugalmente, trabajar, esforzarnos por cuidar el agua y los recursos naturales, ser mejores personas. Los políticos deben enderezar su camino, los empresarios deben ser menos ambiciosos, los religiosos deben ser más conscientes de la realidad y a los periodistas les corresponde ser más creativos y optimistas. Porque si existe disposición, la historia nos ha demostrado que la inteligencia humana siempre encuentra un camino para la solución de los problemas. Además, estamos obligados a entregarles un mejor planeta a las nuevas generaciones.