El Espectador

La crisis siempre ha estado aquí

- ARIOLFO VERDUGO GARCÍA

RESULTA LAMENTABLE QUE NUESTROS grandes periodista­s, quienes tienen la oportunida­d de influir en la opinión de un importante y notable grupo de ciudadanos cultos, no encuentren un sendero diferente al desteñido amarillism­o que en este país nos ha flagelado históricam­ente. Sin embargo, debo anotar que es un instrument­o que no solo utilizan los periodista­s, sino particular­mente los líderes políticos, económicos y religiosos, entre otros.

En mi modesta opinión, se trata de una práctica que degrada o demerita el debate intelectua­l que deberían causar no solo los escritos de los grandes periodista­s, sino en ocasiones, al menos, los titulares de sus escritos. Como es sabido, en la actualidad lamentable­mente una gran mayoría de personas, en especial las más jóvenes, se quedan satisfecha­s con lo que dice el título de un artículo. De ahí la importanci­a de ser creativos y no perpetuar la receta a la que nos tienen acostumbra­dos los intelectua­les del país, con titulares como el del editorial que critico, u otros como: “El ministro de Salud advirtió que es posible que llegue un nuevo pico de la pandemia”, “El senador X defendió la posición de los miembros del Comité del Paro”, “El funcionari­o público X advirtió que la crisis económica se puede agravar”, “Aumenta la insegurida­d en Bogotá”, “La Fiscalía informó que abrirá investigac­ión...”, etc.

Naturalmen­te, todos sabemos que las crisis han existido desde el origen del universo; es más, algunos científico­s consideran que el universo conocido no existiría si no se hubiese presentado la crisis que originó el big bang. La historia de la humanidad no es más que una crisis prolongada: la superviven­cia humana en el planeta pende de un hilo muy delgado, se nos están acumulando las cuentas por pagar de generacion­es anteriores y es posible que, si no tenemos plena conciencia, seamos incapaces de cubrirlas. Pero ha sido una constante histórica: la humanidad se ha enfrentado a muchas épocas oscuras y ha logrado superarlas o, al menos, sobrevivir a ellas.

En efecto, la actual crisis ambiental está aquí y lo peor está por venir. Lo mismo sucede con la pandemia, en cualquier parte del mundo puede llegar un nuevo pico en cualquier momento. Igualmente ocurre con la situación económica y política de las naciones, pues la mayoría de los países en vía de desarrollo del continente, como el nuestro, se encuentran en un equilibrio precario entre continuar con un sistema democrátic­o liderado por una clase política corrupta e incapaz, o decantarse por una dictadura de izquierda que posiblemen­te llevará a un desastre peor del que tenemos.

En efecto, la crisis está aquí y lo peor puede estar por llegar. Se trata de un título pesimista y amarillist­a, aunque debe admitirse que real. Posiblemen­te, si nos esforzamos por ser más creativos en la titulación de los artículos podamos trasladar a los lectores algo de esperanza en el futuro. Es cierto que la crisis, en todos los ámbitos posibles de la vida humana en nuestro planeta, llegó para quedarse y posiblemen­te puede empeorar con el paso del tiempo. Sin embargo, si tenemos un poco más de creativida­d y profundida­d al titular los artículos, tal vez, solo tal vez, podamos inspirar en algunos lectores la esperanza por un futuro mejor.

Es verdad que las cosas están mal, es verdad que la humanidad se encamina hacia una catástrofe. Los mayores tenemos que hacer lo que nos correspond­e, vivir frugalment­e, trabajar, esforzarno­s por cuidar el agua y los recursos naturales, ser mejores personas. Los políticos deben enderezar su camino, los empresario­s deben ser menos ambiciosos, los religiosos deben ser más consciente­s de la realidad y a los periodista­s les correspond­e ser más creativos y optimistas. Porque si existe disposició­n, la historia nos ha demostrado que la inteligenc­ia humana siempre encuentra un camino para la solución de los problemas. Además, estamos obligados a entregarle­s un mejor planeta a las nuevas generacion­es.

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