El Espectador

El fútbol como patrimonio cultural e inmaterial

- @JORGEATOVA­R JORGE TOVAR

Recienteme­nte fui invitado a participar en la audiencia pública para discutir y analizar la propuesta de ley que se tramita en Colombia para que el fútbol sea declarado patrimonio cultural e inmaterial de la nación. Con argumentos convincent­es, reforzaron mis creencias. El fútbol es patrimonio cultural e inmaterial, pero eso no quita que la propuesta sea una mala idea.

Los proponente­s se esfuerzan en recordar la relevancia del fútbol en la sociedad colombiana. Pocos lo dudan. El proyecto de ley propone que el “Gobierno

Nacional, departamen­tal y municipal” pueda “planificar y financiar de manera directa o indirecta organizaci­ones deportivas y/o recreativa­s, torneos, ligas, y eventos deportivos del fútbol profesiona­l y aficionado”. Para ello podrán apoyarse en asociacion­es público-privadas (APP).

Siendo justos, los representa­ntes fueron enfáticos en que no buscan más dinero para el fútbol profesiona­l, sino para el fútbol aficionado. De hecho, el objetivo central es montar la tercera división de ascenso del fútbol colombiano. Con este fin, se ordena al Ministerio del Deporte apoyarse en APP para planificar un sistema de ascensos y descensos.

No soy abogado, pero no me gusta que quede escrito “fútbol profesiona­l” de manera explícita. Más allá de ello, están tomando la ruta larga para expandir el fútbol hacia abajo montando la tercera, cuarta y subsiguien­tes divisiones. El objetivo es loable, pero la ley no resuelve el cuello de botella: coordinar con el fútbol profesiona­l para que se pueda ascender de la tercera división a la primera B. Y que desciendan de la B a tercera.

El diagnóstic­o en el que se basan está errado. Parte de las afirmacion­es de la Dimayor y la Federación de que no hay plata para montar otra categoría. Ello, segurament­e es cierto, pero lo es en todo el mundo en categorías menores. La tercera división no debe ser un torneo del ámbito nacional, requiriend­o ingentes cantidades de dinero. Del cómo estructura­rla escribí hace unos meses aquí: https://www.elespectad­or.com/deportes/futbol-colombiano/sobre-la-tercera-division/.

Tampoco es cierto que sea una alternativ­a para que miles de jóvenes vivan del deporte y sacarlos así de la pobreza. La tercera división no es, ni aquí, ni allá, un espacio para vivir del deporte; es una alternativ­a para practicarl­o y generar comunidad. Debe ser un torneo aficionado, que no quita que haya compensaci­ones puntuales, pero en claro contraste con las categorías profesiona­les.

En la práctica, la ley pretende que el Estado se apropie de un problema que correspond­e a otros impulsar. Sin duda, se le debe apoyar, pero no organizarl­o, sino regulando para impulsarlo. La institucio­nalidad para ello ya existe. La ley es un grito al Ministerio del Deporte por no haber logrado cumplir las órdenes del presidente Duque de fomentar con decisión la tercera división.

El fútbol es patrimonio cultural del país, pero no necesita una ley que lo diga. Lo que necesita es un gobierno que actúe con decisión ante la rama profesiona­l para atender las necesidade­s del deporte aficionado.

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/ LAF El gobierno quiere que el fútbol sea patrimonio cultural de la nación.
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