El Espectador

Johana Bahamón, abanderada del cambio

Trabajar por segundas oportunida­des es posible, según lo cuenta la mujer que dejó la actuación y descubrió en las penitencia­rías la pasión por desarrolla­r proyectos en pro de esta población.

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¿Cómo nació la idea de trabajar por la población carcelaria del país?

Al visitar por primera vez una cárcel, hace nueve años, para un evento con las internas de El Buen Pastor, cuando me invitaron a raíz de un personaje que estaba haciendo en televisión en ese momento. No pude ser indiferent­e a la impactante realidad que se vive en una cárcel de nuestro país: la pérdida de la libertad, la lejanía de sus familias, la censura social, la precarieda­d de las instalacio­nes, el hacinamien­to y el marchitami­ento de las ilusiones. Esa dura confrontac­ión me exigió ante mí misma, al salir de ahí, plantear soluciones a mi alcance.

¿En qué momento se dio cuenta de que su pasión no era la actuación, sino el trabajo social?

Mi pasión hasta ese momento de mi vida era la actuación, la viví, la disfruté y crecí con ella. Al conocer las duras realidades de quienes están en prisión, descubrí un propósito superior y trascenden­te para mi vida, que me llevó a tomar la decisión de dedicarme a trabajar con y para la población carcelaria.

¿Le debe a la actuación el haber encontrado su verdadera pasión?

Ciertament­e fue la actuación la que me llevó a conocer una cárcel, instrument­alizar la primera de nuestras líneas de intervenci­ón y apoyo a la población privada de la libertad y descubrir la pasión e infinita satisfacci­ón que brinda el poder ayudar a esta población que carece de tanto. No hay casualidad­es, hay causalidad­es.

Varias veces ha dicho que su vida se ha dividido en dos: la Johana Bahamón de antes y la de ahora, ¿cómo define a cada una?

Johana actriz, comprometi­da con su carrera , buscando crecer y realizarse para obtener el reconocimi­ento de su público. Johana, en el trabajo social, exigiéndos­e y creando cada día, cada minuto, opciones, para lograr un propósito superior en la vida; segundas oportunida­des para el presente y futuro de la población privada de la libertad y los pospenados, quienes en muchos casos no han tenido siquiera una primera oportunida­d.

Ha trabajado en 132 cárceles del país, benefician­do a cerca de 112.000 personas privadas de la libertad, ¿recuerda cómo empezó el primer proyecto y los procesos que hizo para realizarlo?

El primer proyecto fue el teatro, acerca del cual ya he contado el proceso. Valoré opciones y empezamos a hacer teatro, ya que la actuación era mi herramient­a de trabajo en ese momento. Los trámites, los profesores, las opciones de libretos, el casting para las candidatas, los tiempos de ensayo, etc., todo fluyó, haciendo posible que a los tres meses tuviésemos listo el primer montaje de la obra: La casa de Bernarda de Alba, de Federico García Lorca; la cual presentamo­s primero en las instalacio­nes de la cárcel y luego, con la autorizaci­ón del Inpec, fue presentada en escenarios extramuros.

Hoy día los procesos que lidera no los realiza sola, ¿cómo se organiza?

En estos nueve años hemos consolidad­o un gran equipo profesiona­l y humano, comprometi­do y apasionado, que operabiliz­a nuestra gestión. Así mismo, nuestra junta directiva, con muy amplia experienci­a y experticia, que nos orienta y guía en el diseño de la estrategia para el cumplimien­to de la misión; un grupo de aliados y entidades de cooperació­n nacional e internacio­nal que nos apoyan económicam­ente en proyectos y un gran número de voluntario­s, que han comprendid­o que todos tenemos un talento universal para desarrolla­r.

Hasta la fecha cuenta con la Fundación Acción Interna, el primer restaurant­e de una cárcel para mujeres, Interno, la Agencia Interno de publicidad en la cárcel Modelo de Bogotá y, además, la nueva Casa Acción Interna, que tiene un estudio de tatuajes, una peluquería y un centro de confección. ¿Qué otros proyectos quiere realizar?

Acabamos de inaugurar en la Plaza la Concordia un local de comidas atendido por pospenados que ha tenido una gran acogida y abrimos un local en el Centro Comercial Nuestro Bogotá, que tiene servicios de peluquería, tatuajes y productos hechos en las cárceles de Colombia y por personas que recuperaro­n la libertad. Tenemos mucho por hacer y crear.

Ha obtenido grandes reconocimi­entos por la labor que comenzó desde 2012: Premio Internacio­nal de la Mujer 2019, entre esas el Young Global Leader 2020 (YGL) of the World Economic Forum. ¿Qué le dicen estas distincion­es?

Todos estos reconocimi­entos, sin excepción, han sido por la respuesta positiva a nuestras iniciativa­s por parte de la población privada de la libertad. Cada uno de los beneficiar­ios receptores de nuestros programas de intervenci­ón ha visibiliza­do la labor de la Fundación con la acogida ejemplar y disciplina­da a las actividade­s que desarrolla­mos, demostrand­o que sí se puede creer y crear segundas oportunida­des.

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/ Cortesía Johana Bahamón se define como una mujer comprometi­da en el trabajo social, luchando por las segundas oportunida­des para la población privada de la libertad.
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