La caja de Pandora
SOSTUVO CON RAZÓN EL PROFEsor Alfonso Gómez Méndez en su columna del miércoles en el diario El Tiempo que frente a los dineros en el extranjero de los “servidores” públicos solo deben hacerse cuatro preguntas: “1) ¿A cuánto ascienden las cuentas? 2) ¿Fueron oportunamente reportadas a la DIAN? 3) ¿Cuál es el origen de los recursos, si estos llegaran a ser cuantiosos? 4) ¿Quienes han tenido responsabilidades públicas han seguido la norma de esclarecidos hombres de nuestra república como Darío Echandía y Alberto Lleras Camargo de no mezclar negocios con política?”.
Ciertamente no es delito tener activos en el exterior, sean bienes muebles o inmuebles o cuentas bancarias. Deben, sí, declararse oportunamente ante la DIAN. Lo que pasa es que la opinión pública presume que todos los dineros que están en cuentas en el exterior son de origen ilícito. Por eso la Fiscalía debe escudriñar todas y cada una de las cuentas de los 588 colombianos que aparecen en los llamados papeles de Pandora. (A la fecha no se conocen todos los nombres).
No debe haber excepciones de ninguna clase. Por supuesto, a todos se les presume la buena fe, pero sus patrimonios y el de todos deben ser escrutados cuidadosa y detalladamente.
Algunos de los mencionados han dicho que esos dineros están declarados ante la DIAN. Esta entidad tiene que investigar y contarle a la opinión pública si es cierto o no que esos dineros y los bienes en el exterior han sido debida y oportunamente declarados.
En estos tiempos modernos tener plata escondida es casi un imposible, pues todos los países de la OCDE han firmado tratados y convenios sobre información financiera. Panamá, otrora paraíso fiscal, ha implementado en los últimos años siete leyes sobre intercambio de información financiera y transparencia. Lo mismo pasa, por ejemplo, con Estados Unidos, que informa a la DIAN sobre todas las cuentas de los colombianos allá.
Sería pues muy conveniente que la Fiscalía rápidamente empiece a investigar las cuentas de quienes han sido mencionados, incluyendo sus bienes en Colombia y el origen de sus patrimonios. Estoy seguro de que la mayoría han hecho bien las cosas, pero es posible que encuentren billones sin declarar, porque Colombia hoy por hoy es, sin duda, la lavandería más grande del mundo. No de otra manera se explica el crecimiento acelerado de la economía: los dineros ilegales.
Notícula. En el grave caso de corrupción de Centros Poblados y el Mintic no va a pasar nada, pues hay muchas personas importantes e influyentes de este país detrás del delincuente Emilio Tapia, quien, como describe el doctor Gómez en la columna mencionada, está protegido por poderosos con “contrataciones fraudulentas y respaldos políticos al más alto nivel, tanto regional como nacional. Ojalá no se use otra vez el principio de oportunidad para obtener impunidad y conseguir respaldos políticos por la vía de la extorsión”. Ya verán ustedes otro caso en el que habrá mucha impunidad.