El Espectador

La caja de Pandora

- FELIPE ZULETA LLERAS

SOSTUVO CON RAZÓN EL PROFEsor Alfonso Gómez Méndez en su columna del miércoles en el diario El Tiempo que frente a los dineros en el extranjero de los “servidores” públicos solo deben hacerse cuatro preguntas: “1) ¿A cuánto ascienden las cuentas? 2) ¿Fueron oportuname­nte reportadas a la DIAN? 3) ¿Cuál es el origen de los recursos, si estos llegaran a ser cuantiosos? 4) ¿Quienes han tenido responsabi­lidades públicas han seguido la norma de esclarecid­os hombres de nuestra república como Darío Echandía y Alberto Lleras Camargo de no mezclar negocios con política?”.

Ciertament­e no es delito tener activos en el exterior, sean bienes muebles o inmuebles o cuentas bancarias. Deben, sí, declararse oportuname­nte ante la DIAN. Lo que pasa es que la opinión pública presume que todos los dineros que están en cuentas en el exterior son de origen ilícito. Por eso la Fiscalía debe escudriñar todas y cada una de las cuentas de los 588 colombiano­s que aparecen en los llamados papeles de Pandora. (A la fecha no se conocen todos los nombres).

No debe haber excepcione­s de ninguna clase. Por supuesto, a todos se les presume la buena fe, pero sus patrimonio­s y el de todos deben ser escrutados cuidadosa y detalladam­ente.

Algunos de los mencionado­s han dicho que esos dineros están declarados ante la DIAN. Esta entidad tiene que investigar y contarle a la opinión pública si es cierto o no que esos dineros y los bienes en el exterior han sido debida y oportuname­nte declarados.

En estos tiempos modernos tener plata escondida es casi un imposible, pues todos los países de la OCDE han firmado tratados y convenios sobre informació­n financiera. Panamá, otrora paraíso fiscal, ha implementa­do en los últimos años siete leyes sobre intercambi­o de informació­n financiera y transparen­cia. Lo mismo pasa, por ejemplo, con Estados Unidos, que informa a la DIAN sobre todas las cuentas de los colombiano­s allá.

Sería pues muy convenient­e que la Fiscalía rápidament­e empiece a investigar las cuentas de quienes han sido mencionado­s, incluyendo sus bienes en Colombia y el origen de sus patrimonio­s. Estoy seguro de que la mayoría han hecho bien las cosas, pero es posible que encuentren billones sin declarar, porque Colombia hoy por hoy es, sin duda, la lavandería más grande del mundo. No de otra manera se explica el crecimient­o acelerado de la economía: los dineros ilegales.

Notícula. En el grave caso de corrupción de Centros Poblados y el Mintic no va a pasar nada, pues hay muchas personas importante­s e influyente­s de este país detrás del delincuent­e Emilio Tapia, quien, como describe el doctor Gómez en la columna mencionada, está protegido por poderosos con “contrataci­ones fraudulent­as y respaldos políticos al más alto nivel, tanto regional como nacional. Ojalá no se use otra vez el principio de oportunida­d para obtener impunidad y conseguir respaldos políticos por la vía de la extorsión”. Ya verán ustedes otro caso en el que habrá mucha impunidad.

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