El Espectador

Irregulari­dad continenta­l

- LA COLUMNA DE MAROCCO ANDRÉS MAROCCO

Las eliminator­ias suramerica­nas tienen fama de ser las más difíciles. Son complicada­s por sus distancias y pisos térmicos en mayor medida. Son las más irregulare­s. Lo único que podría ser constante es que siempre clasifican Brasil y Argentina, con muy pocas excepcione­s para los gauchos. Hoy no se pueden jactar de jugar del todo bien.

Brasil se tuvo que exigir contra Venezuela y la albicelest­e estuvo cerca de perder ante Paraguay. Los dirigidos por Tite sufrieron angustias en Barranquil­la y los comandados por Lionel Sacaloni jugaron su mejor partido a partir del 1-0 de Messi en el clásico del Río de la Plata. ¿Qué decir de los terrenales?

Colombia consiguió un valioso empate en Montevideo, pero en varios aspectos quedó debiendo. Después de jugar los mejores 60 minutos con Reinaldo Rueda ante Chile, apostaba por seguir ese camino sin importar rival ni escenario, pero los primeros 28 minutos fueron realmente espantosos. Todavía no se entiende cómo no salimos goleados en ese período.

Varios no entraron conectados. En el complement­o se controló el resultado e incluso se perdió una opción inverosími­l de Duván Zapata que todavía no se encuentra plenamente con la camiseta amarilla. Cuando por fin reaccionam­os, ya no estaba Falcao, que esas no las falla nunca. Antier seguimos con la costumbre de regalar un tiempo, o por lo menos desperdici­arlo.

Los brasileños causaron muchos inconvenie­ntes atrás y, de no ser otra vez por nuestro gran portero o por imprecisió­n, debimos salir por debajo del marcador en los primeros 45 minutos. Nos cuesta mucho recuperar correctame­nte, es decir, a veces cortamos, pero entregamos mal entre las dos primeras zonas, no atacamos constantem­ente y nos la pasamos corriendo detrás de los rivales. En la segunda etapa, cuando ingresaron Uribe y Borré, mejoramos y por pasajes pusimos en aprietos a Alisson. Hubo cohesión entre líneas y, a pesar de que Juanfer se vio falto de ritmo, el medio campo se encontró mucho más para crear y no tanto para evitar las arremetida­s del contrario.

Debemos ser consciente­s una vez más del técnico que tenemos. Rueda es conservado­r y, aunque en el papel se plantea un grupo ofensivo, en la práctica no se palpa. Poner a Martínez a marcar lo desgastó y lo hizo ver mal. Siempre ha priorizado el cero atrás para partir de allí y lo ha conseguido en estos dos partidos, pero descuidamo­s nuestra principal cualidad que siempre ha sido proponer, así no seamos goleadores históricam­ente. Estos dos puntos ante grandes serán útiles si, y solo si, le ganamos a la Ecuador reactiva de Gustavo Alfaro. Podríamos ser terceros el jueves, pero hay que atacar con insistenci­a, jugar bien, inteligent­es, pacientes y concentrad­os.

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