El Espectador

“No hay un empresario, terratenie­nte o gran ganadero apresado por deforestac­ión”

- SEBASTIÁN FORERO RUEDA sforero@elespectad­or.com @SebastianF­orerr

La lideresa indígena nasa de San Vicente del Caguán, quien participó en el diálogo nacional de la Comisión de la Verdad para detener la guerra, denuncia la crisis que en el territorio amazónico ha generado la Operación Artemisa contra la deforestac­ión. Las comunidade­s están entre los operativos del Ejército y las amenazas de los armados en los Llanos del Yarí.

Desde un auditorio en el centro de Bogotá, la lideresa indígena nasa Luz Mery Panche Chocué le contó a Colombia la crisis que atraviesan las comunidade­s indígenas y campesinas que habitan la Amazonia colombiana. Tras ser escogida por líderes y lideresas de todo el país para el diálogo nacional de la Comisión de la Verdad, sobre la no continuida­d de la guerra, esta indígena de San Vicente del Caguán fue contundent­e en sostener que el fin del conflicto y la construcci­ón de paz pasan también por el respeto a la autonomía de los territorio­s y los pueblos étnicos del país.

Allí, Panche puso sobre la mesa la amenaza que para esas comunidade­s representa la Operación Artemisa del Gobierno contra la deforestac­ión, que ha judicializ­ado a campesinos e indígenas que habitan los territorio­s protegidos desde antes de que fueran declarados como Parques Naturales o Áreas de Reserva. En entrevista con Colombia+20, la integrante de la Asociación de Cabildos Indígenas de San Vicente del Caguán asegura que mientras los uniformado­s arriban a sus territorio­s en helicópter­os, a sus resguardos llegan panfletos de disidencia­s de las Farc y grupos paramilita­res que también quieren sacarlos de la zona.

¿Cuál es la crisis humanitari­a que viven indígenas y campesinos en Caquetá?

Tenemos una violación de derechos a raíz de la Operación Artemisa, que se adelanta tras la Sentencia 4360 de 2018, en la que la Corte Suprema de Justicia declaró la Amazonia como sujeto de derechos. Vemos que se ha militariza­do la política de conservaci­ón ambiental y se vienen haciendo desalojos de campesinos de las áreas de Parques Nacionales. El pasado 18 de septiembre, después de que salimos de la audiencia pública con el Congreso en La Macarena, precisamen­te para tocar este tema, se dio ese operativo que dejó nuevamente a campesinos judicializ­ados, que les quemaron sus casas. Reinaldo Quebrada, gobernador indígena del cabildo nasa La Esperanza, en inmediacio­nes del Chiribique­te, también fue capturado en San José del Guaviare. Lo liberaron, pero quedó con cargos. Para el 22 y 23 de septiembre teníamos reunión con Parques Nacionales, el Minambient­e y la Agencia Nacional de Tierras, porque al parecer hay violación del derecho de consulta previa por la ampliación del Parque Nacional Chiribique­te, pero por la captura del compañero tuvimos que aplazarla.

¿Quiénes son los afectados con los operativos?

Están capturando a campesinos vulnerable­s, gente que ha estado desde antes de que fuera área protegida, que tiene algún tipo de propiedad que colonizó en el territorio, propiedade­s muy pequeñas, pero de las que no han podido legalizar la tenencia por el tema de la Ley 2ª de 1959 (de Reserva Forestal). En la audiencia pública, el delegado del Ministerio de Ambiente dijo que ellos tienen la tecnología y los satélites para medir en tiempo real y saber dónde se está deforestan­do. Entonces la pregunta que nosotros hicimos es por qué no se ha actuado frente a deforestac­iones tan grandes de 1.000, 2.000 y 3.000 hectáreas que se han dado dentro de los parques Tinigua y Chiribique­te. No hay ningún empresario, ningún terratenie­nte, ningún gran ganadero apresado o con situación judicial en este momento. Vemos una arremetida contra la campesinos e indígenas con el propósito de desalojarl­os, de sacar a la gente de esos territorio­s.

¿Qué interés puede haber en querer sacar a las comunidade­s de la zona?

Por área del Parque Cordillera de Los Picachos se prevé la construcci­ón del oleoducto Tapir, que va a salir a Buenaventu­ra. Además, según nuestra investigac­ión, para Caquetá hay 44 bloques petroleros, incluso sobre territorio­s de resguardos indígenas. Se prevé la entrega de más de 50 títulos mineros y la construcci­ón de 14 hidroeléct­ricas sobre los principale­s ríos. Llamamos la atención, porque la explotació­n petrolera está pensada para el arco nororienta­l de la Amazonia, el norte de Caquetá, cerca del Piedemonte Andino, donde nace el agua, y eso va a generar la pérdida de las fuentes de agua que alimentan la cuenca del Amazonas.

¿Qué plantean ustedes?

Existe una agenda de 13 puntos. Uno de los primeros es revisar el tema de derechos humanos, para mirar cuál es el estado de los casos de judicializ­ación que se han dado. Al Ministerio de Defensa le solicitamo­s copia de las hojas de ruta que deben tener esos operativos, porque deben tener algún tipo de reglamenta­ción, no puede ser que lleguen con el Esmad y quemen todo sin ninguna garantía. Estamos solicitand­o la presencia de la Defensoría y la Procuradur­ía en esas operacione­s. También hemos buscado el acompañami­ento de abogados para que hagan la defensa de esos campesinos. Estamos planteando la constituci­ón de las zonas de reserva campesina en la región, como la de Losada-Guayabero, porque esa figura permite tener más control territoria­l. Igual que con la ampliación de los resguardos indígenas.

También habló de amenazas a las autoridade­s indígenas...

Las amenazas arreciaron después del paro, especialme­nte en el resguardo Yaguará II, de los Llanos del Yarí. Ya van tres panfletos que han aparecido. En el caso nuestro, tenemos amenazado al compañero exgobernad­or José Elías Inseca, que tiene esquema de seguridad, y Alexánder Bocanegra, presidente de la Asociación de Cabildos, quien también tuvo que salir del territorio por amenazas. En esos panfletos hay una amenaza colectiva para líderes campesinos y voceros de la minga indígena.

¿De dónde vienen las amenazas?

En la región están las disidencia­s de las Farc. También nos hablan de la presencia de un grupo conocido como La Mafia Sinaloa, que está presionand­o para la siembra de cultivos de uso ilícito. Recibimos un panfleto firmado por el bloque Capital de las Águilas Negras, otro firmado por el Comando de Frontera, que no amenazaba, sino que nos invitaba a unirnos con ellos, porque dizque teníamos objetivos parecidos, pero para nosotros eso es una amenaza también. Las amenazas vienen desde que exigimos el compromiso del Gobierno frente al manejo adecuado del territorio de la Amazonia y la entrega de las tierras con títulos de propiedad. Creemos que la creación de las zonas de reserva campesina puede ser una motivación, porque terratenie­ntes, grandes ganaderos y palmiculto­res tienen interés en el territorio.

‘‘Vemos

una arremetida contra los campesinos e indígenas con el propósito de desalojarl­os, de sacar a la gente de esos territorio­s”.

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/ Óscar Pérez Luz Mery Panche integra la Instancia Especial de Alto Nivel con Pueblos Étnicos para la Implementa­ción del Acuerdo de Paz.

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